Nairo y Arrieta, de excursión por el Tour
El director y el líder del Movistar pasan unos días en Francia reconociendo las etapas de julio
José Luis Arrieta mira a Nairo Quintana jugar con la nieve en Suiza y piensa que es como un niño, y el cutis del colombiano, sin una arruga, y sus ojos chispeantes en las fotos que le hace, se lo confirman. “Nairo es un niño”, dice el director, que no por ello se siente ni su padre ni su hermano mayor ni su jefe ni siquiera su amigo. “Es difícil definir lo que soy”.
Terminado el pasado domingo con victoria el Tour de Romandía, el ciclista que intentará ganar el Tour y el técnico que le ha dirigido toda su carrera en el Movistar cogieron un coche, cargaron una bicicleta y se fueron de excursión por los Alpes. La razón era reconocer las etapas más decisivas del próximo julio, que se convirtió en disculpa para varios días de convivencia y reconocimiento mutuo, ellos, que durante las carreras viajan en vehículos distintos y con distintas misiones, pero que se necesitan y dependen finalmente uno de otro.
“Pero Nairo es como es por su padre y por su madre”, dice Arrieta, que, escuela Banesto obliga, quiere quitar importancia a su trabajo. “La ambición es lo que le hace ganar. El ciclista es el que siempre toma la última decisión”.
Con Arrieta al volante, Nairo reconoció la durísima etapa de la Forclaz, donde Anquetil engañó a Bahamontes en el 63, y la subida inédita a la presa suiza de Emosson, que le encantó al colombiano como encanta a los escaladores. La casi cronoescalada de Sallanches, que puede que exija cambio de bicicleta, tampoco le disgustó. En la Joux Plane, que ya conoce bien porque allí triunfó en la Dauphiné de 2012, un chavalín de 22 años entonces, Arrieta aprovechó para contarle historias que él vivió de cerca como ciclista y que le ayudarán a aprender mejor su oficio. Le habló de la pájara de Armstrong ante Ullrich en 2003 y del ataque de Landis en 2006 y la defensa imposible de Pereiro. “Es el último puerto del Tour. Allí Nairo tendrá que atacar, o para ganar o parara defender”, dice Arrieta. “A Nairo ha habido veces que le he frenado y otras que le he acelerado. Y algunas no me ha hecho caso. Él tiene piernas y cabeza. Y memoria”.
Escuela navarra
Arrieta, navarro como el equipo en el que desarrolló casi toda su carrera profesional, cree en la necesidad de mantener y transmitir la escuela creada por José Miguel Echavarri y Eusebio Unzue, los directores de Perico e Indurain entre muchos. “Hemos sido todos corredores hechos por el equipo. Hemos mamado lo que somos ahora. Hemos visto, oído, seguido, aprendido, de José Miguel y Eusebio y lo hacemos ahora inconscientemente, sin darnos cuenta: somos lo que hemos aprendido”, dice. “Y hemos aprendido a no hacer todo por las bravas, a ser pacientes”.
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