Peñaranda, ante su ídolo Neymar

“Cuando lo vimos nos impactó. Potente y de gran uno contra uno, tenía esa sexta marcha que demostraba que la categoría le venía muy pequeña”, afirma Juan Merino, entrenador del Betis B, 12 temporadas en el primer equipo bético, que se quedó prendado de las cualidades de Adalberto Peñaranda (El Vigía, Mérida, Venezuela; 1997) cuando visitó Sevilla para enfrentarse al filial verdiblanco en la filas del Granada B. “Ya nos habían avisado de su potencial. Nos deslumbró”, recuerda Merino. Fue el último encuentro de Peñaranda con el segundo equipo del Granada. El 15 de noviembre. El día 21 de ese mismo mes fue convocado por primera vez por José Ramón Sandoval para el duelo ante el Athletic. Desde entonces, el joven delantero venezolano se ha convertido en una de las revelaciones del Granada y de la propia Liga al anotar cuatro goles en siete partidos y ofrecer un fútbol veloz y potente, lleno de eficacia. Ante el Barcelona (16.00), el equipo de sus sueños, tiene la oportunidad de seguir mostrando su gran progresión.

“Nosotros lo veíamos en los entrenamientos y nos gustaba. Decidimos que estaba preparado para dar el salto al primer equipo. Ha llamado a la puerta con 18 años y la ha derrumbado”, reconoció el propio Sandoval justo después de que hiciera sus dos primeros goles en Primera al Levante, el pasado 12 de diciembre. Se convirtió, entonces, en el jugador extranjero más joven de la Liga en lograr un doblete, con solo 18 años y 185 días.

Peñaranda fue fichado el pasado verano por el Udinese procedente del Deportivo La Guaira de Venezuela. El club italiano, cuyos propietarios son también los del Granada, se gastó 120.000 euros en el futbolista, internacional en las categorías inferiores de Venezuela pero con apenas 30 partidos en la máxima categoría del fútbol venezolano. No obstante, Peñaranda ya había sido seguido por la secretaría técnica del Granada, que convenció a los técnicos de Udine para apostar por el futbolista.

La bala no me dejó secuelas, aunque pasó muy cerca de la rodilla", declaró Peñaranda

El Udinese, fiel a su política de fichar jugadores y colocarlos en sus equipos nodriza, lo cedió al Granada para que jugara en el filial del conjunto andaluz, que milita en el Grupo IV de Segunda División B. Ahí jugó nueve partidos e hizo tres tantos hasta su ascenso al primer equipo. No era su primera incursión en el fútbol español. En febrero de 2013, una empresa de representación juntó a los 20 mejores futbolistas promesas de Venezuela para entrenar con el primer equipo cadete del Madrid en la ciudad deportiva blanca. Peñaranda estaba entre ellos e incluso fue elegido por los técnicos para realizarle un seguimiento más intenso, pero al final regresó a Venezuela.

Con un magnífico uno contra uno y un desparpajo que sorprende a los propios técnicos, Peñaranda ha marcado cuatro goles en siete partidos de Liga, formando una excelente pareja de ataque con Success, otro joven prodigio fichado por el Udinese y también cedido al Granada. El segundo tanto que le hizo al Sevilla muestran una conducción y una definición al alcance de pocos delanteros.

Tímido y muy religioso, Peñaranda vibró con Ronaldinho en la infancia. De adolescente, empezó a admirar a Neymar, con el que se enfrenta y al que le pedirá la camiseta. El delantero, además, no oculta en ninguna de sus entrevistas que su gran sueño es jugar en el Barcelona. Su deseo estuvo a punto de truncarse hace tan solo ocho meses. Después de un partido contra el Deportivo Táchira, Peñaranda y su compañero Charlis Ortiz salieron de un local de ocio en Caracas cuando se vieron sorprendidos por un tiroteo. Una bala alcanzó a Peñaranda. “Gracias a Dios la bala entró en el muslo y salió sin tocar nada más que músculo. Me recuperé en pocas semanas. Salíamos de una fiesta en Caracas y empezaron los disparos. Luego me di cuenta de que el disparo fue a pocos centímetros de la rodilla y gracias a Dios no dejó secuelas. Pudo ser el fin de mi carrera o algo mucho peor”, reconoció el propio Peñaranda en una entrevista al diario As.