“La corrupción nacía del núcleo mismo de la IAAF”
El segundo informe de la AMA destaca que los dirigentes de la federación, Coe incluido, sabían que Diack tapaba el dopaje en Rusia
Las 89 páginas del segundo informe Pound, encargado por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) a una comisión independiente, relatan cómo toda la corrupción en el deporte ruso revelada en el primer informe habría sido imposible sin la existencia en Mónaco, en la sede de la federación internacional (IAAF), de una “estructura ilegal de gobierno dedicada a la extorsión y a la corrupción, principalmente en lo referente a los pasaportes biológicos de atletas rusos”.
La “estructura ilegal” (eufemismo por organización criminal) estaba presidida, según el informe, por Lamine Diack, también presidente de la IAAF, e integrada por dos de sus hijos, Papa Massata (sobre el que pesa una orden de busca y captura de la Interpol) y Khalil, su abogado personal; Habib Cissé, el director del departamento antidopaje de la IAAF; Gabriel Dollé, y el tesorero de la internacional y presidente de la federación rusa, Valentin Balajnichev.
Dollé pasaba a Cissé información confidencial sobre pasaportes sospechosos de rusos (un total de 23) a Cissé, quien, acompañado de los hijos de Diack, visitaba a Balajnichev, quien pagaba para que los casos no terminaran en sanción. Al menos en un caso, el de la maratoniana Lilia Shobujova, el dinero para tapar su dopaje provino de la propia atleta, quien entregó a Balajnichev 450.000 euros. Pese a ello, la atleta terminó siendo sancionada, por lo que reclamó la devolución de lo pagado y consiguiendo solo 300.000 euros, que le fueron transferidos desde una cuenta de Singapur ligada a una empresa de Papa Massata. Los hijos de Diack intentaron también extorsionar, esta vez sin éxito, a la campeona olímpica turca Asli Cakir Alptekin.
“La corrupción nacía del núcleo mismo de la organización, no puede ser circunscrita al típico elemento aislado”, se lee en el informe. “Y lo sabían muchos más de los que lo han reconocido. No es creíble que dirigentes elegidos ignoraran la situación del atletismo en Rusia”.
Entre los dirigentes que el informe no nombra debería estar Sebastian Coe, vicepresidente con Diack y actual presidente de la IAAF. Sin embargo, en la conferencia de prensa en Múnich en la que presentó su investigación, el presidente de la comisión independiente, Dick Pound, le salvó de cualquier acusación. “De hecho”, dijo Pound, “no puedo pensar que hay una persona mejor que Lord Coe para llevar a cabo las reformas que limpien la IAAF”. Nick Davies, jefe de gabinete de Coe, figura, sin embargo, entre los funcionarios de la IAAF individualizados en el informe por su complicidad con la corrupción.
Según el informe, ningún dirigente se atrevió a denunciar a Rusia debido a que la corrupción comenzó a organizarse en 2011 y el Mundial de 2013 debía celebrarse en Moscú. El miedo al fracaso económico y deportivo del Mundial les atenazó, según Pound.
25 millones de euros
Quizás no solo el miedo, pues, y así lo revela la investigación, en uno de sus viajes a Moscú en enero de 2012, Cissé consiguió que los seis millones de euros que inicialmente iba a entregar el Mundial 2013 por patrocinios y derechos televisivos se convirtieran en 25 millones gracias a la entrada súbita como patrocinador del banco ruso VTB.
Este aumento coincide en el tiempo con los esfuerzos de Diack para conseguir que nueve atletas rusos con pasaporte sospechoso pudieran competir en los Juegos de Londres 2012.
El informe, finalmente, señala que la IAAF actuó bien no sancionando a los más de 5.000 atletas a los que, según denunció en verano el Sunday Times, no se había castigado pese a que su pasaporte biológico reflejaba dopaje sanguíneo.
Mucha mala sangre en España
Tan ambicioso fue el programa del pasaporte que en su primer año, 2011, se tomaron más de 1.800 muestras, que dieron origen a 186 casos de dopaje seguros en un 99,9%. Tal magnitud desbordó la capacidad de la IAAF. A finales de 2012, la AMA, alarmada por la acumulación de casos sin sancionar (161) pidió explicaciones a la IAAF. Esta le dijo que los países con más prevalencia eran Rusia, Turquía, Ucrania, Kenia, Marruecos y España, donde también era muy difícil hacer controles fuera de competición por negligencia de sus federaciones.
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