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“El Barça puede ganar ahora sin jugar muy bien”

El exjugador polaco cree Luis Enrique llegó demasiado joven al banquillo de la Roma

Boniek en un partido de Liga contra la Juventus en 1986.
Boniek en un partido de Liga contra la Juventus en 1986.Getty

Le llamaban Il Bello di notte por su magnetismo con el gol, y con la épica, en las poéticas noches de Copa. Fue Gianni Agnelli quien bautizó así a Zbigniew Boniek (Polonia, 1956). Con la Juventus de Trapattoni ganó todo, incluida la desgraciada Copa de Europa de Heysel. Tras tres años en Turín pasó a la Roma, un equipo que, como la misma ciudad, tiene mucho de Pasolini: sensible, melancólica y visceral. Uno de los mejores extranjeros en la historia del Calcio analiza a los rivales de Barcelona y Sevilla en un viejo continente donde el balón aún mantiene su recuerdo. Amarcord.

Pregunta. Luis Enrique vuelve a su antigua casa como emperador de la Champions. ¿Cree que en Roma fue subestimado?

Respuesta. Llega con un equipo impresionante que, además, siempre es favorito. Vino muy joven a entrenar y ya se le veían cosas que hoy ha podido materializar en su Barça. Quiso introducir cambios, pero cada país tiene su modo de desenvolverse y actuar. No fue posible. En la Roma no había jugadores como Iniesta para hacer el fútbol que él tenía en la cabeza. Ni siquiera en el Madrid se puede jugar como lo hacen los azulgranas.

P. ¿Fue demasiado osado descuidando, quizás, la atmósfera asfixiante romana?

La Roma está construida para ganar el 'scudetto' y acabar con la hegemonía juventina

R. Es un error que sucede a muchos entrenadores. Pero sin duda que hablamos de un hombre serio y preparado que, probablemente, no tuvo suerte aquí. No basta solo con entrenar al grupo, sino también saber gestionar un vestuario, el aire que se respira fuera… Se fue y ganó, por lo tanto, mucho mejor para él.

P. Todo indica que el Olímpico verá a Totti —39 años en pocos días— partir de suplente. Arriba, Dzeko, Salah e Iago Falque. ¿Qué le parecen los tres fichajes? El español ha comenzado con buen pie… Nada fácil en la capital.

R. La Roma está construida para ganar el scudetto y acabar con la hegemonía juventina, no para liquidar al Barcelona y llegar lejos en esta competición, aunque todo es posible. Hablamos de tres grandes jugadores: Dzeko es un goleador a la antigua usanza, y los otros son muy rápidos y generan mucho peligro a la defensa rival. A los culés, que dominan el balón, les pueden incordiar. No descarto un buen resultado para los italianos, porque el Barça también te concede oportunidades.

P. ¿Qué debe hacer la Roma para tratar de aprovecharlas?

R. Defender bien, no tener miedo, aprovechar la rapidez de sus puntas y pressing en todo el campo. Eso sí, el conjunto catalán es mucho mejor que hace años. Ahora sabe ganar sin jugar muy bien, y esto es una cuestión mental. Y tiene a Messi, quien a su favor tiene —respecto a Maradona— que no recibe marcajes al hombre. El fútbol actual ayuda mucho a Leo en la disputa mediática contra Diego, que reinó en un fútbol más complicado.

P. La Roma el año pasado recibió siete goles del Bayern. El mazazo le duró casi toda la temporada. ¿Es ahí, en esa fragilidad mental, donde tiene que indagar Rudi Garcia para terminar de curtirla?

R. Creo que la Roma no perderá. Rudi es un gran entrenador que sabe aislar a sus futbolistas de la tremenda presión que existe aquí. Para mí es el ambiente más difícil de toda Italia.

El francés, que introduce equilibrio, es muy dúctil en sus esquemas

P. ¿Cómo se le puede explicar eso a un español?

R. Todo pasión y amor, en lo bueno y en lo malo. Infinidad de radios hablando 24 horas al día del equipo, algo de lo que es difícil de abstraerse. Es precioso razonar con el corazón, pero en ocasiones te juega malas pasadas.

P. El francés, que introduce equilibrio, es muy dúctil en sus esquemas. Contra la Juventus jugó con el tridente (4-3-3), pero contra el Frosinone reservó a Nainggolan y optó por Totti como enganche detrás del punta, dejando a Gervinho e Iago en las alas. ¿Está más cerca de Zeman o de Capello?

