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Un final de alto voltaje

El Barcelona, que depende de sí mismo para ganar la Liga, ha vencido seis de las siete veces que se jugó el laurel en la última jornada con el Madrid

Serna, Busquets y Guardiola, escuchando por la radio el desenlace final del partido de 1992 entre el Madrid y el Tenerife. RAFA SEGUÍ | VÍDEO: ATLASFoto: atlas
Jordi Quixano

El laurel de la Liga se lo discuten esta tarde el Barcelona y el Madrid, toda vez que el Atlético quedó apeado tras caer en campo del Levante. La Liga depende del Barça porque le alcanza con ganar en Granada. Pero un traspié, acaso un empate, le valdría al Madrid para llevarse el torneo, siempre que se imponga al Dépor en el Bernabéu. La historia dice que al club azulgrana se le da mejor el sprint final; se ha impuesto al sempiterno rival en seis de las siete ocasiones que se jugaron la Liga en la última jornada.

1928-29. La Liga inaugural

El presidente Arcadi Balaguer, que tomó el relevo de Joan Gamper, dimitió ese curso tras reorganizar al Barcelona, que atravesaba momentos difíciles. Con él se marchó el técnico Romà Forns, que dejó al equipo en mitad de la tabla. Y aunque tuvo una oferta del Madrid, una grave enfermedad le hizo regresar al Barça como segundo de James Bellamy, un inglés que triunfó al aterrizar.

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El Madrid de José Berraondo alcanzó la última jornada con dos puntos de ventaja sobre el Barça, que contaba con un partido menos. Perdieron ante el Athletic (2-0), vencieron los azulgrana al Real Unión (4-1) y se llevaron el título en el duelo pendiente con el Arena de Getxo (0-2). “El equipo realizó juego de pases sin acertar en el remate. Hasta que el oportunismo de Parera, excelente extremo, determinó la victoria”, reflejaba la crónica del Mundo Deportivo. “Hemos salido a jugar buen fútbol, convencidos de ganar, y lo hemos logrado”, dijo Samitier, recibido de forma multitudinaria junto a sus compañeros en el apeadero del Paseo de Gracia.

1952-53. ‘Triplete’ azulgrana

Afectado de tuberculosis, Kubala se marchó a una masía en Monistrol de Calders por tres meses junto al doctor Recasens. Se perdió 13 jornadas, pero volvió para liderar la recuperación del equipo de Daucik —suegro de Kubala—, que primero hizo frente al Espanyol de Scopelli (utilizaba mascarillas de oxígeno en los descansos para mejorar el rendimiento) y después al Madrid, que en la última jornada estaba un punto atrás.

Venció el Barça al Athletic (3-2) y el Madrid de Juan Antonio Ipiña perdió ante el Celta (2-1). Días después, el equipo azulgrana se alzó con la Copa del Generalísimo y, sin jugar por la doble conquista, también la Eva Duarte.

1959-60. Bravuconada de HH

“Hemos tocado fondo. Ahora seremos campeones”, soltó en tono fanfarrón el técnico Helenio Herrera a mitad de temporada, harto de las “injusticias arbitrales” a favor del Madrid de las Copas de Europa de Di Stéfano, Puskas y Gento. Y HH se salió con la suya.

El Barça se presentó en la última jornada líder empatado con el Madrid, aunque con el golaverage a favor. “Le dije al equipo que me ayudara a plantar cara al rival porque eso sería un recuerdo para toda la vida. Así que mejor que no se lo quedaran ellos”, cuenta el capitán Qimet Rifé; “y durante el calentamiento Helenio nos decía sin parar: ‘A ganar, ¿eh?’ o ‘calentad, calentad’. Funcionó; el Barça goleó al Zaragoza (5-0) y el Madrid venció a Las Palmas (0-1). “Se montó gorda en Les Corts y el Ayuntamiento”, recuerda Rifé. Pero Helenio ya no estaba, despedido del Barcelona porque se había comprometido con el Inter.

1991-92. Quimera en Tenerife

El Madrid de Beenhakker tenía un punto de ventaja y le valía con un empate en Tenerife. “Si no ganamos la Liga, los culpables seremos nosotros porque hace dos semanas que debíamos ser campeones”, señaló Cruyff.

A los jugadores se les hicieron interminables esos cinco minutos de retraso que existía con el duelo de la isla, después de cumplir con su parte al ganar al Athletic (2-0). Ocurrió que el Tenerife remontó un 0-2 con goles de Estebaranz, Rocha en propia puerta y uno último de Pier. “En la primera parte no se escuchaba nada, pero en la segunda sí había ruido, sí”, explica Amor; “sabíamos que algo bueno pasaba. Y cuando acabó el partido en Tenerife hubo tal momento de explosión de alegría que ni me acuerdo que hice entonces”.

1992-93. Una historia calcada

Cruyff fue claro en el balcón de la plaza Sant Jaume: “Soy la persona más feliz del mundo, pero seguiré cabreado por haber ganado en la última jornada”. Resulta que la historia, caprichosa, deparó el mismo final con idéntico desenlace. Stoichkov hizo su gol a la Real (1-0) y el Tenerife superó al Madrid (2-0) con tantos de Dertycia y Chano. “Teníamos que ganar, pero no había mucha confianza en que fallase otra vez el Madrid”, relata Jon Andoni Goikoetxea; “mientras jugaba oía murmullos, pero al final se desató la locura porque era inesperado”.

Valdano recogió el testigo: “No he sido verdugo del Madrid sino mecenas del Tenerife. Ha ganado la honradez”. Y Cruyff resolvió: “Rexach y yo tenemos suerte, quizá es parte de nuestro estilo”.

2006-07. Silencio sepulcral

Tras los empates ante el Betis y el Espanyol, el Barça perdió una renta de nueve puntos para llegar a la clausura empatado con el Madrid, pero con el goalaverage en contra. “Lo habíamos hecho muy mal y aunque mirábamos de reojo al Bernabéu, no nos hacíamos ilusiones”, recuerda Edmilson. “No dependíamos de nosotros. Nuestra esperanza era muy pequeña”, ahonda Deco. El Madrid ganó la Liga tras vencer al Mallorca (3-1). “Este título ha sido el de la unión, de la fe”, expresó Raúl.

Escuchamos que el Mallorca se adelantó, pero quedaba mucho”, dice Deco; “hicimos nuestro partido (1-5 al Nàstic), aunque el Madrid ganó (3-1)”. Le sigue Edmilson: “Fue duro porque tuvimos la Liga cerca”. Deco se suma: “El vestuario era silencio absoluto. Ya no había nada que decir”.

2009-10. Sardana azulgrana

El Barça venía de caer en las semifinales de la Champions ante el Inter, un batacazo mayúsculo porque soñaban con disputar la final en el Bernabéu. “Un gran golpe porque lo tuvimos muy cerca”, relata Bojan. “El juego estuvo de nuestra parte, pero no el resultado; fue complicado de digerir”, añade Piqué. Pero el equipo se repuso a tiempo. “Llegamos a la última jornada dependiendo de nosotros mismos”, rememora Bojan.

El Barcelona batió al Valladolid (4-0) y el Madrid empató con el Málaga (1-1), por lo que el laurel fue azulgrana. “El retraso del inicio del partido hizo que entre nosotros y la grada hubiera una bonita sintonía”, dice Bojan. Lo mejor fue al final, con la sardana —el festejo que hacía el equipo de Guardiola alrededor del círculo central— para celebrar la Liga. “Fue merecido”, resume Bojan. “Y tanto”, remata Piqué, que hoy espera repetir éxito.

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