Neymar inclina el ataque del Barça
El extremo capitaliza los ataques por el costado izquierdo, Messi se coloca de mediapunta y Suárez ocupa la derecha
Durante los dos meses de ausencia de Messi, el equipo se volcó hacia la izquierda porque Neymar, con su inesperado quiebro, abrasador sprint y remate oportuno, aportó el desequilibrio por el costado. “Está a un nivel superior, sabemos que si le entregamos el balón en corto o en largo puede romper a su marcador”, cuentan desde el vestuario; “si está inspirado, no hay quien lo pare”. Y no ha habido un lateral derecho que le haya echado el lazo últimamente, ni Gaspar ni Danilo, ni Maicon ni Elustondo, tampoco Vezo anoche. Así, la inercia del equipo es apoyarse en el 11, estrategia de la que participó Messi, inteligente como es en el campo y futbolista camaleónico porque reconvierte la posición a cada temporada como de intención a cada encuentro.
Al inicio del curso, el Barça utilizaba a Messi como palanca del ataque. Era en la derecha donde se fabricaba el fútbol; era el 10 el base que organizaba las ofensivas. Ahora, sin embargo y gracias al momento dulce de Neymar, las jugadas se agitan por la izquierda. Como ante al Valencia, donde el brasileño bailó con el balón para descoser a Vezo, un central reconvertido a lateral que ni las vio venir.
Antes Messi era el ‘base’ que organizaba las ofensivas y ahora es Neymar el que agita las jugadas por la banda izquierda
El discurso de Neymar con el balón creó un efecto dominó en el Barça. Sobre todo en las contras. Salía Mascherano —porque a Piqué se encargó de encimarle Alcácer—, que se la daba con prisas a Iniesta, de nuevo afinado con la pelota entre los pies, y de ahí al costado. Si Iniesta no recibía, era Messi el que tiraba hacia dentro para conducir y hacer eslálones o, simplemente, hacer de puente con el brasileño. Por lo que Suárez ocupaba la zona derecha, casi siempre el segundo palo. La jugada se repitió en varias ocasiones. De Leo a Ney y centro al punto de penalti que el 10 envió alto. En otra de esas, Neymar resquebrajó a Vezo con una de sus arrancadas y puso el pase atrás, de nuevo para un Messi que le pegó con la derecha a colocar cuando el remate exigía que fuera a romper. En otra, fue el brasileño el que decidió pegarle de primeras con el interior del pie y el balón alcanzó la segunda gradería. Por lo que con el tobillo torcido a la hora de definir, volvió a poner centros al área, a un Luis Suárez que probó la volea pero, como no, el esférico se marchó a las nubes. Se llegaba a la portería pero no al gol, causa principal del empate final.
Los movimientos ofensivos del Barça, en cualquier caso, no dejaron demasiado espacio para Rakitic, que sólo apareció cuando el equipo atacaba en estático y ante el rival encerrado atrás, toda vez que en carrera Messi ocupaba su parcela. Pero a Rakitic, generoso, no le preocupaba porque ayudó en lo que pudo en la ofensiva y se multiplicó en defensa.
Messi encuentra su sitio
Con el equipo inclinado a la izquierda, la sorpresa por la derecha la perseguía Alves, que, efervescente como está en las últimas jornadas en las que asiste y hasta marca, trataba de aprovechar el hueco que originaba el movimiento de Messi. Éste, incluso, se dedicó a jugar de mediapunta para juntarse con Neymar, también con Suárez. Y en una de esas, fue Alves el que se la puso al 9 (de extremo derecho), que tiró una pared con Leo para plantarse ante Jaume. Es esta ocasión, el remate fue certero, fue a gol. Había un defensa y medio pendiente de Neymar, que ni siquiera participó de la jugada, otro y medio de Messi y uno más de Suárez. Un gol que pudieron ser más porque Neymar, con un gran zigzag, descontó a tres rivales pero no embocó el disparo. Tarea que si completó Santi Mina y que se le resistió en el último suspiro a Messi, de nuevo en posiciones de mediapunta.
El Barça se inclinó anoche hacia la izquierda como mañana podría hacerlo hacia la derecha. Neymar y Messi rompen a cualquiera y Suárez, todo un Carpanta del área, pone el lazo a las jugadas.
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