Javier Fernández y el reto de volver a ganar el Mundial

Dice Javier Fernández que cuando patina quiere que la gente vea una película. Que vea a Charlot, al Zorro, a un pirata del Caribe o el mismísimo barbero de Sevilla, según la época. Pero lo que adivina ahora el público es a un campeón del mundo sonriente y cercano al que adora, de gran carisma sobre el hielo, que interpreta con todas las partes de su cuerpo cuando patina... y con una gran losa sobre los hombros. La que le pone su compañero de entrenamientos en Toronto (Canadá), el japonés Yuzuru Hanyu, el campeón olímpico, el hombre que batió todos los récords imaginables en la final del Grand Prix en Barcelona y que es la principal amenaza del español para revalidar la corona mundial a partir de hoy en Boston. El duelo está abierto.

La previa se resume en 38 puntos. Es lo que separó a los dos patinadores el pasado mes de diciembre en Barcelona. Javi había hecho su mejor marca personal (292,95 puntos tras sumar las notas del programa corto y el largo), pero Hanyu rompió todos los récords para lograr 330,43 puntos. El nuevo techo del patinaje sobre hielo. La locura.

El español debió pensar: ¿Qué más puedo hacer? Pues apretar. Volvió a la pista de hielo de Toronto, donde vive desde hace años, a las sesiones intensas de trabajo con Brian Orser, el entrenador del momento, al estímulo que supone tener a su máximo rival al lado, y decidió añadir dificultad a sus programas. El hombre que se hizo famoso por introducir tres cuádruples en el ejercicio libre, el más creativo, decidió ir a por más.

Con Hanyu como acicate, en el Campeonato de España de diciembre el español ya hizo un nuevo cuádruple (el segundo) en su programa corto. Y a finales de enero, en el Europeo de Bratislava añadió un triple axel en el programa libre. El resultado: nueva plusmarca personal a pesar de algunas imprecisiones (302,77 puntos) y el cuarto título continental a la mochila.

Desde entonces, Fernández ha sufrido un par de lesiones que han frenado ligeramente su preparación, la más molesta en la pelvis. Pero los que le conocen bien aseguran que está completamente recuperado. Hanyu ha dejado atrás una dolencia más grave: sufrió una inflamación de un tendón de la pierna izquierda que le obligó a olvidarse de los cuádruples por un tiempo.

Tras los cambios y antes de calzarse los patines y salir al hielo, la diferencia hoy es mínima entre los dos grandes patinadores de la temporada, aseguran los expertos. Hanyu solo tiene una ventaja de 0,96 puntos, una pizca en un deporte que se decide por decenas de puntos. Pero el japonés tiene más rodados sus ejercicios que el español, los ejecuta con más seguridad, y el patinaje, como la gimnasia, es un deporte en el que hasta el mayor especialista puede fallar y acabar tendido en el hielo. Punto para Hanyu.

Aunque la mayoría observa este Mundial como una carrera sin tregua entre los dos favoritos no son los únicos patinadores con posibilidades en una competición que se presume como la de más dificultad de la historia. Ahí está un renacido Patrick Chan, doble campeón del mundo, la última vez en 2013. O el kazako Denis Ten, que logró en Sochi un bronce olímpico que todos adjudicaban a Fernández. Un chino, el otro japonés...

Para el campeón del mundo, que desde que fue cuarto en los Juegos de Sochi no se baja del podio, el reto es ganar a Hanyu en plenitud de forma. Y dicen los entendidos que puede hacerlo. Pero a Javi Fernández lo que le preocupa realmente es patinarlo bien.