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La primera involución de Simeone

El Atlético, pese a la plantilla formada, se achicó en el día de la recarga de Cristiano y Messi, protagonistas indiscutibles de ayer, hoy y mañana

José Sámano
Simeone tras el partido de este sábado contra el Barça.
Simeone tras el partido de este sábado contra el Barça.A.Martín (EFE)

Me llamo Messi, Leo Messi. Me llamo Cristiano, Cristiano Ronaldo. Eran, son y serán los dos grandes agentes del fútbol mundial. Entre uno y otro, protagonistas indiscutibles de ayer, hoy y mañana, Cholo Simeone ha suscrito el primer fiasco de los clásicos. Porque un Atlético-Barça es en todo un duelo volcánico y esta vez los colchoneros no estuvieron a la altura. Para lo bueno y para lo malo, su etapa reciente está marcada por Simeone, su particular espartaco. El sábado, para lo malo.

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Con unos 140 millones invertidos, el Atlético fue un equipo demasiado elemental, nada de ese lenguaje futurista que se destilaba por el Manzanares tras la llegada o repesca de Jackson, Vietto, Carrasco, Correa, Oliver y Filipe Luis. El equipo del Cholo, a instancias del Cholo, fue un conjunto chato, opaco, el de los viejos modos, el de ese fatigoso estilo, el de la máxima obediencia, en el que hay que sudar y sudar como regaderas sin que la pelota tenga ningún significado. Buena parte del mismo ideario que le ha encumbrado en las últimas temporadas. Nada que objetar de no ser porque desde la caseta se deslizaba para este curso un nuevo timbre de autoridad. En su primera gran cita no fue más que una involución, como ya lo fue el segundo tramo en el Sánchez Pizjuán, donde, pese a la rotunda victoria, plantó una tropa de piquetes en su área.

El día de la recarga de Cristiano y Messi, el Atlético fracasó como tercera vía en su primer gran reto. No por el resultado, nada ilógico ante el campeón, sino por su forma de tramitar el choque. Tiene largo recorrido para proclamar lo contrario, pero es tiempo de medir a Simeone en función de la plantilla hilada, por más que el argentino sostenga con machaconería que los presupuestos obligan sin remedio al partido a partido.

Tareas de pico y pala

A Simeone, un entrenador de rango ya en el panteón rojiblanco por méritos propios, nunca le hicieron falta las coartadas, mucho menos tras haber invertido en el rastrillo más que sus dos gigantes opositores. Es hora de dar un salto de calidad, no de exprimir como limones a chicos como Oliver y Griezmann, frente al Barça ahogados en tareas de pico y pala. Resulta grimoso ver al francés como tapón por un costado, evocación de aquel Rooney al que Alex Ferguson llegó a ubicar casi como lateral derecho del United en el Camp Nou, lo mismo que Eto'o en el Chelsea.

Simeone ha enhebrado una plantilla para no achicarse. El cesto es otro y quizá no le alcance para mantener los viejos parámetros, en los que se quedó sin depósito Arda y puede que ahora le suceda a Koke poco antes que a Oliver. Del internacional hace tiempo que no hay migas, sometido a cuestiones de escoba, asuntos pedestres. En general, todo el Atlético se dejó llevar por la urticaria al balón, una forma de aceptar su inferioridad desde el calentamiento, como ya hiciera en su decepcionante tránsito por el Bernabéu en la última Champions.

Con Simeone, el equipo, el club, se ganó un tonelaje que le faltó durante años y el Atlético se reconoció mejor en su espejo histórico. Ahora, hay que ver si es capaz de subir otro escalón, de ser un conjunto con mayor vuelo, menos subordinado a los colosos. Poso tiene, en la grada y en el vestuario. Habrá que comprobar si Simeone también es un convencido real de la nueva causa o la plantilla formada es solo un brindis al sol. Sea como fuere, nada habrá que reprochar a este entrenador que devolvió al Atlético a la élite para suerte colchonera y suerte del fútbol español, donde el pulso Barça-Madrid era demasiado previsible. El Atlético se encargó meter una cuña triunfal entre ambos, de ser un nuevo reclamo. Ahora, si quiere, tiene más talento para competir incluso mejor, con más ingenio. En su debe está intentar demostrárselo al menos.

Mientras se lo piensa Simeone, Cristiano y Messi ya han despertado a la bicha, lo que mengua el destino del Cholo y los suyos. Porque cuando estos genios se activan lo habitual es que se disparen sin freno y no haya partido a partido que los frene. Y este Atlético podría dar mucho juego, no solo combate de trincheras. Se le espera.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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