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Diario del Palomero
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Bengalas y estrés divino

Navas detiene el penalti de Griezmann.
Navas detiene el penalti de Griezmann.J. J. Guillén (EFE)

01/10 Jueves de bengalas

La bengala lanzada desde la zona de los aficionados del Benfica y que cayó en el asiento de un niño dándole un susto que tardará en olvidar vuelve a traer al primer plano asuntos que no se acaban de erradicar. De todas las reacciones provocadas, me quedo con lo que dijo Simeone. “Eso es un tema social que lo tendrán que resolver la gente que lo tiene que resolver” dijo el entrenador rojiblanco al ser preguntado por la cuestión. Teniendo razón en la primera parte de la reflexión, me preocupa la segunda, eso de “la gente que lo tiene que resolver”. Con su frase, Simeone traslada un problema hacia un lugar donde él no se encuentra, y parece no darse cuenta, y no es la primera vez, que dentro de “la gente que lo tiene que resolver”, está él mismo. “La gente que lo tiene que resolver” es numerosa, pues el problema resulta complejo, pero está claro que los jugadores y entrenadores forman parte de ese grupo. Por eso cualquier despeje, declaración a medias o salida por la tangente no ayuda, sino más bien lo contrario, a la futura solución. Hemos llegado a un punto donde no puede haber medias tintas. Ya sabemos, por otras épocas tampoco muy lejanas, que el colegueo de muchos clubes, entrenadores y jugadores con sus ¿aficionados? más fanáticos, o el miedo a su reacción si se actuaba en su contra, no ha traído sino malas consecuencias. Por eso no queda otra que las actuaciones y declaraciones contundentes. Simeone, aunque se tratase de una acción de la afición rival, tuvo la oportunidad de hacerlo y la dejó pasar, mirando hacia otro lado. Mal camino me parece.

Una belgala le cae a un niño en el Calderón.
Una belgala le cae a un niño en el Calderón.Alejandro Ruesga

02/10 Viernes de fin de fiesta

El tópico de que alguna vez hay que perder se ha cumplido para el Real Madrid de baloncesto. Después de la temporada perfecta, un soberbio Unicaja le ha apeado del primer título de este curso, la Supercopa. Aunque nunca resulta agradable la derrota, el momento de decir adiós a la búsqueda del nosecuantosplete parece el ideal. En el escalafón de importancia de los trofeos a jugar en cada temporada, la Supercopa ocupa el último lugar en la jerarquía, a partir de hoy se dejarán de poner cifras al récord y los contrarios no tendrán la motivación extra de terminar con la racha. Sin tanta aura alrededor, el equipo podrá volver a la normalidad y a la lógica mortalidad. Eso sí, su hazaña ahí queda. Mantener la competitividad en grado superlativo durante tanto tiempo y coronar todas las montañas en primera posición ha sido todo un alarde que quizás ahora, una vez concluida la inolvidable etapa, merece de nuevo el reconocimiento hacia una gran tarea colectiva donde se ha tenido ideas, paciencia, talento y acierto.

Mientras unos han amontonado títulos, en la otra orilla madridista se celebran por todo lo alto los goles de Ronaldo. Y claro, la comparación resulta inevitable.

03/10 Sábado de Twickenhamazo

Dentro de la lista de los grandes batacazos deportivos, muchos de ellos cumplen con una circunstancia común: se suelen producir en campo propio. Desde el célebre Maracanazo, y sin olvidar el Angolazo o el Mundial de Naranjito, la memoria colectiva de los aficionados del país que sea guarda con especial viveza el recuerdo de grandes reveses producidos en su propio terreno. El año pasado asistimos a la desolación de todo Brasil por el fracaso de su selección futbolera, o el desgarro que provocó la derrota de nuestra selección de baloncesto en su Mundial, donde se aspiraba a algo mucho más ambicioso. En este 2015, Francia sufrió gracias a Gasol y compañía la devolución del favorcito y hoy mismo hemos asistido a otro capítulo de este serial. Con su incuestionable y contundente derrota ante Australia en Twickenham, templo del rugby, Inglaterra ha dicho adiós al Mundial, tragedia solo comparable a que se te enfríe el té de las cinco.

Mucho se teoriza sobre las ventajas e inconvenientes de jugar con el público a tu favor. Viendo el histórico, uno diría que contar con el favor de tu gente en la grada tiene el doble efecto de las mareas. A veces te empujan hacia la playa y otras te llevan mar adentro. Tanta ilusión colectiva resulta arma de doble filo, por lo que la historia está llena de casos contradictorios que impiden una conclusión definitiva. El debate sigue abierto mientras hoy, en Inglaterra, el sueño se ha convertido en pesadilla.

El capitán de Inglaterra, Chris Robshaw, tras la derrota. / ANDY RAIN (EFE)
El capitán de Inglaterra, Chris Robshaw, tras la derrota. / ANDY RAIN (EFE)

04/10. Domingo de estrés divino

Al paso que va, Keylor Navas va a terminar teniendo una calle a su nombre en los alrededores del Bernabéu. Estuvo con un pie en el avión que le iba a llevar a Manchester, y un mes después es un ángel vestido de blanco. La portería madridista, ese lugar donde muchos pensábamos que iba a seguir siendo origen de conflictos en el universo merengue, es ahora un remanso de paz. Cada parada de Keylor aleja fantasmas, y eso en un club tan propenso al ruido como el Real Madrid, resulta impagable. La última hazaña del costarricense ha sido parar un penalti a Griezmann, para lo cual y según dijo al acabar el partido, Dios le ayudó a tomar la decisión de tirarse hacia el lado correcto. A la vista de la cantidad de deportistas que, según ellos, son ayudados todos los domingos por Dios, no puedo sino concluir que si bien durante la creación, ese día se lo tomó libre y descansó, ahora trabaja a destajo. Y también me lo imagino en la situación de, por ejemplo, un penalti, cuente con la imploración de lanzador y portero, lo que le obliga a tener que tomar la decisión de ver a quién ayuda. Porque no sé si Griezmann es creyente, pero puede ser que antes de tirarlo, y como hizo Navas, solicitase intervención divina. No sé, en asuntos religiosos estoy muy pez, pero me da la sensación, y dicho con todo el respeto a las creencias de cada uno, que a veces se les pone a los dioses en demasiados compromisos.

Y ya que estamos con el tema de las creencias, cuentan que Digné, pívot del Barça, se agarró un enfado monumental (la primera versión de que se lio a mamporros ha sido desmentida por el club) cuando en la celebración de la Supercopa ganada por los azulgranas, alguien le mojó con un líquido que lleva alcohol, supongo que sería cava. Al parecer su religión no es que no permita beber alcohol, sino que tampoco que ni siquiera llegue a tocarte la piel. Respetando de nuevo las creencias de cada uno, me pregunto qué dios y de qué tipo ordena cosas de estas y si en la transcripción de sus mandatos, el ser humano no ha podido evitar añadir cosas de su propia cosecha.

Buena semana a todos

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