Gisela Pulido logra su décimo Mundial de kitesurf a los 21 años
La rider catalana recupera el trono que le había arrebatado la polaca Karolina Winkowska en una temporada en la que se han cancelado cuatro de las nueve pruebas del calendario
Tras una década de absoluto dominio, Gisela Pulido (21 años, Premià de Mar) perdió el trono mundial del kitesurf por segunda vez el año pasado. Se lo arrebató quien se ha convertido en su máxima rival, la polaca Karolina Winkowska. Este martes, la Virgin Kitesurf World Championships, que organiza el campeonato del mundo, certificó públicamente el décimo mundial de la española en la categoría freestyle, tras una extraña temporada en la que se han suspendido cuatro pruebas casi siempre in extremis. Una recompensa al trabajo de todo el año, que ha complementado con entrenamientos dirigidos por Fernando Síscar, el seleccionador de gimnasia artística, en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid.
Para abordar la recta final de la temporada, que no se ha disputado, la rider catalana estaba preparando una estrategia especial. En el mundial solo se pueden realizar 12 maniobras y solo cuentan las cinco mejores, así que el plan era entrenar exclusivamente esas cinco, que otras chicas no hacen. Por eso estuvo en Brasil durante septiembre y octubre junto a su padre, que le ayuda en los entrenamientos. “Es un lugar muy bueno para navegar. Tiene lagunas de agua plana con condiciones perfectas para mecanizar la maniobra”, cuenta desde Tarifa, donde reside. El objetivo era controlar los aterrizajes en todas las condiciones posibles, asegurar lo que ya sabía en lugar de aprender nuevas ejecuciones.
Allí perfeccionó el front blind mobe, un elemento muy técnico y explosivo que apenas se hace a un metro y medio de altura. Cuenta Pulido que esta es una de las señas del nuevo kitesurf. “Antes se utilizaba siempre la cometa para saltar. Te podías levantar 10 y 15 metros”, detalla. Ahora la cometa se sitúa más cerca del mar y las maniobras se realizan con la potencia del cuerpo y la velocidad del viento. Por eso este año se ha sometido a entrenamientos de gimnasia artística en Madrid, durante varias semanas. “Nunca he estado tan bien físicamente como esta temporada. Los gimnastas realizan los saltos con su fuerza, no tienen un extra, una cometa”, abunda. Por la mañana realizaba cuatro horas de preparación física para fortalecer abdominales, brazos y piernas, y por la tarde otras cuatro, pero sobre la cama elástica, donde hacía mortales hacia adelante y rotaciones. Fomentó elementos en los que tuviera que estar boca abajo, para entrenar la percepción del espacio con el cuerpo invertido. “También me ayudó ver cómo se preparan los gimnastas, su disciplina y sacrificio”, añade.
La campeona más joven
Pulido ha redondeado un palmarés que estrenó cuando ganó su primer Mundial con solo 10 años. Se convirtió en la campeona del mundo más joven de la historia del deporte, un hito que se registró en el Libro Guinness de los récords. Entonces, el kitesurf era una disciplina en ciernes, poco profesional.
Este año, el título le ha llegado en una temporada de transición. El Mundial fue adquirido por Virgin, una apuesta de su dueño, el multimillonario Richard Branson, con la idea de cambiar algunas normas de clasificación e intentar hacer la competición más atractiva para ojos inexpertos. “Todas las pruebas han sido mucho más grandes y eso conlleva más presupuesto para los organizadores. Supongo que es más difícil encontrar presupuesto y financiación”, apunta la campeona española como una de las posibles razones que explican la cancelación de etapas.
Solo ha habido cinco pruebas, en todas ha subido al podio y en tres ha finalizado segunda. En la última, celebrada en St. Peter-Ording (Alemania), la española logró ser primera y Karolina quedó fuera de la final, por lo que solo pudo ser quinta. Ese triunfo le daría la ventaja definitiva a Gisela, aunque en ese momento no lo supiera. Hace unas semanas, cuando se confirmó que la última prueba no se celebraría, ella ya sabía que la corona volvería a ser suya.
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