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SIEMPRE ROBANDO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las visitas

Fuera del Bernabéu el Madrid se ha ido dejando la Liga mentalmente hasta en las victorias

Manuel Jabois
Cristiano, en el suelo tras ser derribado por Rosales.
Cristiano, en el suelo tras ser derribado por Rosales.JON NAZCA (REUTERS)

En Málaga al Madrid le ocurrió una de esas cosas de equipo hundido en la melancolía. Ocurrió cuando Cristiano falló el penalti. El equipo de alguna forma interiorizó el gol cuando el portugués cayó en el área, y no se sobrepuso a la victoria mental: la creyó de verdad, y el hecho de que Cristiano hubiese fallado el penalti no le sacó de sus ensimismamientos. A veces uno se hace a una idea con tanta fuerza que la realidad no puede combatirla. La realidad, de hecho, es el menor de los problemas. Y entre eso y la resistencia de Navas, y la mala suerte del Málaga, el Madrid se fue deshaciendo con una tristeza de gigante sordo creyéndose ganador. Hasta Isco apareció afeitado, como si hubiese fiesta.

Lo peor para un grande no es presentar excusas: es tener parte de razón

Fuera del Bernabéu el Madrid se ha ido dejando la Liga mentalmente hasta en las victorias, logradas sin la suficiencia práctica del equipo que juega mal, como el Barça, y se va con los tres puntos con dos jugadas y media. Ni Zidane se ha sobrepuesto a ese fatalismo tan madridista de hacer cosas en España que no haría ni loco en Europa, acompañando las temporadas más divertidas en que se quedaba octavo en Liga y había que ganar la Champions para jugarla el año que viene. No se sabe si por exceso de soberbia o peor aún: la ausencia de ella. Con todo, lo peor es que el drama no es identificable ni se justifica un exceso de apocalipsis en el club más apocalíptico del mundo: hay lesionados esenciales, hay penaltis fallados, hay partidos (Betis) que se tuvieron que ganar. Lo peor para un grande no es presentar excusas: es tener parte de razón. Como si no estuviese por encima incluso de eso.

Frustración poética

En España el madridismo pasará frío hasta mayo. Los años en que el Madrid se dejaba la Champions en octavos lo peor era toda esa gente abrigada que se encontraba uno al salir del bar: tipos altos y envarados, augustos, que llevaban la cabeza envuelta en bufandas como nosotros, pero ellos del frío y nosotros de la vergüenza. Había una frustración poética que afectaba a nuestro calendario de salidas pero sobre todo una sensación de irrealidad provocada por el desajuste térmico. Los inviernos se concebían como meses conservadores: no se rompía ninguna relación, no se tiraba el curso y el Madrid estaba líder o a punto de estarlo, “vivo en todas las competiciones” (“vivo en todas las competiciones” era también el lema nuestro). Si después del fracaso seguíamos ahí es porque en un club tan absolutamente pasmoso se puede perder un título a las seis de la tarde y ganar otro a las ocho.

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Sobre la firma

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario de Pontevedra. Ha trabajado en El Mundo y Onda Cero. Colabora a diario en la Cadena Ser. Su última novela es 'Mirafiori' (2023). En EL PAÍS firma reportajes, crónicas, entrevistas y columnas.

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