El PSG ante el espejo del Madrid
El club parisino, que a golpe de millones busca echar raíces en la Copa de Europa, mide a un Real con Cristiano Ronaldo pero sin sus principales socios de ataque
Con más dinero que alma futbolera, París, germen de la Copa de Europa, intenta petrodólar a petrodólar llegar al primer escalón del torneo que acunó hace 60 años y en cuya historia ha sido irrelevante hasta la fecha. Ahora, con el abrigo multimillonario de Qatar, el PSG, club con poco más de cuatro décadas de vida, ha tomado la bandera del fútbol francés y pide un escaño entre la élite, la que representa como nadie el Real Madrid, principal hilo conductor de la Copa con la que ha construido su mística universal.
El PSG cada vez está más cerca del club madridista en cuestiones monetarias, ahora está por ver si se aproxima en lo deportivo. Desde la llegada en 2011 del emir de Qatar, Tanim bin Hamad Al-Thani, los parisinos han invertido 550 millones en fichajes. En el mismo periodo, la institución que preside Florentino Pérez, más de 470 millones. En lo deportivo, diez Champions separan a unos y otros, por más que el PSG al menos pueda presumir de ser uno de los dos únicos conjuntos galos que han conquistado un trofeo europeo: los capitalinos, la Recopa de 1996 y el Marsella la fraudulenta Champions de 1993.
Alejados por la historia de cada cual, PSG y Real Madrid tienen mucha menos distancia en lo futbolístico. Las nóminas de unos y otros son imponentes. A falta de raíces, en el vestuario que pilota Laurent Blanc anidan algunos de los jugadores más reputados del planeta, con Ibrahimovic a la cabeza. Al sueco le abrocha gente de primerísimo orden mundial como Thiago Silva, Di María, Cavani, Verratti… Blanc tiene mucho y de todo, por lo que todo París le exige de una vez por todas una gesta suprema. La Ligue 1 que domina con puño de hierro no vale de coartada cuando se maneja un presupuesto que supera en 400 millones al resto de principales aspirantes, caso del Lyon, Marsella y Mónaco. Partidos como este ante el Real Madrid darán idea de la medida de este babélico PSG de maná infinito.
Blanc adelantó el inicio del pulso a la rueda de prensa oficial de ayer. No dudó en tachar de “muy defensivo” al Madrid de Benítez: “Yo quiero el balón, y por lo que veo el Madrid se defiende y sale a la contra. Si nos quiere dar la pelota, encantados”. Horas después, Benítez salió al quite. No se le vio alterado, como ya si hubiera metabolizado hasta el hueso su fama de “amarrategui”. “Somos un equipo que ataca”, dijo el entrenador madrileño, que se amparó en las estadísticas para certificar el supuesto talante ofensivo del Madrid. Un ataque que hoy se verá mermado por las bajas de Benzema, James y Bale, lo que en principio amplificará la dependencia de Cristiano, al que presuntamente acompañará Jesé, aspecto que Benítez no quiso desvelar, tal que un secreto de Estado. Lo mismo que la presencia o no de Sergio Ramos. En caso afirmativo, el andaluz tendrá que infiltrarse de nuevo, lo que aumentará su dolor cuando se diluya el pinchazo anestésico. El técnico español tampoco aclaró si Bale llegó lesionado de la innecesaria verbena de Gales con Andorra o se lastimó ante el Levante. “Nos dijo al descanso que tenía algunas molestias pero quería seguir, consulté con el cuerpo técnico y decidimos cambiarle”.
Si Blanc puso el acento en el conservadurismo de Benítez, Carlo Ancelotti, predecesor de ambos en los banquillos de PSG y Real, aludió en una entrevista en “L”Equipe” a los problemas ofensivos de este Madrid. Un aspecto difícil de auscultar en el Parque de los Príncipes debido a las ausencias blancas. Lo que se podrá evidenciar es si la fragilidad del Madrid en el perímetro de Keylor Navas ha sido solo episódica. No recibe muchos goles, pero sí una catarata de ocasiones. Y al frente del PSG hay delanteros de enorme potencial.
Muchos puntos de interés para un reto entre dos de los principales aspirantes. El Madrid, porque lo es por derecho histórico curso tras curso. El PSG porque cree que el trono está por llegar de una vez por todas. Ambos son los dos grandes favoritos a sobrevivir en esta fase grupos, por lo que el encuentro se orienta más hacia un pulso de un Madrid en busca del mejor Madrid frente a un PSG que sueña con ser un Madrid embrionario y entronizar por fin al fútbol francés de clubes. El partido no es un clásico europeo. París sueña con que lo sea pronto y a partir de duelos como este. No vaya a ser que los jeques toquen retirada.
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