“Con Pau Gasol sentimos que estamos ante una leyenda”
Los compañeros de selección agradecen a su líder la memorable exhibición ante Francia con la que España cerró su serie de revanchas históricas
En las galerías del Hotel Mercure Aeroport de Lille se cruzaban, en constante ajetreo, la tensión, la felicidad, los miedos y las ambiciones. Teodosic, Valanciunas, Bjelica, Maciulis y compañía rumiaban la semifinal que iban a disputar horas más tarde Serbia y Lituania, mientras Pau Gasol firmaba a granel actas del partido ante Francia, camisetas y balones para el recuerdo antes de que la selección española cogiera el autobús rumbo al entrenamiento vespertino en el que el conjunto de Scariolo comenzó a preparar su sexta final en los últimos nueve europeos. El tótem de España ponía rubrica a la epopeya con la que rindió al anfitrión: 40 puntos, 11 rebotes, tres tapones y 11 faltas recibidas en los 36m 27sque estuvo sobre el parquet del Stade Pierre-Mauroy de Lille. Tiempo suficiente para cincelar su leyenda ante 27.000 sueños rotos.
La de Gasol fue la mejor actuación en los últimos tres lustros del campeonato desde los 43 puntos de Nowitzki en 2001; la mayor anotación en una semifinal desde los 45 puntos de Nikos Galis en 1989; la segunda mejor marca en la historia de la selección española desde los 48 puntos de Villacampa en el Mundial de 1990, y su récord personal con España desde los 37 ante China en los Juegos de 2004. 40 puntos que sirvieron para sellar la que será (oro o plata) la 16ª medalla en categoría absoluta del baloncesto español masculino, la novena en las últimas 12 grandes citas –incluyendo Europeos, Mundiales y Juegos-, la décima en los tres lustros que llevamos de siglo.
La secuencia de 'vendettas'
En la secuencia de vendettas de la España de la generación de oro, la Alemania de Nowitzki pagó su tiro de gracia en 2005 con sucesivas derrotas en la primera fase del Mundial de 2006, en los Europeos de 2007 y 2011, en los Juegos de 2008 y en el cara o cruz rumbo a cuartos de este mismo campeonato; y Lituania, verdugo en la final europea de 2003, sucumbió en cuartos del Mundial de 2006 y también en el camino de España rumbo a sus dos oros Europeos en 2009 y 2011.
Antes de aquellos triunfos, la Rusia de Kirilenko acalló el Palacio de los Deportes en la final del Eurobasket de Madrid (60-59) sin que el tiro de Pau Gasol sobre la bocina pudiera remediarlo. Esta vez la revancha consistió en ganarles en las semifinales olímpicas de 2012 (67-59, con 24 puntos del propio Pau). Entre medias, la enciclopedia española encontró otro demonio: Milos Teodosic y su triple inverosímil desde nueve metros en los cuartos del Mundial de 2010 (92-89). Apenas un año después, 31 puntos de Pau y 20 de Marc retrataron a aquella Serbia en la segunda fase del Europeo y después, en Eslovenia 2013, otra victoria por aplastamiento en los cuartos de final (90-60).
“El partidazo de Pau fue histórico. Todos le dimos las gracias porque sin él esto hubiera sido imposible. Yo le vi anotar 46 puntos esta temporada ante Milwaukee, pero esto fue grandioso. Tiene 35 años y el tío no para. Quiere ser mejor cada día y trabaja tanto que el resto le seguimos con el orgullo de compartir vestuario con él. Sentimos que estamos ante una leyenda del baloncesto”, resumió Nikola Mirotic, compañero de Gasol en los Chicago Bulls. “Su mate a falta de cuatro segundos no lo voy a olvidar en la vida. Salimos todos corriendo hacia él y parecía que habíamos ganado una final, porque en el fondo era una final para nosotros. Hicimos algo casi imposible porque nunca dejamos de creer. Ganar partido con 27.000 personas en contra moló mucho”, contó el debutante con una mezcla de asombro, pleitesía y satisfacción.
Como si de la restitución de una condena se tratase, un año y siete días después de la debacle de Madrid, cuando España cayó en los cuartos de final del que iba a ser ‘su’ Mundial, la tropa de Pau Gasol superó la afrenta con un Maracanazo para la historia. No era la primera vez para un equipo que, en su camino de gloria y medallas (10 en los últimos 15 torneos), ha ido cobrándose todas las cuentas pendientes acumuladas con una regularidad competitiva y un colmillo sin parangón en la historia del deporte español. Francia, que entre 2005 y 2012 acumulaba 11 derrotas en 12 enfrentamientos con España, se había convertido en el muro de España en los dos últimos campeonatos. Pero el orgullo competitivo de la mejor generación de la historia del baloncesto español y su killer, Pau Gasol, no dejan pasar una por difícil que sea la misión. “Es una puta bestia”, le elogió sin remilgos el capitán, Felipe Reyes, después de silenciar a 27.000 franceses con 40 puntos de sutura histórica. Otra cuenta pendiente, la más grande, también quedó saldada.
“Estábamos en una caldera de adversidades y sin él no hubiera sido posible escapar vivos. Pau es el factor diferencial que nos permite llevar tanto tiempo arriba”, analiza Sergio Rodríguez. Gracias a Gasol, España está en la final y en Río. “El objetivo está cumplido a medias. Tenemos hambre, ambición y deseo. Sufrir todos los días nos ha hecho crecer como equipo. Ahora falta rematar y ganar”, retoma Mirotic mientras El Chacho advierte de los peligros del extasis y la confianza. “En el Mundial de 2006 estábamos en el otro lado. Grecia se pensó que ya tenía ganado el Mundial después de vencer a Estados Unidos y mira lo que pasó. Ganar a Francia fue muy importante y bonito, pero nos jugamos mucho el domingo”, sentencia.
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