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El atletismo español no quiere dopados en el equipo nacional

Los servicios jurídicos del CSD estudian un contrato por el que los atletas renuncian a vestir la camiseta de la selección después de cumplir sanción por dopaje

Carlos Arribas
Sergio Sánchez, camino de la medalla de plata en los 3.000m del Mundial de Doha en pista cubierta, en 2010.
Sergio Sánchez, camino de la medalla de plata en los 3.000m del Mundial de Doha en pista cubierta, en 2010. J. A. MIGUELEZ (MIGUELEZ SPORTS / CORDON PRESS)

Los servicios jurídicos del Consejo Superior de Deportes (CSD) estudian una petición del atletismo, que quiere que en el contrato de beca de todos los atletas figure una cláusula por la que renuncien permanentemente a su derecho a competir con las diferentes selecciones nacionales después de cumplir una sanción por dopaje. Si no lo firmaran, los técnicos de la federación tendrían una razón no recurrible para no convocarlos.

Es la respuesta voluntarista de técnicos y atletas españoles a los escándalos de dopaje y corrupción internacionales que han afectado negativamente a la credibilidad de sus competiciones y, sobre todo, al propio malestar que sufren cuando no pueden evitar seleccionar a atletas cuyo pasado y actitud moral respecto al dopaje les repugna. Aunque la normativa intenta dejar un margen de discreción en las convocatorias, el atletismo es un deporte aritmético, de marcas y puestos. Si un atleta, por ejemplo, cuenta con la mínima y ha ganado el campeonato de España, sería muy complicado jurídicamente no seleccionarlo, pues su recurso ante los tribunales deportivos tendría éxito con total seguridad. “En Río nos tomaremos una caipiriña para celebrar unos grandes Juegos”, prometen algunos técnicos. “Y para nosotros unos buenos Juegos serán aquellos no en los que logremos muchas medallas, sino en los que todos los atletas españoles sean atletas limpios”.

Una vez conseguida la aprobación de los juristas del CSD, la medida, una forma de sanción a perpetuidad para vestir la camiseta nacional, deberá ser aprobada por la junta directiva de la federación española y entraría en vigor antes de los Mundiales en pista cubierta de Portland (17 a 20 de marzo próximos). En 2016 las citas atléticas más importantes son los Europeos de Amsterdam (julio) y, sobre todo, los Juegos Olímpicos de Río, en agosto. Uno de los atletas afectados sería el leonés Sergio Sánchez, quien tras terminar de cumplir el 25 de noviembre pasado una sanción de dos años por EPO, ha anunciado su regreso a las pistas.

Iniciativa británica

El atletismo español se ha inspirado en la idea lanzada por el presidente de la federación británica, Ed Warner, quien anunció ante la Cámara de los Comunes en enero que estaba meditando una medida similar, y que, dado que nunca se había recurrido ante los tribunales, esperaba que superara todas las vallas jurídicas, objetivo que no consiguió la iniciativa puesta en marcha por el Comité Olímpico Internacional (COI) en 2008 de prohibir la participación en los Juegos Olímpicos de aquellos deportistas que hubieran cumplido una suspensión por dopaje de seis meses o más. El Comité Olímpico de Estados Unidos recurrió y el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) le dio la razón y obligó al COI a borrar el artículo de la Carta Olímpica por considerar que suponía una doble sanción por un mismo hecho.

El contrato propuesto por británicos y españoles supone, en cierta forma, una nueva redacción de la norma olímpica. En el caso en el que no se considere viable jurídicamente su propuesta, los promotores prevén como plan B que los atletas firmen voluntariamente su compromiso de renunciar a la selección, que no sería vinculante más que en el plano simbólico y moral, y que recuerda a la carta por un ciclismo ético que la Unión Ciclista Internacional (UCI) intentó imponer a los ciclistas después de la Operación Puerto. Dado que era una condición obligatoria para correr el Tour, los grandes ciclistas firmaron el documento, aunque muchos lo hicieron advirtiendo de que lo acataban por obligación, lo que desactivaba su compromiso.

Las sanciones por dopaje fijadas por el Código Mundial Antidopaje oscilan entre los seis meses y los cuatro años, cumplidos los cuales el deportista dopado goza de los mismos derechos que los que nunca han dado positivo. Con nueve atletas sancionados por la agencia española antidopaje (AEPSAD) y por la federación internacional (IAAF), el atletismo es el deporte con mayor número de suspendidos por dopaje en España en estos momentos. Le sigue, con ocho, el ciclismo.

“Que devuelvan todo el dinero que han ganado”

Nueve son los atletas españoles suspendidos actualmente por dopaje, siete hombres (Álvaro Lozano, Antonio Pentinel, Iván Hierro, Mohamed Marhoum, Víctor Salazar, Miguel Ángel Gamonal y Angel Mullera, cuya sanción no es firme aún al estar recurrida) y dos mujeres, Josephine Onyia, suspendida a perpetuidad tras su tercer positivo, y Marta Domínguez, que concentra todas las atenciones.

El reglamento federativo estipula que todo atleta sancionado por dopaje debe devolver todo lo percibido en el atletismo desde el momento en que cometió la infracción, por lo que, una vez resueltos todos sus recursos, la atleta palentina, cuyo pasaporte biológico la acusó en 2009, deberá devolver el premio de 50.000 dólares que recibió por su título mundial en Berlín y todo lo recibido entre becas y ayudas en los tres años siguientes, en los que siguió en activo. También deberá ser desposeída del título de mejor atleta del año de 2009 y el Reina Sofía que le concedió el CSD el mismo año, pues los logró como premio por su Mundial.

Si la federación lo logra, se cumpliría el deseo de varios técnicos para quienes el dopaje disminuiría si los tramposos perdieran más de lo que creen que ganarán y que Juan del Campo, entrenador de Jesús España, entre otros, verbaliza así: “Que devuelvan el dinero que han ganado”.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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