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EL QUE APAGA LA LUZ
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Benítez, 100 días de pasión

El Madrid gana pero a su técnico le ha dado por el victimismo y por comparar a este equipo con el de hace un año. Pero ¿le conviene?

Benítez da instrucciones en el partido ante el Celta.
Benítez da instrucciones en el partido ante el Celta.MIGUEL RIOPA (AFP)

El pasado 18 de julio, el nuevo Real Madrid de Rafa Benítez se vestía de largo en su primer partido de pretemporada. Ocurrió en Australia, ante la Roma. El resultado fue 0-0, un resultado más habitual de lo que era costumbre en este equipo. Hoy se cumplen 100 días de aquel inicio de ruta, el tiempo de gracia que, al parecer, hay que dar a un político para enjuiciar su gestión. Enjuiciado desde el minuto uno, Benítez no ha tenido ese margen de favor. Y lo que sorprende es que le sorprenda. Sea como fuere, estos 100 días han mostrado a un Madrid de gatillo menos fácil que en el pasado, pero de mayor seguridad defensiva. Y esto último es de aplaudir, y se aplaude, por mucho que el máximo responsable sea el portero, Keylor Navas, el mismo al que hace cuatro días el club despreció al convertirle en moneda de cambio para el fichaje de De Gea y que, entre el rezo previo al partido y el de después, está teniendo actuaciones majestuosas. Sin embargo, todo el orden, la táctica y la disciplina que, se dice, adornan a este equipo, no impiden que reciba una media de disparos por partido superior a la que recibía hace un año. La diferencia radica en que el portero actual rechaza esos lanzamientos una y otra vez, exquisita carnaza para que a Casillas, guardameta de entonces y hoy en la distancia, vuelvan a molerle a palos.

Pero, ¿conviene comparar a este Madrid con el de hace un año? Mejor dicho, ¿le conviene a Benítez? Pues se ve que sí: “Algo habremos hecho bien cuando no nos han metido cuatro”, dijo el técnico a raíz del empate (1-1) ante el Atlético hace algunas semanas. Recordaba así que en la pasada campaña los blancos se llevaron una tunda del Calderón (4-0). Procedamos pues a comparar: el Madrid de Ancelotti llevaba, a estas alturas del curso, 21 puntos en nueve partidos de Liga. Y 21 lleva el Madrid de Benítez. En Champions, el botín del italiano era de nueve puntos en tres partidos; hoy es de siete. Había conseguido aquel, en 12 partidos, 43 goles; 27 lleva ahora el técnico madrileño. Y había recibido 12, por los tres (Keylor mediante) de ahora. ¿Quiere Benítez seguir comparando? Porque el techo que le dejó aquel Madrid de Ancelotti se llama 22 victorias consecutivas y se apellida récord en la historia del fútbol europeo. Esas palabras de Benítez tras el empate en el Calderón sentaron como un tiro en un vestuario que venera a Carletto, ese entrenador al que se le lesionaban los futbolistas por su mala preparación física. Eso al menos mantenían, aleccionados desde las moquetas del Bernabéu, los valedores del despido menos justificado y más idiota que se recuerda, siendo la actual preparación física tan estupenda que en 100 días ya han caído 11 jugadores por problemas musculares.

El victimismo se hace presente

Benítez tiene en sus manos el equipo soñado. Que gana partidos, faltaría más. Como ha hecho siempre el Madrid, sea desde el orden y la táctica o desde la imaginación y la anarquía. ¿O es que Ronaldo el brasileño, el que no se enfada por gordo que esté, necesitó alguna vez una pizarra para jugar al fútbol? Solo desde el victimismo más cutre, del que este club carecía hasta que su presidente, y hoy también director deportivo, se arrojó en brazos de Mourinho, se pueden entender las siguientes declaraciones de Benítez: “Hay gente a la que no le interesa que el Madrid esté ahí arriba; hay que desestabilizar e inventar polémicas para seguir vendiendo”. La culpa, de nuevo, es de la prensa, tanto columnista como hay antimadridista. Pero, ¿sabrá Benítez la mierda que desde tertulias televisivas y, lo que es peor, televisadas, se lanzó contra Ancelotti? ¿Sabrá que a Pellegrini se le echó tras la portada más ruín que se recuerda, aquella del diario Marca que rezaba Estás despedido Manolo? ¿Sabrá Benítez a qué club entrena? Bien le hubiera venido, ya que tanto le preocupa lo que se dice y se escribe, leer a Juan Tallón en estas mismas páginas hace justo una semana: “Habría que estar muy loco para pretender ser feliz en el banquillo del Real Madrid”.

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