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Goleada artificial del Real Madrid al Rayo

El equipo de Rafa Benítez avasalla a un rival que se quedó con nueve antes de la media hora por las expulsiones de Tito y Baena

José Sámano
Bale celebra su cuarto gol
Bale celebra su cuarto golFernando Alvarado (EFE)

Dos imprudencias condenaron al Rayo y levantaron a un Madrid que estaba en la lona. La primera temeridad la cometió Tito, que pasó la línea roja en una entrada a Kroos antes del cuarto de hora. La segunda precipitación fue cosa de un árbitro, Ignacio Iglesias Villanueva, que impuso una condena desmesurada al Rayo antes de los 30 minutos. Ya estaban los de la barriada con 10 cuando el juez puso la lupa en el área y vio lo que quiso ver en la selva habitual: un enganchón de Baena a Ramos tan elocuente como el de Benzema a Nacho en la misma jugada; tan punible como los miles que hay en cada partido. El exagerado celo arbitral dejó al Rayo con nueve, una hora por delante y un penalti en contra para la remontada local. Antes, en el arranque, el Madrid había pasado un sofocón tremendo, con los de Jémez al mando, en el césped y en el marcador. Luego, entre Tito y el del silbato ya no hubo partido, solo un duelo desenfocado, un desgraciado escarnio para los visitantes. Fuegos de artificio, una goleada de saldo de la que ni el madridismo más oportunista podrá sacar conclusiones.

Pese a la llamativa goleada, de poco pudo presumir el Madrid, que al descanso ni siquiera pudo apaciguar a la grada

Pese a la llamativa goleada, de poco pudo presumir el Madrid, que al descanso ni siquiera pudo apaciguar a la grada, que le despidió con abucheos pese al 4-2. La hinchada era consciente de lo artificioso del encuentro y de la mala puesta en escena de los suyos. La gente ya no pasa una. Tiene motivos. En el tramo en el que hubo partido de verdad, el Rayo fue mejor, mucho mejor, por juego y voluntad. No es equipo que se espante en plaza alguna, lo suyo es ir a pecho descubierto. Por ello, no se inmutó cuando Danilo, en sus mejores minutos de blanco, le puso en desventaja a los tres minutos, tras una llegada fulgurante entre Cristiano, Kroos y Bale. Los de Paco son los de Paco, y el valor no se discute. Así que el Rayo colonizó el campo del Madrid, puso mucho más empeño en cada disputa y en un visto y no visto retorció el resultado con dos cabezazos, de Amaya y Jozabed.

Tan henchido se vio el Rayo, a sus anchas en el Bernabéu, que a Tito, uno de sus jugadores más expertos, se le cruzaron los cables. En una jugada sin riesgos, en el medio campo, planchó a Kroos. Era roja o morada, pero hay árbitros que se lo hubieran pensado, porque no para todos las rojas son lo mismo en los inicios que avanzado el choque. El gallego Ignacio Iglesias no entiende de treguas, así que no hubo preaviso, sino expulsión directa. A los chicos de Vallecas les esperaba un suplicio, pero mucho mayor de lo que predecían. Mientras el equipo se remendaba, de nuevo irrumpió Danilo por la derecha. Su centro, con escuadra y cartabón, lo remachó Bale de cabeza. El Rayo no se atrinchera con 11, ni con 10 o nueve. No está en su naturaleza.

REAL MADRID, 10 - RAYO, 2

Real Madrid: Keylor Navas; Danilo, Pepe, Sergio Ramos, Marcelo (Lucas Vázquez, m.62); Kroos, Modric, James (Kovacic, m.65); Bale (Arbeloa, m.74), Cristiano Ronaldo y Benzema.

Rayo Vallecano: Yoel; Tito, Amaya, Zé Castro (Montiel, m.80), Nacho; Baena, Trashorras, Jozabed, Lass (Bebé, m.63); Pablo Hernández (Quini, m.21); y Javi Guerra.

Goles: 1-0, m.3: Danilo. 1-1, m.10: Amaya. 1-2, m.12: Jozabed. 2-2, m.25: Bale. 3-2, m.29: Cristiano de penalti. 4-2, m.41: Bale. 5-2, m.48: Benzema. 6-2, m.53: Cristiano. 7-2, m.61: Bale. 8-2, m.70: Bale. 9-2, m.79: Benzema. 10-2, m.90: Benzema.

Arbitro: Iglesias Villanueva (Comité gallego). Amonestó a Danilo (72) por el Real Madrid; y a Nacho (27) por el Rayo. Expulsó con roja directa a Tito a los 14 minutos y a Baena por doble amonestación (19 y 28).

Estadio Santiago Bernabéu. 61.564 espectadores.

El empate del galés dio paso a la jugada de la sobremesa. Ante el saque de una falta lateral, en el área de Yoel se desataron las guerrillas habituales. Agarrones, empujones, forcejeos varios. El catálogo de siempre. ¿Los árbitros? Unos pitan y otros no. ¿Los árbitros? Unos castigan en una dirección y otros al revés. ¿Los árbitros? Unos advierten y otros se hacen los lonchas. El colegiado que le cayó en mala suerte al Rayo puso la cruz a Baena, aferrado al hombro derecho de Sergio Ramos. En el mismo perímetro había combates por todos los lados. Iglesias solo tuvo ojos para uno, y no solo decretó penalti, sino que mostró al volante rayista la segunda amarilla. Cinco faltas, cinco tarjetas, una de ellas coloreada, recibió el Rayo en media hora. Con Tito y Baena en el exilio, CR, que había reprochado los silbidos de la grada, ejecutó el penalti y este cuento se acabó.

Con todo un segundo acto por delante ya solo cabía examinar la actitud de unos y otros en un partido tan infundado. Un papelón para los dos equipos bien resuelto por ambos. Al Madrid no le quedaba otra que ir a lo suyo, con profesionalidad, sin chulerías, pero sin permitirse las condolencias al Rayo. Al conjunto vallecano no le quedaba más remedio que soportar la tortura lo mejor posible. Los dos cumplieron con el mejor guion. Los goles cayeron por inercia, apuntes para los estadísticos —no se marcaban 10 o más goles desde un Real Madrid, 11-Elche, 2 de 1960— y los cómputos individuales de Bale (cuatro tantos), CR (dos) y Benzema (tres). Desde lo colectivo, otro Madrid que avasalla a los débiles, y no digamos con el viento a favor, y se queda corto con los grandes. El Rayo se quedará con sus primeros 20 minutos y el nombre de Ignacio Iglesias Villanueva, el mismo que condicionó un partido irreal.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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