Perperoglou sentencia al Madrid

La pillería de Navarro y el oportunismo de Perperoglou decidieron un clásico ofensivo a ultranza. La canasta, el centenar y la victoria del Barcelona, todo concentrado en los tres últimos segundos. El Real Madrid perdió una oportunidad preciosa para ganar en el Palau. Pero en un partido con la descarada pinta ofensiva que tuvo el primero de la final, estaba cantado que el equipo que tuviera la última posesión, tenía también la última palabra. La defensa del Madrid flaqueó, como la del Barcelona, como durante la mayor parte del partido, precioso y agradecido para el espectador que no sufriera demasiado del corazón porque transcurrió tal como acabó, en el alambre.

Las manos parecían firmes cuando apuntaban al aro rival, flácidas y torpes cuando se trataba de parapetar el propio. El epílogo resumió el desarrollo de una contienda desbocada e igualada a más no poder. El tira y afloja acabó con un frenético minuto final. Dos fallos de Perperoglou, un triple al aire de Rudy Fernández y una canasta de Ayón a falta de 14 segundos devolvieron la ventaja al Madrid (98-99). El Barça, sin un base en la pista debido a las molestias musculares que aquejaron al final a Satoransky y a que Pascual no contó con Arroyo para nada, jugó al corre que te pillo. Y se encomendó como siempre a Navarro. El tapón de Ayón parecía cerrar el debate.

Pero no. El Madrid se enredó con el balón que quedó suelto bajo el aro tras el manotazo del pívot mexicano. Se escapó del control de hasta tres jugadores del Madrid y se fue fuera. Quedaban tres segundos. Jugada cantada para el Barcelona. Balón de nuevo para Navarro. El capitán azulgrana se vio acorralado, pero al mismo tiempo observó que Perperoglou cortaba por dentro de la zona. Con sangre fría, le dio la asistencia con el tiempo justo para que el alero griego dejara suavemente el balón en la canasta del Madrid. Cien puntos. Fin de partido. Victoria del Barcelona.

El partido acabó con una bandeja cuando había empezado como un concurso de triples. El Barcelona tiró tanto de tres como de dos en la primera parte. Pablo Laso optó por un quinteto atípico. Doellman se apostó más allá de la línea de 6,75 metros y desde allí acribilló el aro madridista. Ni Thompkins primero, ni Felipe Reyes después, ni finalmente Nocioni lograran frenar al ala-pívot de Cincinnati. El Madrid entró con mucha parsimonia. Satoransky, Doellman y Perperoglou impusieron su ritmo y su buena mano. El Barcelona abrió brecha (14-4). Las apariciones de Rudy y Llull igualaron la contienda. Abrines y Pau Ribas irrumpieron con la misión obligada de frenarlos.

La apabullante puntería de Doellman, finalmente con seis triples, los cinco primeros en la primera parte, modeló el ataque del Barcelona. Pero si resulta especialmente difícil abrumar al Madrid es a base de triples. Sus cañoneros suelen moverse a gusto en ese tipo de planteamientos. Rudy, Carroll, Nocioni, Maciulis, Llull, todos fueron encontrando posiciones francas desde posiciones lejanas, gracias a un sinfín de bloqueos.

El Madrid sacó rédito de la mejora en el rendimiento de Sergio Rodríguez, de todas formas lejos de su mejor versión, Maciulis, y sobre todo de la superlativa actuación de Llull y Carroll. Sus ventajas fueron cortas (47-50). Le costó hacerse fuerte en defensa al equipo de Laso. Durante muchos minutos su único dilema fue verse superada por los triples o por los tiros libres que facilitó con sus faltas, incluida una antideportiva de Nocioni y la eliminación prematura de Taylor.

La velocidad de Llull, con 14 puntos y 10 asistencias, y la garra de Nocioni, que le ganó la partida a Samuels, le proporcionó al Madrid unos minutos de supremacía (82-84). Pero nadie logró poner tierra de por medio. El Barcelona contestó con muy buenas combinaciones de Doellman, Satoransky, Perperoglou, Navarro y Tomic, que sumó ocho asistencias. Y al final, decidió la pillería de Navarro y el oportunismo de Perperoglou. El segundo partido, mañana (19.00, La1 y C+ Deportes), de nuevo en el Palau.