R. De ninguno de los dos, creo. Hablamos de un técnico singular con una idea que funciona.

P. Como presidente de la Federación Polaca de fútbol habrá seguido la evolución de Szczesny. ¿Ha tocado techo?

R. Llevo seis años siguiéndole, y me encanta como portero. Aúna técnica, colocación y seguridad… Pero tiene aún margen de crecimiento.

P. Usted llegó a la città eterna en 1985. Jugó con Ancelotti, Cerezo, Conti, Pruzzo o Giannini. Nunca ganó el scudetto, pero aún se lamenta de la derrota contra un Lecce ya descendido, al postre decisiva para que volara a Turín. ¿Hubo un antes y un después en su carrera tras ese fatídico día?

R. Era la Roma de Eriksson. Lo pienso, y aún hoy se me hace un nudo en el estómago.

P. Se retiró en el 88 y se quedó a vivir aquí, ganando adeptos en la capital y enemigos en el Piamonte. A usted le quitaron la estrella del Salón de la Fama juventino para dársela a Davids. ¿Le molestó?

R. Me da igual. Debería darles vergüenza. Lo único que hice fue criticar a Moggi y todo el conglomerado que había a su alrededor. A nivel deportivo, jugué cuatro finales europeas, gané tres (Liga de Campeones, UEFA y Recopa). Y casi siempre marcando goles. En Italia, con ellos alcé dos títulos de Copa y un campeonato.

P. La de Heysel, contra el Liverpool, fue dramática por lo que sucedió fuera. A usted le pitaron un penalti a un metro del área. Lo transformó su amigo Platini. ¿Es verdad que donó a los familiares de las víctimas la prima?

R. Sí, y además fui el único que doné íntegramente todo el premio.

Con Tévez se ha marchado un fenómeno y no ha venido otro en su posición

P. Ha jugado al golf este fin de semana con él. ¿Han hablado de la Juventus y su mal inicio de competición? Parece que en Italia cuesta mucho vivir sin los llamados senatori.

R. No hemos hablado de eso. La Juventus sigue teniendo grandísimos jugadores, pero se deben ambientar a la nueva situación. Pongo el ejemplo de Pogba, que era inmenso junto a Pirlo, Marchisio y Vidal. Ahora, aislado, tiene más presión y está más nervioso. Lo de Tévez es que simplemente se ha marchado un fenómeno y no ha venido otro en su posición.

P. Se verán las caras con el Sevilla, que no anda del todo fino tampoco. 30 de septiembre, el primer encuentro. ¿Qué opciones ve a los andaluces?

R. Las mismas que la Juventus. Veo muy igualados esos dos choques. Son dos conjuntos que volverán a su ser, está claro. El Sevilla me gusta mucho, sobre todo desde que allí juega Krychowiak, un grandísimo pelotero.

P.  Delantero, enganche, extremo e incluso líbero en algunos choques. Todo esto en Italia; todo con éxito. Con su selección también alcanzó la gloria tras consagrarse en España 82 junto a Grzegorz Lato. ¿Le fastidia que no se recuerde mucho esa selección que ya comenzó a funcionar en los 70?

R. Era marvillosa. Obtuvo el oro en los Juegos de Munich 72 y fue tercera en los Mundiales del 74 (delantera formada por Lato, Deyna, Cadoche y Szarmach) y 82, derrotados por Italia. También fuimos de los mejores en el Mundial de Argentina (1978, en medio de la dictadura militar de Videla), pero allí solo podían ganar ellos.

P.  ¿Es verdad que bajo el comunismo y, cuando militaba en el Widzew Lodz, había una ley que impedía llegar a Occidente con menos de treinta años?

El Sevilla me gusta mucho, sobre todo desde que allí juega Krychowiak

R. Sí, pero se hizo una excepción. Tenía 26 años, había negociado con la Roma, pero finalmente la Juventus pagó mucho dinero por mí. Dije que quería salir para jugar con los mejores, y me dejaron. Era el único de mi país por el que verdaderamente apostaron fuerte.

P. Desde Chopin hasta J. Conrad, pasando por la invasión alemana, comunismo soviético, depresión económica o el impulso del jazz. Emociones contrapuestas en la cabeza de un polaco. ¿Cómo es mentalmente?

R. Tendríamos que empezar otra entrevista para hablar de cómo somos, cómo es nuestro carácter y nuestra personalidad.

P. ¿Cómo es el trabajo allí a nivel futbolístico?

R. Poco a poco, caminamos por el buen camino para formar otra selección interesante.

P. Maradona, Platini, Rummenigge y usted. ¿Son quizás los cuatro mejores futbolistas de aquel momento mágico?

R. Diego Armando Maradona estaba en otra categoría. Luego, nosotros.

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