Neville no encuentra la solución

Al Valencia actual le falta literatura. Sus partidos no tienen un hilo argumental, suceden cosas sin más. Concede goles por errores defensivos y los consigue en acciones esporádicas o individuales con más prosa que poesía. Cualquier rival al que se enfrenta el equipo che, ahora dirigido con Neville, que sigue sin encontrar soluciones, tiene capacidad para arrebatarle el balón, rebatirle el juego y discutirle la victoria. También lo hizo el Getafe, logrando el conjunto de Escribá llevarse un punto como hubiese podido llevarse los tres o marcharse sin nada en un partido sin gobierno. Jugar contra el Valencia en estos momentos es una lotería, a pesar de la garantía que es para el conjunto che jugar al calor de Mestalla, que no ha visto perder a su equipo en Liga en el año 2015, que inició ganando al Madrid y que concluye empatando ante el Getafe.

El horario británico del partido relajó a las defensas, dormidas en Mestalla. No podía comenzar peor el partido para el Valencia. A los 10 minutos, Sarabia, de falta directa al borde del área, marcaba para el Getafe. La curva que dibujó el esférico a golpeo de zurda del centrocampista excanterano del Madrid, superó a la barrera che y a Doménech cuya mano izquierda no llegó a desviar del todo la trayectoria del balón.

La temprana ventaja del Getafe tuvo escasa incidencia en el inmediato desarrollo del encuentro. Cuatro minutos después del gol de Sarabia, Alcácer establecía el empate después de un buen centro de Cancelo desde el costado derecho al que atendió el internacional, ganando la posición a Cala para anotar de primeras, como manda el libro de estilo de los buenos delanteros.

Equilibrado el marcador, el conjunto de Neville daba la sensación de tener la situación bajo control, con un punto más de intensidad e intención que el Getafe. Falsa impresión. Escribá tiene jugadores de buen pie y con picardía en la segunda línea de ataque. Listo estuvo Sarabia para interceptar un pretendido pase de Abdennour a Parejo, mientras el capitán valencianista se encontraba de espaldas. El error del central tunecino fue aprovechado por Sarabia que cedió a Lafita, otro pillo, para que cruzara el esférico a la red. Dos llegadas al área de Doménech, dos goles del Getafe.

El segundo tanto azulón sí que hizo mella en el juego y ánimo del Valencia, con la grada de Mestalla inquieta con el rendimiento del equipo, cómodo el Getafe con el esférico ya en sus pies. A falta de continuidad y fluidez en su fútbol, al conjunto che siempre le quedan gestos ocasionales o arrebatos que le meten en los partidos. Se lesionó Gayà pasada la media hora y Neville recompuso el equipo, situando a Cancelo en el lateral izquierdo, ocupando su posición en el costado derecho del ataque valencianista Santi Mina. El primer balón que tocó el punta vigués fue para empujar a gol una asistencia de Alcácer tras una gran acción de Cancelo.

El buen hacer del ataque del Getafe quedaba en poco por su poca pericia defensiva. Una nueva pifia de Abdennour soliviantó a la grada cuyos pitos hacia el central se volvieron en aplausos cuando el tunecino reconoció sus errores y levantó los brazos pidiendo perdón a Mestalla por su desafortunada actuación.

Con mejor disposición en el segundo acto, el Valencia intensificó su ataque hacia la portería de Guaita, con más pasión que precisión, obligando al Getafe a refugiarse, perdiendo la vista al área de Doménech salvo en los minutos finales. En el tramo final, Parejo lanzó una falta lateral que Guaita sacó con apuros, reclamando los jugadores del Valencia que el balón había traspasado la raya de gol. Tuvo también su ocasión Negredo en un toque de cabeza que no resultó desviado lo suficiente como para evitar a Guaita. Con el Valencia lanzado, el Getafe dispuso una contra en superioridad evitada finalmente por Cancelo, el mejor jugador valencianista. Falló también Lafita en un disparo al aire y, posteriormente, en un tiro al larguero, para dejar en empate un partido con más goles que argumentos. Sin gobierno alguno.