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Sergio Ramos marca y se daña el hombro

Golazo del ex sevillista de tijera, que le cuesta una lesión y una salida del Sánchez Pizjuán entre pitos y aplausos

Rafael Pineda
Sergio Ramos se duele del hombro tras su gol.
Sergio Ramos se duele del hombro tras su gol. Denis Doyle (Getty Images)

Unai Emery aprendió la lección del partido ante el Manchester City. Se descubrió tanto ante el gigante inglés que acabó vapuleado, pues lo superó en todos los aspectos del juego. Ante el matemático Madrid de Rafa Benítez, que por ejemplo coloca a Sergio Ramos de central derecho solo para ejecutar la jugada del saque de centro, optó por un repliegue intensivo, defendiendo al borde de su área. En ese bosque le tocó moverse a Bale, que volvió al equipo en la primera ocasión que tuvo Benítez de ponerlo tras su lesión. No estuvo mal como delantero centro. O, si cabe el término, como falso delantero centro, posición en la que se mueve a la perfección Cesc.

El galés intercambió en muchas ocasiones su posición con Cristiano Ronaldo, que no se encuentra en su mejor momento, pero el que marcó fue Sergio Ramos, quien en su impresionante movimiento se dejó el hombro en el Sánchez Pizjuán al apoyarlo sobre el césped. El golazo del camero, imperial en un cruce ante Immobile unos minutos antes, dejó mudo Nervión, que, sin embargo, suspiró cuando el sevillano se tuvo que retirar lesionado al resentirse de una lesión muy delicada, una luxación que provoca un dolor terrible. De hecho, el zaguero ha jugado infiltrado varias ocasiones en la actual temporada.

Sergio aguantó en el campo desde el minuto 22, cuando marcó, hasta el 31, momento en que fue sustituido por su compañero Varane. Benítez mostraba su desesperación en la banda. No celebró el tanto el andaluz, cuya lesión supone un duro contratiempo para la selección ante sus próximos compromisos amistosos contra Inglaterra y Bélgica y, sobre todo, establece una incógnita en cuanto a su participación en el clásico ante el Barcelona. Es el primer gol del campeón del mundo en la actual Liga, de indudable belleza y complejidad técnica.

Ramos se despidió del Sánchez Pizjuán como si fuera un torero. Aplaudido por la mayoría del estadio y también silbado por una parte de la afición que sigue sin perdonarle su marcha al Madrid a pesar de que ya han transcurrido más de 10 años de su adiós. No le importaron a Sergio esos pitos, que se marchó al centro del campo, se giró y comenzó a aplaudir a la que fue su gente. Incluso apuntó con sus aplausos a la parte de la grada que la tomó con él.

Fue salir Ramos del campo y variar el rumbo de un partido que el Madrid dominaba sin contemplaciones. Sin el alma de su defensa, el equipo de Benítez comenzó a sufrir ante un rival que decidió salir de su marasmo. Hasta el punto de que Ciro Immobile pudo aprovechar una jugada de estrategia del conjunto andaluz para anotar el empate. El Sevilla se hizo hombre cuando el camero estuvo fuera, pues su equipo se hizo endeble y vulnerable. Entonces, el hombro de Sergio crujía en los vestuarios del Sánchez Pizjuán, cuando intentaba mover su articulación dañada. Le tocará descansar, sin poder visitar a sus amigos de Camas, incluido algún torero con el que se deleita toreando de salón. El que tendrá que torear, y mucho, será Benítez si su líder no puede jugar el clásico ante el Barcelona. Entonces jugarán de inicio James y Benzema, piezas básicas de este Madrid de laboratorio. La del clásico, no obstante, será otra historia.

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