El Alavés vuelve a Primera
El conjunto vitoriano regresa a Primera 10 años después tras haber jugado en 2ªB y superado un concurso de acreedores
El clan de los García, Manu y Raúl, un vitoriano y un coruñés, pusieron el sello de lacre en el ascenso del Alavés a Primera División tras vencer al Numancia con dos goles en la primera parte. El Alavés, con Mendizorroza a reventar con casi 20.000 espectadores, una fiesta estruendosa. Dependía de sí mismo y al minuto 22 encarriló el ascenso tras cabecear un centro acrobático de Toquero. 18 minutos después, Raúl García hacía el segundo con toque de calidad en la ejecución de un libre directo que supero la barrera y se fue a la escuadra.
Y pensar que el Alavés quizás había batido el récord de entrenadores en una temporada, nada menos que cinco, en 2006-2007, la última del inolvidable Piterman: Bañuelos, Clos, Fabri, Luna y Yagüe. Claro que quien entrenaba era Piterman. Y pensar que desde 2003, cuando lo dejó el inolvidable Mané, el rey del Pink Team, de la UEFA, de la eliminación del Real Madrid en la Copa del Rey, de dos clasificaciones europeas, el Alavés ha tenido 21 entrenadores en 13 temporadas y que en 2002-2003 bajó a Segunda División y en 209 a Segunda B. Planeaba sobre el Alavés el cierre de persiana. Piterman no solo había destrozado deportivamente al Alavés, tras haber destrozado el Racing, en una operación incendiaria del fútbol del norte, sino que había sumido al Alavés en una depresión económica cuando se fue en 2007 dejando el club en Ley Concursal, al borde del abismo, sobre todo cuando en 2009 descendió a 2ªB. Las nubes amenazaban tormenta, nublando el sol de Dortmund cuando perdió en 2001, ante el Liverpool, la Copa de la UEFA por el gol de oro en la prórroga (5-4)... y en propia puerta.
Poco a poco se fueron quedando en el olvido tipos como Tomic (El Sabio), Iván Alonso (El Bravo), Javi Moreno (El Avispado), Jordi Cruyff (El Dandy), Desio (El Jefe). Era el primer equipo debutante en la historia de la Copa de la UEFA que alcanzaba la final. El descenso fue lo más parecido al tobogán del infierno. El descenso en 2003, tras haber jugado la UEFA (y ser eliminado por el Besiktas) concluyó un ciclo. Lo malo para el Alavés es que no fue un ciclo deportivo, sino además económico y social.
Hasta el 2 de abril de 2011 cuando se hizo cargo del club Joxean Querejeta, dueño del Baskonia, no vio el Alavés el sol entre las nubes. Baloncesto y fútbol habían convivido sin desavenencias sociales ni deportivas. Institucionalmente, era otra cosa. Querejeta unió a dos aficiones unidas, que solo se enfadaban cuando los partidos coincidían en horario. En 2013, el Alavés retornó a 2ª División tras vencer al Jaén con un gol de penalti de Viguera (ahora en el Athletic) y dos años después salía de la ley concursal: dos asuntos cumplidos. Solo a partir de ahí se podía crecer.
Y ha crecido. Sin figuras y sin más fisuras que las que provoca la urgencia. Bordalás, el técnico ha salido dañado de esta travesía, en la que ha mostrado su malestar por la escasez de su plantilla, un colectivo igualitario, sin figuras predominantes, al estilo de lo que exige la 2ª División, donde la solidaridad y el esfuerzo son asuntos innegociables. Como en aquellos tiempos, Vitoria, la capital de la Comunidad Autónoma Vasca, con 242.000 habitantes cuenta desde ahora con un equipo de élite europea en baloncesto y un equipo de fútbol en Primera División. Productividad máxima.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.