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La eclosión de Banega

El centrocampista argentino, recién fichado por el Inter de Milán, deja atrás su imagen de futbolista indolente y poco disciplinado

Rafael Pineda
Banega lleva el balón ante el panameño Cooper, en la segunda jornada.
Banega lleva el balón ante el panameño Cooper, en la segunda jornada. OMAR TORRES (AFP)

“A mí lo que más me gusta de Banega es que juega la final de la Liga Europa como yo jugaba en el colegio”. Las palabras de Coke, capitán del Sevilla, definen el fútbol del centrocampista argentino, talentoso por naturaleza, que ha cobrado una nueva dimensión en sus dos años en el club andaluz, saldados con dos títulos de la Liga Europa y dos clasificaciones para la Liga de Campeones. Banega llegó a Sevilla en el verano de 2014 procedente del Valencia, donde dejó muestras de una gran calidad, pero también de una irregularidad que propiciaron su salida para el Sevilla por dos millones de euros.

En la capital de Andalucía le esperaba Unai Emery, el entrenador que ya lo dirigió en Valencia y que ha sido pieza clave en el resurgir de Banega. Una mejoría que ha llegado a sorprender a los técnicos del club y que ha aumentado su rendimiento de manera espectacular. En estas dos temporadas, Banega ha jugado 94 partidos y ha metido 12 goles en todas las competiciones que ha disputado. “A Banega yo lo quiero porque es un chaval que ama el fútbol. Además, se hace querer y cuando llegas a él te entrega su fútbol, que es lo que ha hecho con el Sevilla”, afirmó Emery justo después de que se confirmara la marcha de Banega al Inter de Milan.

Ese cariño le ha permitido a Banega dar un salto gigantesco para dejar atrás la imagen de futbolista indolente y poco disciplinado que le perseguía. Banega se ha sentido arropado por el vestuario del Sevilla, donde llevan la voz cantante Coke y Pareja. Su compromiso ha llegado a sorprender a compañeros y técnicos. “Solo los grandes se van de esta manera. Gracias por la magia amigo, gracias por tu amistad y por todos los momentos que vivimos juntos”, aclaró el propio Pareja cuando se confirmó la marcha de uno de sus mejores amigos del vestuario. “Te vamos a extrañar, cabecita”, añadía el central, el hombre que más ha hecho para adaptar a Banega a Sevilla. Ambas familias han compartido más de un asado en la urbanización donde habitan.

Más delgado

Solo en el comienzo de la temporada 2014-15 el centrocampista argentino albergó algunas dudas acerca de su rendimiento, hasta el punto de que Emery lo sentó en el banquillo. Poco a poco, mejoró sus prestaciones físicas y se hizo de nuevo con la titularidad. Su explosión se produjo en la Liga Europa, donde fue parte fundamental en el triunfo final del Sevilla ante el Dnipro. Sus partidos en las eliminatorias ante el Borussia, Villarreal, Zenit y Fiorentina fueron sobresalientes.

El pasado verano, a los técnicos les llamó la atención lo fino que había llegado para comenzar la pretemporada. Definitivamente, se había convertido en otro futbolista. Su prestigio en el vestuario aumentó de forma considerable, hasta el punto de indicarle al director deportivo, Monchi, en diciembre y con el Sevilla sin despegar, que el equipo iba a revalidar el título de la Liga Europa. El director deportivo se quedó bastante sorprendido. Banega, al igual que en la pasada temporada, comenzó a aumentar su rendimiento a medida que avanzaba el ejercicio. Este año sufrió, además, un par de lesiones que le impidieron jugar cinco de las 10 primeras jornadas de Liga. Nada impidió otra temporada fantástica y otro título de la Liga Europa.

Su exhibición en los dos partidos de semifinales de la competición todavía se guarda en la mente de los aficionados. Banega, en plena madurez, dio un recital ante el Shakhtar y en la final contra el Liverpool. Cumplido con creces el papel de sustituto de Rakitic, Banega dejó de ser un chaval de Rosario para convertirse en un futbolista de los buenos, capaz de competir miércoles y domingo. A sus 27 años, además, se ha convertido también en una pieza importante de Argentina. A la selección se ha convertido en un fijo desde el pasado Mundial de Brasil. Martino confía en un jugador que acumula 42 internacionalidades absoluta, con cinco goles.

Messi, a un gol de igualar a Batistuta

Después de los tres goles que Messi marcó en media hora a Panamá, La Pulga se encuentra a solo un tanto de igualar las 54 dianas de Gabriel Batistuta como máximo anotador de la Albiceleste.

Batigol, un gran nueve de área, completó esta cifra en 77 encuentros, mientras que Messi ha llegado a los 53 en 109 partidos.

El primer gol de Messi con Argentina fue en un amistoso contra Croacia en marzo de 2006. Desde entonces han pasado más de 10 años y el barcelonista ha ido engordando su cuenta, con tantos en todo tipo de eliminatorias, hasta llegar a solo uno de Batistuta. Messi ha marcado a 26 selecciones diferentes.

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