La lógica del Barça

Los partidos de fútbol empiezan con el marcador cero a cero. Hasta que no se dicte otra cosa, esto seguirá siendo siempre así. Sin embargo en la liga española de los últimos años, el Barça es el único equipo que da la impresión de que los comienza ganando. Por su parte, los equipos que se le enfrentan también dan la impresión de que no lo comienzan a cero, sino perdiendo.

Claro que esto solo les ocurre ante el Barça. Por ejemplo, el Barça juega contra el Arsenal el partido de vuelta de la Champions y comienza el match con cero a dos, que es el resultado del partido de ida. Pero en realidad a esos dos goles se le debe sumar como mínimo un par de tantos imaginarios más. Eso el Arsenal lo sabía, por eso se le hizo tan cuesta arriba revertir el resultado.

El domingo el Barça comenzó contra el Villarreal ganando. Eso no lo puso nadie en duda. A los dos goles con los que se fue al descanso, todo el mundo ya le sumó los imaginarios, que eran dos o tres, eso nunca se sabe con seguridad. Pero esta mágica inercia sufrió un pequeño contratiempo en El Madrigal. El Barça terminó empatando. ¿Pero empataron realmente? La lógica cartesiana no lo discute. Pero la del Barça, sí. Se repite hasta la coronilla que en el fútbol no hay lógica. Y algo de verdad hay en ese latiguillo. Digamos que no hay una lógica.

Hay varias. Una de ellas es la que impone el Barcelona. Por eso el domingo lo lógico hubiera sido que los jugadores después del partido salieran abatidos. Nada más lejos. Ellos saben, según su demoledora lógica, que ganaron. Lo que nosotros no sabemos es misteriosamente por cuánto. A diferencia del Villarreal que sabe muy cartesianamente que empató.