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El ataque de los drones

Los objetos teledirigidos se han popularizado en el mundo del deporte, pero su uso entraña diferentes riesgos y peligros

Captura de vídeo de Eurosport. El dron cae cerca de la espalda de Hirscher.
Captura de vídeo de Eurosport. El dron cae cerca de la espalda de Hirscher.

Para un cuádruple campeón del mundo de eslalon, una bajada más por la pista de Madonna di Campiglio (Italia) no suponía mayor dificultad. Deslizar los esquís entre las puertas, recortar al máximo la trazada y frenar en seco después de cruzar la meta. Este era el plan inicial de Marcel Hirscher hasta que, en mitad del descenso, ¡bum! Un dron le cayó este miércoles a escasos centímetros de su espalda, casi silbando. No se inmutó. Prosiguió con su carrera, pero el artefacto, de unos 10 kilos, terminó hecho trizas en medio de la pendiente helada.

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Los drones se han popularizado y el mundo del deporte intenta sacar el máximo partido a esta tecnología. Para entrenar, para grabar carreras, para perfeccionar la técnica... Ona Carbonell, una de las sirenas del equipo español de natación sincronizado, se topó con estos artefactos teledirigidos hace menos de un mes. Fue por casualidad. Una empresa rodó un anuncio con todo el equipo y llevó un dron para filmar. A partir de ahí, la idea de emplearlo en sus entrenamientos no deja de rondarle la cabeza. “Podríamos ver mejor las posiciones en el agua, los movimientos o ver otro tipo de errores que ahora no apreciamos”, explica por teléfono.

Hirscher, de 26 años, restó importancia a que un objeto pesado le aterrizara casi en la cabeza. “Tráfico aéreo intenso en Italia, afortunado de escapar de un accidente con un dron”, escribió en Instagram nada más quitarse las tablas. El sentido del humor le duró hasta que se percató de que podría haber sido su último descenso. “Es inimaginable, increíble, una vergüenza”, afirmó minutos después ante los periodistas.

La falta de un criterio unánime en Europa para regular los vuelos es uno de los principales problemas. La altura, los espacios que pueden sobrevolar o la titulación que se requiere para pilotarlos varía en función del país. En España, tal y como precisa Emilio García, experto en seguridad sobre drones, está prohibido ir por encima de personas o rebasar los 120 metros de altitud. “La normativa es reciente, de octubre del año pasado. Para la aviación civil hay una garantía de seguridad absoluta, pero en el caso de los drones no; y no entienden que cuando cae es igual que si fuera una piedra”.

Innerhofer en una prueba de esquí alpino en enero de 2012.
Innerhofer en una prueba de esquí alpino en enero de 2012.OLIVIER MORIN (AFP)

La Federación Internacional de Esquí abrió una investigación para conocer los entresijos del accidente. Era la primera vez que se permitía grabar a un dron en una prueba de la Copa del Mundo, aunque la regla era bien clara: filmar desde los laterales y nunca desde en medio de la pista, como así ocurrió. “Estoy convencido al 99% de que se trató de un fallo técnico. Las baterías duran unos 30 minutos en condiciones normales, pero con ese frío... poco más de 10”, argumenta García.

El fútbol se une a la moda

Los entrenamientos con cámaras de vídeo al uso han quedado muy atrás en algunos equipos de fútbol. José Ramón Sandoval, entrenador del Granada, sabe perfectamente cómo sacar partido a un dron siempre que no se le caiga en medio del césped. Pionero en España, comenzó a darles una utilidad en el día a día. Trabaja la línea defensiva, el fuera de juego, los cruces, los repliegues o las posiciones sobre el campo. “Te ayuda para que tu trabajo sea más completó”, destacó en una entrevista.

La eclosión de estos objetos en España ha sido ligeramente tardía. El Everton de Roberto Martínez o el Nápoles fueron de los primeros clubes en implantar esta tecnología como parte de su rutina; aunque no todas las experiencias son tan positivas o profesionales. Durante el Mundial de Brasil de 2014, la selección francesa se quejó de que estaban espiando sus entrenamientos con drones. La misma acusación fue puesta sobre la mesa por el conjunto de Perú que, hace pocos meses, acusó a Chile de grabar sus entrenamientos.

Los drones se han popularizado y el mundo del deporte intenta sacarles el máximo partido

Al margen de denuncias cruzadas por espionaje, como si se tratara del KGB, los sustos también han llegado a los estadios. El 13 de noviembre, en un partido de clasificación entre Ecuador y Uruguay para el Mundial de 2018, Muslera —portero charrúa— vio cómo un dron le caía justo detrás de la portería. Más allá del sobresalto, el ataque se saldó con el artefacto en las manos del guardameta. No era un balón, pero lo detuvo.

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