Villar, inmune al virus FIFA
En el pestilente mundo del fútbol, en pleno naufragio de sus órganos de gobierno a nivel mundial (FIFA) y europeo (UEFA), con el FBI y las fiscalías de varios países indagando en las múltiples tropelías cometidas por sus dirigentes, en el centro del tsunami, allá en el horizonte, agarrado a un madero, imperturbable, sin decir esta boca es mía, sobrevive Ángel María Villar, eterno presidente de la Federación Española y hoy elevado a máximo mandatario (en funciones) de la UEFA en sustitución del sancionado Platini. Lo mismo da que un buen número de los colegas que le rodean, incluido su hijo Gorka, estén bajo sospecha. Y algunos entre rejas. Villar no se inmuta. Ha elevado a categoría de ley su lema favorito: “La mejor declaración es la que no se hace”.
Ni siquiera fue capaz, una vez nombrado presidente en funciones pero sin funciones, de dar la cara. Periodistas de medio mundo esperaban oírle en la sede de la UEFA en Nyon. Y esperando siguen. En la reunión allí celebrada Villar defendió con entusiasmo a su jefe Platini, inhabilitado por haber cobrado 1,8 millones de euros en concepto de no se sabe qué. Oficialmente los recibió por “servicios de asesoramiento” a Blatter, pero no hay documento alguno que lo justifique. Y mucho menos que explique por qué cobró ese dinero nueve años después de producirse el supuesto asesoramiento. Quizá la UEFA debería haber pedido consejo a Cospedal, que en asuntos de cobros en diferido se maneja como nadie.
La lealtad de Villar a los suyos no hay quien la niegue. Lo que se desconoce es a cuento de qué y a cambio de qué. Este bilbaíno de 65 años tiene garantizada su continuidad al frente de la Federación hasta la eternidad, dado el éxito que le reporta el chalaneo y el trueque de favores que, desde 1988, le mantienen en el cargo. El futuro desembarco de Platini en la presidencia de la FIFA iba a provocar el asalto de Villar al trono de la UEFA, donde ha llegado por la puerta de atrás. Y en silencio. Su condición de resistente es tal que ni siquiera ha dado un paso a un lado por la acusación de sobornos varios que desde Sudamérica se ha lanzado contra su hijo. Villar no sabe no contesta. El virus FIFA está a punto de llevarse por delante a Blatter, Platini y otros compadres, pero apenas salpica a Villar, un señor que sobrevive como nadie entre la podredumbre.
El mal que azota al Madrid
Sin embargo, lo que los expertos denominan virus FIFA no tiene nada que ver con el pillaje que caracteriza a ese órgano y similares. Se trata de un mal que aqueja a los equipos cada vez que sus jugadores viajan con sus selecciones. Es habitual que alguno vuelva lesionado, y en ese apartado el Madrid ha sido golpeado con dureza, cayendo de una tacada Modric y Benzema. Rafa Benítez, el técnico, alzó la voz. Y echó mano de los números, asegurando que el 57% de lesiones musculares que sufren sus jugadores se producen “en partidos de selecciones”. Es curioso porque se rumorea que uno de los motivos del nunca explicado despido de su predecesor, Carlo Ancelotti, fue la plaga de lesiones que azotó a la plantilla, lo que desde la dirección deportiva del equipo, sita en el despacho presidencial, se achacó a una mala preparación física. El técnico italiano, sin embargo, opinaba que el problema estaba en la pretemporada, en los viajes, cada vez más y cada vez más lejos, que el equipo hacía. Hoy, el Real Madrid vuelve a ser golpeado por las lesiones. Nadie se atreverá a culpar de ello a la veraniega gira por Australia y China. Ancelotti lo hizo, avisó de que la factura a pagar iba a ser demasiado cara. Y lo fue. Y a la calle le mandaron. Benítez, visto lo visto, ha preferido echar más mierda sobre la FIFA. Total, está hasta el cuello de ella.
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