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Sergio Mantecón: “Lo del Cádiz no lo entiendes hasta que no lo vives”

El centrocampista del Cádiz, formado en la cantera del Madrid, es uno de los capitanes del equipo que hoy recibe a los blancos en Copa

Eleonora Giovio
Mantecón (izquierda), durante un entrenamiento.
Mantecón (izquierda), durante un entrenamiento.marcos piñero (AS)

Cuando te has formado en las categorías inferiores del Madrid, no has tenido la suerte de llegar al primer equipo, te has pasado media vida en Segunda y has vivido la emoción de un ascenso, lo normal es que quieras prolongarla o volver a sentirla. “Salí del Elche porque terminaba contrato y necesitaba una motivación importante, con 34 años quería un gran objetivo, no quería acomodarme ni jugar por jugar. Por eso elegí el Cádiz”, dice al otro lado del teléfono Sergio Mantecón, segundo capitán del equipo que esta noche (22.00, Canal + Partidazo) recibe al Real Madrid en la ida de los dieciseisavos de Copa.

Mantecón, centrocampista de Alcorcón formado en La Fábrica, tiene 35 años. Ha pasado años en campos de Segunda (Badajoz, Alicante, Hércules, Ponferradina, Castellón, Elche), ha crecido admirando a Fernando Redondo y Michel e intentando llevar el brazalete como lo llevaba Puyol, su modelo de capitán. Su hijo Óscar, de cinco años y enfermo de fútbol, ya le ha pedido la camiseta de Cristiano Ronaldo.

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“Cuando vio que nos había tocado el Madrid en el sorteo vino y me dijo: ‘¡Papá no bajes los brazos eh!”, relata el centrocampista (y también lateral derecho) del Cádiz, ahora en Segunda B. “Es complicado explicar con palabras lo que se vive en Cádiz [esta es su segunda temporada]. Me lo habían contado antes de venir pero hasta que no estás aquí no te das cuenta”, explica.

“Hay una masa social enorme y un apoyo inaudito para un club de Segunda B. En todos los bares se habla de fútbol, aquí no es como en otros sitios, aquí su equipo es el Cádiz. Te reconocen en la calle, te piden más y más. Han vivido una montaña rusa y siguen ilusionados, siguen yendo al estadio, es muy bonito, pero no es fácil porque hay una urgencia histórica y las exigencias de la afición son muy altas”, añade recordando que el año pasado se quedaron a las puertas de disputar el ascenso. Algo que Mantecón ha vivido una sola vez y con 33 años, con el Elche (2013), del que era capitán.

Los aficionados del Cádiz han vivido una montaña rusa y siguen ilusionados. Es muy bonito, pero no es fácil porque hay una urgencia histórica y las exigencias son muy altas"

“Fue una cosa del otro mundo”, recuerda. Y no sólo por la borrachera que se pilló. “Me tocó hacer de barman en la fiesta, en el D10, el bar del segundo entrenador. Cuando llegamos allí ya llevábamos unas horas bebiendo”, dice. “Fue un año redondo. Se juntó todo: un grupo de 4-5 jugadores que habíamos coincidido en años anteriores y que con esa edad teníamos la ilusión de llegar a Primera y cumplir el sueño de una vida. Es inolvidable por eso, ves que todos tus sacrificios han merecido la pena y cuando debutas en Primera sientes que le das un premio a tus padres, por lo mucho que han hecho por ti, por llevarte a diario de un sitio a otro, por tener que renunciar a las vacaciones”, relata al mismo tiempo que asegura que nunca ha vivido un viaje de fin de curso.

Mantecón fue canterano del Madrid. Pasó ocho años en La Fábrica, desde infantiles hasta el Madrid C (entre 1993 y 2002). “Soy de la quinta de Pavón”, dice mientras recuerda que sus padres le llevaban a diario desde Alcorcón. “Me queda mucho de aquellos años, al fin y al cabo eres un adolescente, no estás acostumbrado a viajar, a ir por hoteles y en el Madrid te hacen regirte por una normas y unos valores: el respeto ante todo. El pelo largo, por ejemplo, sólo lo llevaba Guti, no se podían llevar pendientes”, dice.

“Mi hijo de cinco años está loco por Cristiano. Cuando vio que nos tocó el Madrid me dijo: ‘¡Papá no bajes los brazos eh!"

“Había cribas gordas cada seis meses, la competitividad te preparaba para el mundo del fútbol. Cuando me fui yo quedábamos cuatro de los que habíamos empezado juntos en infantiles”, añade. Su ilusión ahora es plantarle cara al Madrid, conseguir la camiseta de Cristiano para su hijo [tendrá que ser en el partido de vuelta porque el portugués no va convocado] y llevar a todas su familia al Bernabéu dentro de dos semanas. ¿El fútbol es como lo había soñado de pequeño? “No. No lo cambiaría por nada, pero no es como te lo imaginas: hay lesiones, responsabilidad, épocas en las que no te salen las cosas… Es duro”. Seguro que esta noche se le olvidarán los malos momentos.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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