Francia y España, la revancha interminable
Las dos selecciones reeditan su rivalidad de la última década bajo el recuerdo de la victoria gala en el pasaso Mundial. Parker y Gasol se retan en otro duelo para la historia
El 20 de septiembre de 2013, en Ljubliana, la historia de los duelos entre España y Francia —que tendrá un nuevo capítulo en las semifinales de este jueves (Cuatro, 21.00)—, vivió un cruce de caminos. Aquel día, a los 31 años y tras una colección de intentos fallidos, Tony Parker logró culminar la obra que llevaba persiguiendo desde 2005. Desde que en ese año Francia arrebatara la medalla de bronce a España en el Europeo de Serbia, solo había sido capaz de derrotarla en un intrascendente partido de la primera fase del Mundial de 2010. El resto de partidos a cara o cruz siempre se saldaron a favor de España: en los cuartos del Eurobasket de 2009 (86-66), en la final de la cita continental de 2011 (96-69) y en los cuartos de los Juegos Olímpicos de Londres (66-59). Así hasta sumar 11 victorias españolas en los 12 enfrentamientos previos al de Eslovenia.
Ese día, Parker ejerció de acreditado solista con 32 puntos y desbarató la obra coral española construida en torno a la batuta de Sergio Rodríguez. En la resolución del estratosférico pulso entre los dos bases estuvo el billete a la final del Europeo que coronó a Francia como campeona. Parker tenía una cuenta pendiente. “Tendría muchas más medallas si no fuera por España”, había reconocido en la víspera de aquel encuentro con deportiva resignación. En su constancia encontró, por fin, la victoria que más se le resistía. Más que nunca, Francia fue Parker y la prórroga dictó sentencia. Los galos ganaron el parcial 10-7 con siete puntos del genio francés, que culminó la obra que empezó como un jovenzuelo de 23 años y completó con 31: ganar por fin a España.
En la recepción en la que la selección española celebró su medalla de bronce en aquel torneo, uno de los ausentes se convirtió en protagonista. Juan Carlos Navarro, baja para la cita junto a Pau Gasol, Felipe Reyes o Serge Ibaka, encabezó en la distancia el espíritu de vendetta. “He recibido un mensaje que me decía: ‘tranquilo presi, ¡ya los pillaremos!”, reveló Pepe Sáez durante su alocución sin querer anunciar el remitente. Posteriormente, en los corrillos se supo que el autor del ambicioso sms era el capitán del equipo, con la siguiente cita de la selección ya en mente. Con inagotable espíritu ganador, la selección miraba ya al Mundial.
En Eslovenia fue un Paker sin Pau Gasol y en Madrid un Pau Gasol sin Parker, pero en ambas citas venció Francia. La mala gestión de los partidos igualados, los bajos porcentajes de tiro de tres, la rotación de bases y pívots y la participación residual de varios jugadores, condenó a la selección y desató el 'Orenga dimisión'. La estadística no ofreció escapatoria: 20 de 62 en tiros de campo (18 de 40 en tiros de dos y 2 de 22 en triples); 28 rebotes por 50 del rival, y nueve jugadores, los que participaron en la rotación, incapaces de sumar para el equipo. Del 0 de Pau (el mejor de la selección española a pesar de todo con 17 puntos y 8 rebotes) al -12 de Ibaka o -14 de Marc (irreconocibles con cinco puntos y seis rebotes de aportación entre ambos). Un desplome sin respuesta tras un camino sin agobios en la primera fase.
En Lille se reedita el enfrentamiento, la revancha interminable. Esta vez, de nuevo con Pau Gasol y Parker sobre la pista. Dos mitos europeos, dos emblemas para sus respectivas selecciones. En sus currículos, 14 temporadas en la NBA para cada uno tras compartir año de draft, cuatro veces en el equipo ideal NBA, dos veces elegidos jugadores europeos del año, cuatro anillos para Parker y dos para Pau, y un 5-6 en presencias en el All Star. En semifinales del Eurobasket, el billete olímpico en juego en otro episodio para la historia.
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