El Deportivo se levanta de la lona
Dos goles en el tramo final del partido frustran al Athletic, que caminaba hacia su primera victoria a domicilio
Lo peleó el Deportivo hasta el final, lo sufrió el Athletic, que tuvo el partido ganado y se le escurrió de las manos la que iba a ser su primera victoria lejos de San Mamés, igualado sobre la campana por un rival que estaba en la lona. Hace falta tener coraje para hacerlo y el Deportivo lo tuvo para sumar un punto con aroma a victoria por cómo y contra quien lo logró.
Se revolvió contra su suerte el equipo de Víctor, se subió a la moto de Fede Cartabia, que entró a falta de veinte minutos y dos abajo como si tuviese que hacer vuelta rápida. Cambió de marcha el partido y renovó el ánimo del Deportivo, que incomodó al Athletic justo cuando más cómodo se sentía, le obligó a dar un paso atrás y se encontró con un golazo de Lucas Pérez, que no estuvo cómodo en todo el partido, pero que necesita bien poco para sacar a pasear su zurda, espléndida, precisa. Al minuto tuvo Oriol Riera el empate para un equipo desatado en el que Sidnei ya ejercía de delantero a tiempo parcial. Y marcó a la postre Arribas, el otro central, para sellar un empate que hizo justicia a la pelea de unos y otros en un partido con más matices que fútbol, en todo caso un magnífico y emotivo entretenimiento.
El Athletic llegó a ser vecino del triunfo tras extraer frutos de un oficio que ya casi es inherente a su camiseta. Marcó en dos acciones de equipo bregado, la primera de ellas muy protestada por Riazor, pero legal e irreprochable. El fútbol moderno ha alumbrado una surrealista polémica cuando un futbolista se queda dañado en el piso y el balón sigue en juego. Se abre entonces como un paréntesis en el que la concentración se va al limbo porque el revuelo que se monta es tal que en vez de ser hombre al suelo parece que es hombre al agua. Y hay quienes se ahogan en ese charco. Al Deportivo le marcaron ayer en una jugada así, pero no tanto porque dejase de jugar como por la ventaja que sacó el rival de un lance que el árbitro no consideró oportuno detener. Y es otra variante a considerar sobre como deben actuar los colegiados en esas situaciones. Luis Alberto se quedó en el suelo entre gestos de dolor y el Athletic, en su derecho, no paró. Hizo jugada y se benefició del agujero que generó la ausencia del mediapunta para que San José recogiese con comodidad un rechace para habilitar a Balenziaga en la izquierda. Con el rival atrás, recogido en su inferioridad numérica, el lateral centró sin que nadie le incomodase y Williams remató a la red.
Deportivo, 2-Athletic, 2
Deportivo: Lux; Juanfran, Arribas, Sidnei, Fernando Navarro; Juan Domínguez (Borges, m. 55), Mosquera; Cani (Oriol Riera, m. 60), Luis Alberto (Fede Cartabia, m. 69), Fayçal Fajr; y Lucas Pérez. No utilizados: Manu, Lopo, Laure y Álex Bergantiños.
Athletic: Iraizoz; De Marcos, Etxeita, Laporte, Balenziaga; San José, Beñat; Iñaki Williams (Sabin Merino, m. 75), Raúl García (Eraso, m. 82), Susaeta (Lekue, m. 80); y Aduriz. No utilizados: Iago Herrerían, Gurpegi, Elustondo, Ibai Gómez.
Árbitro: Jaime Latre. Amonestó a Lucas Pérez, Sidnei, Laporte, Beñat
Goles: 0-1. m. 30. Iñaki Williams; 0-2, m. 61, Aduriz; 1-2, m. 79, Lucas Pérez; 2-2, m. 88. Arribas
Riazor. 26.239 espectadores
No fue el gol más lírico de la historia del Athletic, pero le sirvió para abrir un partido en el que estaba picando piedra ante un rival que comenzó recogido, temeroso de que le superasen por físico y que le invitó a manejar la pelota por tierra. Se replegaron los chicos de Victor Sánchez del Amo para esperar a la contra y madurar el partido, pero este avanzó hacia un trasteo sin ritmo en el que nadie dominaba ni la pelota ni la situación, en el que al Deportivo le costaba salir desde atrás y el Athletic no disponía de las luces para alumbrarse arriba. El gol desbloqueó el engorro porque los vascos encontraron el sosiego y el Deportivo mostró, ya entonces, atisbos de que tiene más dinamita de la que cabría suponerle a un equipo cuyo objetivo es salvar la categoría: en apenas diez minutos, antes del descanso, precisamente Luis Alberto, envió dos veces el balón a los palos.
La desventaja trajó las prisas al Deportivo, no la precisión que casi siempre estuvo ausente. Entre parones, cortes e interrupciones el Athletic se sintió cómodo para ampararse en su oficio y encontró otro premio en una conexión entre Raúl García y Aduriz, dos que saben de que va el tema, un pase filtrado y una finalización sutil. Todo precedido de una recuperación de Laporte, que mostró la cara más blanda del Deportivo, abierto en canal justo por su carril central. Pero la herida suturó casi de inmediato, llegó la casta y el desborde, la pasión y los goles. A veces el resultado se convierte en una bendita anécdota, pero aún en la derrota el último cuarto de hora hubiese confirmado todas las buenas sensaciones que deja un Deportivo edificado para no sufrir tanto como en sus últimas campañas en Primera. El Athletic puede dar fe porque no le bastó ni con marcar dos goles.
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