El Athletic desluce su protocolo europeo
El equipo de Valverde empata con el AZ pero acaba primero de su liguilla
Todo fue extraño. Que se adelantara el AZ, que empatase el Athletic, ambos goles aislados. Que se pitase el penalti que volvió a adelantar el Athletic, que al final el equipo rojiblanco rematase al larguero dos veces en la misma jugada y que, poco después, el equipo holandés empatase un partido sin más valor que el económico. Fue un empate, aunque ninguno de ambos equipos supiera por qué. Las cosas sucedían por generación espontánea. Daba igual: uno era ya primero, el Athletic, y el otro, último,el AZ. Un empate 2-2 que no iba a ninguna parte
A los partidos intrascendentes se les supone la intimidad de la inocencia, es decir esa candidez de los cumpleaños o de los aniversarios, cualesquiera que sean. Bueno, se jugaban más de 300.000 euros que se pagan por ganar, valga lo que valga la victoria. No está mal cuando los deberes ya están hechos. Entonces hay otros deberes, muy personales, porque Valverde alineó a jóvenes valores, suplentes, exlesionados con falta se rodaje, meritorios y necesitados de aliento. Ese era el examen: escrutar el talento y la ambición de quienes tienen el banquillo como sala de estar de los partidos.
Athletic, 2 - AZ Almark, 2
Athletic: Herrerín; Bóveda, Gurpegi, Elustondo, Saborit; Mikel Rico, San José (Iturraspe, m. 69); Susaeta, Eraso (Aketxe, m. 80), Sabin Merino; Kike Sola (Viguera, m. 76).
AZ Alkmaar: Coutinho; Johansson, Gouweleeu, Luckassen, Ouwejan (Hatzidiakos, m 74); Rienstra, Ortiz; Hupperts (Tankovic, m. 63) Van Overeem (Mühren, m. 79), Haye y Janssen.
Goles: 0-1. M. 25. Van Overeem. 1-1. M. 42. Kike Sola. 2-1. M. 46. San José, penalti. 2-2. M. 87. Janssen.
Árbitro: Benoit Bastien. Amonestó a Sabin, Haye y Gouweleeu.
San Mamés, unos 28.000 espectadores.
No hacía ni frío ni calor. Como el partido, que nació templado, esa temperatura a la que los futbolistas se acomodan sin poner el corazón a prueba. De hecho el AZ Alkmaar se acercó al área del Athletic casi sin proponérselo, paseando por el área, abriendo un centro a un costado desguarnecido para que el centro lo rematase Van Overeem, a placer en un descampado. No era que el AZ hubiera volcado su orgullo en una búsqueda de la victoria reparadora. Se encontró el gol casi con la misma sorpresa con la que el Athletic lo padeció. El honor le correspondió al joven Van Overeem, que cabeceó con una potencia y un estilo propios de una mayor experiencia.
El gol fue una espuela. El Athletic hasta entones no funcionaba. Las piezas giraban pero no engranaban. Giraban y giraban Susaeta, Mikel Rico, Eraso, pero se mareaban en una noria son principio ni fin. El gol le espabiló. A los meritorios, les restaba méritos, mas aún ante un rival que no ofertaba nada singular, era un equipo de serie. Jóvenes valores por descubrir. En un pispás el Athletic se puso por delante, con un un gol de Kike Sola y otro de San José por dudosísimo penalti y se adueñó del encuentro como los niños de adueñan del balón cuando es suyo. Pero quiso el destino que al final tropezase con el larguero y el AZ encontrase el gol cuando nadie lo esperaba, menos Jansen que vio el espacio entre Herrerìn y el poste. Total que nadie ganó nada. Es lo que tiene la intrascendencia.
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