Fantasmas en Valencia
Uno se compra un club, no el fútbol. Ese botín es de la gente y no tiene precio aunque no lo crea Jorge Mendes, el magnate de todos los magnates, socio y amigo del financiero Peter Lim
Disponer de una fortuna de 2.200 millones de euros te permite regalarte un equipo de fútbol quebrado que juega a 12.000 kilómetros de casa y al que solo puedes ver en directo con un madrugón de aúpa. Será por pasta, que fluya el dinero desde Singapur a Valencia. Pero uno se compra un club, no el fútbol. Ese botín es de la gente y no tiene precio. Aunque no lo crea Jorge Mendes, el magnate de todos los magnates, socio y amigo del financiero Peter Lim, a su vez mutualista y colega de Gary Neville, que ya es de la familia. Que se requiere un central, pues nada, llega Abdennour en el avión privado de Lim previa foto con Mendes colgada en las redes sociales. A cambio, 30 millones para el Mónaco, otro club satélite de Gestifute, empresa mendesiana. Que quieren un medio centro aunque ya se aliste el solvente Javi Fuego, pues toma Enzo Pérez por 25 millones y Danilo por 15. Más Vezo, Rodrigo, Cancelo, Mina, Bakkali...
Hace tiempo que Mendes ya no se conforma con colocar futbolistas, como la decena que tiene alistados en el monopoly de Mestalla a cambio de más de 100 millones de euros. Su estrategia consiste en que el tránsito de los muchachos lo lleve un entrenador también de su rancho. Todo a la carta, círculo cerrado. Por España, el asunto comenzó con Nuno, que siempre ha sido pionero con Mendes desde que en 1996 hiciera su primer gran negocio, su traspaso al Deportivo por 300 millones de aquellas pesetas. Dos cursos en el banquillo del Río Ave portugués bastaron para matricularle en el Valencia, ni más ni menos que el cuarto en la clasificación histórica de la Liga.
El valencianismo se hartó de Nuno y Lim y Mendes rizaron el rizo. Con un Neville, Phil, en el organigrama no bastaba. Se afilió al hermano, Gary, jornalero del United durante años. Neville, Gary, ni siquiera pasó como becario por el Río Ave y tampoco chapurrea el portugués para asimilar mejor el castellano. Gary y Phil, con Scholes y Giggs, son dueños del 50% del Salford City, que milita en una liguilla de Manchester. No por casualidad, el otro trozo del Salford pertenece a Lim, con el que Gary también lleva negocios inmobiliarios.
Neville, Gary, era un reputado comentarista deportivo en Inglaterra cuando Lim, en connivencia con Mendes, le propuso confraternizar también en Valencia, donde le ofreció unas prácticas. Por ahora ha suspendido: cero victorias en ocho partidos de Liga y un siniestro total en la Copa. Habrá que ver hasta cuando se le mantiene el subsidio y si ello dependerá de lo que diga la presidenta, Lay Hoon Chan, el director deportivo, Jesús García Pitarch, o el canciller, Mendes.
A cinco puntos del descenso, este desnortado Valencia podría remontar, cosas peores se han visto. Lo que difícilmente podrá restaurarse es el desconsuelo de una hinchada tan enraizada, exigente y pasional. Otros tienen los dólares, pero el corazón valencianista no está en venta. Justo lo que Lim no puede comprar ni en la cima de Forbes. Por desgracia para este glorioso club, en su día tampoco encontró aliento local en quien dejó la entidad como un soler. Con tanta butricie por la comarca, los valencianistas de sentiment no encuentran consuelo: Santa Rita, patrona de los imposibles, está con el agua al cuello mientras echan cuentas Bankia, Lim, Mendes y Gary. En el Valencia hay motivos para ver fantasmas.
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