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Los ciclistas se caen “porque están ahí”

La imagen de Peter Sagan, victima de una caída, fue la imagen de la rabia y de la mala educación

Peter Sagan, tras su victoria en la tercera etapa.
Peter Sagan, tras su victoria en la tercera etapa.Javier Lizon (EFE)

Caerse forma parte del ciclismo. Probablemente no haya un solo ciclista profesional que no haya medido la distancia de su cuerpo con el suelo. Transitar por malas carreteras, y buenas, también forma parte de este juego. Y encontrarse estrechamientos, bordillos, papeleras, alcantarillas. Todo eso ocurre en todas las grandes y las pequeñas vueltas. El sábado el pelotón circulaba rápido a su primer paso por Murcia. Una rotonda y una larga avenida. El belga Marks Boekmans, del equipo Lotto Saudal, bebía de su bidón para mojar el gaznate. No en vano esperaba la subida a la Cresta del Gallo, con su firme en mal estado y sus curvas tramposas. El bidón saltó por los aires y Boeckmans se fue al suelo. Todo por un agujero en la carretera. Un trampolín hacia el suelo y hacia el hospital. Mikel Martínez, uno de los médicos de la Vuelta, se asustó, cuando lo vio ensangrentado y con dificultades para respirar. Le puso una cánula y el muchacho inconsciente salió directo hacia el hospital Virgen de la Arrixaca donde fue operado y permanecía en coma inducido con múltiples fracturas, encharcamiento de un pulmón y un traumatismo craneal, amén de varias costillas rotas. El ciclista belga no olvidará esta Vuelta.

Las caídas provocan daños inmediatos o diferidos. La imagen de Peter Sagan, poco después, también victima de una caída, fue la imagen de la rabia y de la mala educación. El ciclista eslovaco increpó a los médicos, los mismos que unos minutos antes había salvado la vida de Boeckmans. Sagan hoy no salio, quizás dolorido, quizás cabreado. Y cosas, del destino: el inesperado vencedor de la etapa en Murcia, Jasper Stuyvent, se fue directo del hotel a su casa, sin pasar por la línea de salida. Resulta que el belga disputó el sprint, que ganó con un escafoides de su muñeca roto... La alegría dio paso al dolor y Stuyvent dijo basta. El estadounidense Van Garderen, en su año más dolorido, se queda tres días en observación en Murcia. Las caídas se explican por sí solas (el afilador, un descuido, un despiste, un ciclista, una moto, un esoectador...). Incluso los adelantos técnicos (mejores bicicletas, mejores carreteras, pinganillos, facilitan a veces las caídas. Pero en el fondo, son como las montañas para Mallory, que las escalaba “porque están ahí”. Los ciclistas se caen porque están ahí

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