El distinto valor del bronce
Mientras los argentinos ven el tercer puesto del Mundial como un logro, los sudafricanos lo toman como un partido más
Mañana (21.00) en el Estadio Olímpico de Londres Argentina y Sudáfrica se juegan el tercer puesto del Mundial de Rugby 2015, ambas escuadras han vivido una semana dura y, pese a que nadie duda de que ambos equipos salgan a por la victoria, la motivación que se respira en las dos concentraciones es bien distinta. Los Pumas están abatidos, pero ven en ese bronce una manera de igualar a sus antecesores de 2007 y volver a auparse al tercer puesto del ránking Mundial. Para los Sprinboks, campeones en 1995 y hace ocho años, no ganar es un fracaso y su motivación viene de que Sudáfrica siempre está obligada a vencer, incluso en “amistosos”, según afirmó el miércoles Heyneke Meyer, el seleccionador de los de verde y oro.
La polémica surgió nada más terminar la primera semifinal entre Sudáfrica y Nueva Zelanda, cuando el propio Meyer aseguró que jugar por el tercer puesto le despertaba los mismos sentimientos de “besar a su hermana”. Un día después respondieron los argentinos, que se les había escapado el sueño de la final ante Australia, pero que para ellos la medalla de bronce significaba mucho.
Pese a las matizaciones de la semana, en rugby hay pocos amistosos y los únicos dos cambios con respecto a las semifinales en los bicampeones del mundo serán la entrada de los veteranos Victor Matfield (38 años y 126 internacionalidades) , que será el capitán, y el mediomelé Ruan Pienaar (31 años y 87 caps). Sobre todo para Matfield será un partido especial, ya que se despedirá de los terrenos de juego tras el encuentro del Estadio Olímpico.
Ese es uno de los argumentos que esgrimen entre los Springboks para superar “la semana más dura” de sus carreras. Jugadores y técnicos apelan al honor y responsabilidad de vestir la camiseta Springbok, a despedir lo mejor posible a los que se han dejado la piel tantas veces vistiendo de verde y oro, a los aficionados y al profesionalismo de todos los componentes de la expedición. Pero, todos lo hacen con cierto tono de resignación o se les escapa un pequeño lamento. “Ha sido la semana más dura de nuestras carreras. Es mi cumpleaños mañana (jueves) y no tengo ganas de celebrar nada. Necesitamos levantarnos y lo haremos por la camiseta Sprinbok. Saldremos a ganar por Sudáfrica”, aseguraba el segunda línea Eben Etzebeth.
En el campamento argentino, la tristeza por no estar en la final también está ahí, pero la palabra más repetida es “sueño”. Al principio del Mundial el capitán Agustín Creevy aseguraba que su primer objetivo era jugar siete partidos en el torneo para seguir creciendo, venían a ganar el torneo pero, si no podían, su siguiente objetivo era emular a los Pumas de Bronce de 2007. Aun así, frente a la estabilidad del XV inicial de los sudafricanos, los argentinos, acosados por las lesiones tras el partido contra Australia, harán nueve cambios.
Entre los damnificados de las semifinales hay figuras importantes en los Pumas, el propio Creevy, el ala Juan Imoff, máximo anotador de ensayos del equipo, el zaguero Joaquín Tuculet o los centros Marcelo Bosch y Juan Martín Hernández.
Estas bajas han propiciado que el apertura Nicolás Sánchez viva su primer partido como capitán. A esa ya de por sí motivación especial se añade que intentará emular a Gonzalo Quesada en 1999 y convertirse en el segundo argentino en terminar un Mundial como máximo anotador.
Frente a las pocas ganas de fiesta de Etzeben, Jerónimo de la Fuente, que sustituirá como 12 a Juan Martín Hernández, asegura que está “contento, con mucha confianza y con ganas de terminar bien para festejar y llevar una medalla a casa”.
El joven sudafricano Rudy Paige, que partirá desde el banquillo, aseguró que tras una semana corta de entrenamientos el componente psicológico será muy importante. Por eso, pese a que las apariencias apuntan a que los Pumas parten con ventaja en ese sentido, los argentinos no se fían de lo que dicen sus rivales. En rugby siempre se sale a ganar y como dice Juan Figallo, otro de los que esperará su turno en la banda: “Puede que digan que no les motiva, pero no se lo creen”.
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