Luis Suárez: “No sé cómo le pegué”
El uruguayo, con un remate espectacular y una asistencia a Neymar, mata al Asenal buscando la espalda de su defensa
El Arsenal murió atacando, apuñalado por un Barça que le buscó la espalda y se la encontró. La historia reconocerá de por vida la idea sobre la que Arsène Wenger construyó el tránsito a la modernidad. Anoche, de perdidos al río, el francés mandó a su equipo a buscar al Barcelona muy arriba, porque no le quedaba otra que marcar dos o tres goles. Así lo avisó en la previa y así ocurrió. Pero Luis Enrique y su equipo de analistas tenían previsto el antídoto, que pasaba por jugar en largo, obviando las transiciones, ignorando las contras. Frente a la osadía, se trataba de ser más profundos que nunca en el camino del gol, o los goles, que decidieran la eliminatoria y sellaran el pase a cuartos por novena temporada consecutiva. Y el plan salió perfecto.
El marcador lo abrió Neymar. Lleva 26 goles el paulista en lo que va de temporada, tres en esta edición de Liga de Campeones, 80 desde que fichó por el Barcelona en el verano de 2013. Ayer se aprovechó de la asistencia número 18 de Luis Suárez. El 9 más generoso que jamás haya pasado por el Barcelona. El uruguayo, inmenso, pasó y definió y si en el primer tiempo jugó para ofrecerse en largo y buscó a Neymar y a Messi en profundidad, en el segundo tiempo fue él quien le encontró la espalda a toda la defensa del Arsenal dentro del área. En posición de rematador, de puro nueve, y no perdonó. Aprovechó el centro pasado de Alves para rematar de volea, por la escuadra. “No sé con qué le pegué. Más o menos con el empeine, pero lo importante es que ha entrado”, aseguró el Gordo. 43 tantos lleva, ejerciendo de lo que es, un goleador superlativo y, además, un futbolista inteligente en sus movimientos, que le permitieron al Barcelona estirarse para acercarse a Ospina, especialmente en el primer tiempo.
La sentencia del 10
Tanto se estiró el Barça que a los volantes, Iniesta y Rakitic, la ida y vuelta se les hizo más larga que nunca; los dos terminaron sustituidos. “Sabíamos de la condición física de ellos y que debíamos tener paciencia”, completó el uruguayo. Tras el segundo gol, el Barça apostó por un poco más de control, tratando de matar el partido, cuando la faena ya estaba hecha y el Arsenal seguía siendo lo que siempre ha sido, un equipo osado. Y ahí, apareció Messi para sentenciar, tras encontrarse con un regalo. “Hicimos un buen partido ante un buen conjunto, que tiene unos delanteros extraordinarios”, razonó Wenger.
Nadie le podrá negar a Wenger su valentía, al cambiar la historia del fútbol rácano que llevó a los gunners a ser los reyes del 1-0 hasta convertirse, durante muchas temporadas, en el equipo más atractivo de Inglaterra. Fue valiente ante el Barça, pero volvió a perder. En 20 años con el francés, nunca ganó en el Camp Nou. Tal vez ya no lo haga nunca. Puede que la historia de Wenger en Londres termine a final de curso, quien sabe. Lo cierto es que ayer, Luis Suárez mató a su Arsenal por la espalda.
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