Sí, Márquez volvió a ganar en Austin

La pregunta era obvia. ¿Podría alguien ganar a Marc Márquez en Austin? De momento no lo ha hecho nadie. Tampoco esta vez. Tampoco este año en el que la Honda le complica tanto las cosas en la pista que debe echar más horas en el gimnasio que nunca. Si no, a ver cómo iba a conseguir llevar la moto por dónde él quiere. No hay más que ver cómo va el resto de hondas de la parrilla. O cómo sufre su compañero de equipo. Pero el chico de Cervera, acostumbrado a pilotar con su cuerpo, a tirar de derrapadas, a vencer la resistencia de una máquina salvaje como esta RC213V, a la que le cuesta acelerar más que nunca, se mueve como nadie en este trazado tan técnico y exigente para el físico, tan divertido y tozudo a la vez. Y por cuarto año consecutivo no hubo nadie que le hiciera sombra siquiera. En una carrera trufada de caídas brilló el llanero solitario, que se impuso desde la curva uno.

Salía Márquez desde la primera posición, y la defendió en aquella dificilísima primera curva: un auténtico embudo, una pendiente terrible con un ángulo muy pronunciado; allí donde tantos se equivocan, él empezó a marcar terreno. Y desde entonces se esforzó por marcar distancias. Bien valió la pena jugársela con la elección del neumático delantero. Fue el único de los pilotos en cabeza que se decantó por el blando. Y aquello le permitió abrir distancia en los primeros giros en este Circuito de las Américas, bello y pizpireto, del que pocos conocen el secreto. De hecho, sólo él, el único ganador de este gran premio desde que entrara en el calendario en 2013, fue capaz de rodar en 2m, 0'4s. Consistente. Tenaz.

Así, a ritmo de vuelta rápida, se abrió paso y construyó su victoria. No le hizo falta más. Llegado al ecuador de la prueba ya le sacaba cuatro segundos a Lorenzo, que iba en segunda posición desde la quinta vuelta y sufría mucho en las frenadas. Y así acabó, rodando en solitario hasta el final, sin necesidad ya de conservar un ritmo tan alto. Les sacó seis segundos a Lorenzo y 11 a Iannone –séptimo en la parrilla tras renunciar a la apelación por el incidente con Dovizioso en Argentina, beneficiado al final por las múltiples caídas en cabeza– y firmó su segunda victoria del año. No fue de las carreras que más le gustan –“No ha sido de las más divertidas”, dijo–, pues él prefiere bregarse con sus rivales y protagonizar algún adelantamiento al límite. Pero en este trazado su superioridad es tanta que no fue el caso.

Lo que para Márquez fue una prueba tranquila para otros fue un auténtico desastre. El estado de la pista, muy resbaladiza acabó por sentenciar a quienes habían tenido más dificultades durante el fin de semana. El primero en irse al suelo fue Rossi. Empezó con dificultades y perdió posiciones en los primeros giros: salía desde la primera línea, pero rodaba sexto cuando se cayó al entrar en la zona más rápida del circuito, en la curva dos. Si un día antes su compañero de equipo le señalaba por haber copiado sus reglajes y fijarse “hasta en las marchas que metía en las curvas”, según dijo aquel literalmente, el domingo el italiano sucumbió en el escenario en el que mejor se defiende: la carrera.

Poco después, un error en la frenada de la primera curva, allá donde termina la recta de meta, después de 41 metros de desnivel, acabó con un aparatoso accidente: a Pedrosa, que ha sufrido muchísimo todo el fin de semana –como consecuencia del cambio de neumáticos, mucho más duros por motivos de seguridad– se le bloqueó la rueda delantera y se llevó por delante a Dovizioso, a quien arrastró fuera de la pista. Era la vuelta siete. En la ocho hubo otro accidente con dos pilotos implicados: Crutchlow y Smith. La pista, ya de por sí difícil, estaba en condiciones muy delicadas.

Quién sabe si aquel aceite que se encontró en el asfalto después de pasear a los pilotos en descapotables para que saludaran a las gradas justo antes de la carrera de Moto3 y que obligó a retrasar el inicio de la prueba acabó provocando tantas caídas inesperadas. No es fácil ver fallar a Rossi. Sí lo es ver ganar a Márquez en Austin, que se destaca en la general.