Guía para seguir las 500 millas de Indianápolis en su centenario
Por primera vez en la historia, la legendaria carrera de la Indycar, que se celebra este domingo, vende todas las entradas
En Indianápolis están tan locos por las 500 Millas de Indy 500 que hasta la ciudad donde se celebra adquirió el nombre de su circuito a principios del siglo XX: Speedway. Speedway es un pequeño enclave residencial de poco más de 10.000 habitantes. Un simple trazado de calles y casas adornadas con banderas de cuadros, monoplazas en miniatura y un cartel recurrente en el imaginario de este paisaje plantado en el medio oeste norteamericano: "Welcome race fans!", que da la bienvenida a los aficionados que se acercan al complejo más grande del mundo para el deporte de motor. Más de 300.000 se concentrarán este domingo para presenciar la carrera de las 500 Millas de la Indycar en el año de su centenario, evento al que EL PAÍS acude invitado por la cadena ESPN y que en España se podrá seguir en directo en Canal+ Deportes (18.19).
El motor de la IndyCar
Indy 500 es la sexta carrera del calendario de la IndyCar, la competición de monoplazas más importante de Estados Unidos. Su mística la convierte en el motor económico y en el corazón deportivo de una competición que está empezando a remontar el vuelo tras unos años de decadencia. La victoria otorga el doble de puntos que el resto de carreras, como en Sonoma, donde se celebra la última del año.
Todo vendido
La organización ha anunciado a bombo y platillo que por primera vez en la historia la carrera ha vendido todas las entradas. Sin embargo, la entidad que gestiona el circuito mantiene el secretismo y no da una cifra oficial de asistencia, que algunos medios estiman por encima de los 350.000 espectadores. El cartel de no hay billetes tiene una consecuencia importante para Indianápolis. Por primera vez desde principio de los años 50 al Estado se le permite contar con una retransmisión en directo por televisión, algo que se le denegaba para estimular la asistencia a las gradas.
Pole
A diferencia de otras citas del calendario, la clasificación para las 500 millas se celebra un fin de semana antes de la carrera. En esta edición, la pole se la llevó el canadiense James Hinchcliffe, que el año pasado estuvo a punto de perder la vida en esta misma carrera tras un terrible accidente.
Presencia española
Precisamente, Hinchliffe será el compañero de equipo de Oriol Servià en Sam Schmidt Motorsport este domingo. Servià (Girona, 41 años) no tiene esta temporada asiento fijo en la Indycar y solo participó en la primera carrera para sustituir a Will Power en Penske por enfermedad. Este fin de semana vuelve al asfalto en las 500 millas partiendo desde una buena 10ª posición. Serviá lleva 16 años en la máxima categoría de la competición y es toda una institución entre los pilotos.
Favoritos
En una carrera tan imprevisible como las 500 millas es difícil señalar favoritos. Sin embargo, algunas voces autorizadas como la del expiloto de fórmula 1 Eddie Cheever, campeón en Indianápolis en 1998, apuntan a que quien quiera coronarse el domingo tendrá que centrarse en batir a un piloto en concreto: Juan Pablo Montoya. El colombiano, expiloto de Williams y McLaren en la fórmula 1, fue el campeón en la edición del año pasado. En la general, el piloto de Penske de momento ocupa la tercera posición (160 puntos), por detrás de Simon Pagenaud y Scott Dixon, el campeón de la IndyCar 2015.
200 vueltas al óvalo
Las 500 millas se corren en un óvalo de 4,023 kilómetros de longitud y los pilotos deben completar 200 vueltas para cruzar la meta. La carrera suele demorarse más de tres horas, dependiendo del número de incidentes que se produzcan, y la estrategia de paradas, si no pasa nada, es de seis paradas, según explica el español Raúl Prados, ingeniero jefe de Takuma Sato en el equipo A. J. Foyt
El coche
Una de las principales diferencias entre la IndyCar y la fórmula 1 es la extrema igualdad entre los coches en la carrera americana. Todos comparten chasis, las suspensiones, frenos.... Prácticamente todo menos el kit aerodinámico y el motor, de los que hay dos, uno fabricado por Honda y otro por Chevrolet; y los amortiguadores, que cada equipo puede diseñar por su cuenta
¿Y si llueve?
Si llueve, no se corre. No hay neumáticos de lluvia. De hecho solo hay un tipo de neumáticos especial para la carrera. En Indianápolis las ruedas de la izquierda son más pequeñas que las de la derecha para que se pueda girar mejor
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.