“Hemos seducido a los jugadores”
El excapitán Agustín Pichot, gran arquitecto de Los Pumas, valora el estilo ofensivo de Argentina y las claves de su modelo
“Esto del rugby es para siempre”. Pocas frases resumirían mejor la vida de su autor, Agustín Pichot, sujeto imprescindible de Los Pumas en cualquier circunstancia. Después de capitanear a la selección argentina que terminó tercera en el Mundial de 2007, Pichot afrontaría el reto de la continuidad. El medio-scrum, ahora representante de la Unión Argentina de Rugby en la World Rugby y en el Sanzar, la agrupación de Sudáfrica, Nueva Zelanda y Australia, dirigió desde los despachos el reto de codearse con los grandes. Completando la tradicional solidez argentina con la excelencia ofensiva del sur, la albiceleste asombró este otoño en su camino a las semifinales del Mundial de Inglaterra. “El deporte necesita sostener las cosas en el tiempo. Lo que teníamos que hacer era dibujar ese proceso y hemos seducido a los jugadores para que crean en él”, explica.
Tras el bronce en Francia, Pichot puso punto y seguido a su relación con el oval. “En mi carrera me había ido muy bien, había ganado dinero y vi la responsabilidad más grande: cómo puedo hacer para mejorar a los que vienen”. Argentina necesitaba socios con los que competir y llamó a la puerta del Seis Naciones. “Yo tenía claro que el norte era el lugar para desarrollarnos y tuve siempre una muy buena relación con España porque mi familia es catalana. Por nuestros orígenes, me pareció que era un destino lógico para que Argentina tuviera una sociedad que desarrollase también el rugby allí. Desgraciadamente, el norte no nos aceptó y tuvimos que ir al sur”.
Y ante los cocos meridionales debutaría en 2012 Argentina, en el Rugby Championship, para medirse dos veces al año a tres bicampeones del mundo a los que nunca había derrotado. Pichot, de 41 años, anhelaba la “magia” de los All Black, pero la gran baza argentina era su correosa scrum. No bastaba para enjaular a las gacelas del sur. Llegaron derrotas duras como el 73-13 ante los Springboks en 2013 y la Unión confió su destino a Daniel Hourcade, que dirigía a Los Pampas, una suerte de filial argentino que competía en Sudáfrica. Con él, Los Pumas se empaparon de la velocidad del sur. “El cambio de estilo se venía gestando, pero no lo había podido volcar hasta que no fue entrenador. Claramente, Hourcade fue el responsable de todo esto porque los jugadores le creyeron”.
Argentina, una de las vanguardias ofensivas del Mundial, ya sabe lo que es ganar a Australia y Sudáfrica. Caerían con valentía ante la primera en semifinales del Mundial, pero su progreso es encomiable. Apasionado con los All Black, Pichot ve la sencillez del juego neozelandés como la gran influencia. “Todavía están lejos de nosotros, por eso tienen 100 años de historia, pero la única forma es aprender. Estamos copiando su modelo, desde cómo viajamos a cómo nos entrenamos. Con el tiempo, esperemos que no sean 30 años, estaremos a su altura”.
Seis Naciones americano
El próximo año se presenta apasionante para Argentina con el regreso del grueso de la selección para integrar la franquicia de la Unión, que debutará en febrero en el Super Rugby, el mejor torneo de clubes del mundo, para medirse a sus pares del sur. El principal objetivo de la nueva entidad es poner a los deportistas al servicio de la selección. “¿Qué pasaría si todos los jugadores los tienen clubes europeos, te los consumen todo el año y después te los liberan 12 semanas desgastados completamente, como les pasó Francia o Inglaterra? No te sirve. Queremos cuidar a nuestros jugadores y tenerlos para nosotros”, señala Agustín Pichot.
Aunque aún no tiene fechas ni nombre oficial, Brasil, Chile, Uruguay, Canadá y Estados Unidos disputarán con Argentina la primera edición del Seis Naciones americano en 2016. “Es un apoyo de Argentina a la región para que sigan creciendo”, concede Pichot. El torneo, planteado en principio para febrero y marzo, medirá a las selecciones entre sí a una sola vuelta en cinco partidos. Pese a la congestión de compromisos que pueda suponer para Los Pumas, el dirigente garantiza contar “con el plantel para hacerlo”.
Captar talentos
El directivo señala tres influencias en la definición de su proyecto. En la selección de los jóvenes, aprendió de Estados Unidos y del sistema de los Miami Dolphins de fútbol americano para filtrar el talento de las universidades. En cuanto a la dimensión, le marcó el modelo irlandés, una potencia mundial de rugby con apenas dos provincias grandes (Münster y Leinster). “Vimos que no era necesario tener 14 equipos profesionales”, expresa. También se fijó en la captación de España en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. “Lo miramos mucho porque construyó muchas estructuras a lo largo del país”, analiza Pichot.
Para filtrar la labor de los clubes, que sostienen a los jugadores hasta los 17 años, están los Centros de Alto Rendimiento. Un grupo de entrenadores elige a los 100 mejores jugadores del país, un proceso en el que Pichot ve difícil que se pierdan talentos. “En el rugby uno ve rápidamente si el chico es bueno o no porque es un deporte muy simétrico. No hay biomecánica, ves pronto cómo se desenvuelve”. Ese centenar va adelgazando con pruebas técnicas y físicas: a los 18 años se corta a 60, a los 19 años ya solo resisten 40, que se quedan en la mitad para disputar el Mundial Sub-20. “Se les sigue uno o dos años cuando salen del sistema, pero los que no van a ese Mundial ya es muy difícil que lleguen a Los Pumas”, analiza.
Toda una industria orquestada por un talento espontáneo, un dirigente precoz que conoce las dos caras del éxito. “En mi barrio solo soñaba con mi club, nunca imaginé llegar a ese vestuario en el Parc des Princes tercero del mundo. Lo de ahora es trabajar para el otro, y dejar un legado es lo más lindo que me pasó”.
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