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Clásicos y noveles en la división de plata

Al menos la mitad de los equipos de Segunda División parten con el objetivo del ascenso y el hándicap de una economía de guerra

Tan igualada y cainita como siempre, la Segunda División no cambia de particularidades ni inmersa como está en una economía de guerra que propicia que sólo un equipo, el Almería, haya pagado un traspaso este verano (500.000 euros al Betis por la ficha del delantero Chuli). Y los cambios en las plantillas no son precisamente pocos, todos con las carta de libertad en la mano. Tanto trasiego suele premiar a aquellas escuadras que aplican sobre el césped el valor de la continuidad y los automatismos. E importan, obviamente, los topes salariales, mayores en aquellos clubs que cuentan con un importante respaldo social detrás o que se pueden beneficiar de ingresar la compensación al descenso desde Primera.

Almería y Córdoba, dos recién descendidos parten como favoritos al ascenso. A su altura pueden situarse clásicos de la liga como Valladolid y Zaragoza, apeados ambos en la última promoción de ascenso por Las Palmas. Entre la exigencia y la esperanza de estar arriba parten también Mallorca, Alavés e incluso el recién ascendido Real Oviedo, pero también el Girona, tan desgraciado en el epílogo del último campeonato, y las dos reforzadísimas escuadras madrileñas, Alcorcón y Leganés. Ya es habitual que la mitad de los equipos que componen la categoría partan de inicio con el objetivo del ascenso, también que algunos de ellos acaben sufriendo por mantenerla o incluso en Segunda B. Hércules, Sabadell, Recreativo, Racing, Murcia o el desaparecido Salamanca han dejado el escenario en los últimos años mientras emergen actores que solían actuar en categorías inferiores como Ponferradina, Lugo, Mirandés o Llagostera.

Futbolísticamente la categoría ha evolucionado hacia un estilo más pulido que el de antaño. Las estrecheces animan a a poblar los planteles con futbolistas jóvenes. Lo hace el Girona, que ha incorporado de una tacada a cuatro promesas del filial del Espanyol (Clerc, Morillas, Pol Llonch y Parreño) o el Leganés, que con Asier Garitano al frente y tras dar carrete la campaña pasada a futbolistas como Eraso Y Erik Morán, se refuerza ahora con Guillermo, Bustinza, Albizua y Galarreta, un póker forjado en Lezama. Regresan además los cachorros del Athletic a la categoría tras casi dos décadas de ausencia. En los últimos años las plantillas se han españolizado y la mezcla entre veteranos y noveles semeja funcionar. Ilustres como Toquero, que refuerza al Alavés, llegan a la categoría. Vuelve Achille Emana, aquel potente centrocampista del Betis traspasado en su día al fútbol árabe, para darle músculo y experiencia al Nàstic. El lateral portugués Nelson también regresa al fútbol español para conformar la interesante mezcla del Alcorcón, al que el magnate belga Roland Duchatelet quiere colocar en Primera. El meta Roberto vuelve a casa con el Lugo tras garndes canmpañas en el Granada, el central Carlos Cuéllar, tras ocho años en el fútbol británico, liderará la zaga del ambicioso Almería y el Córdoba quiere recuperar su puesto en la élite con la experiencia de tipos como Falcón, Pedro Ríos, Domingo Cisma, Héctor Rodas o Xisco.

Se trata la Segunda División de una categoría que premia al humilde y a quien sabe convivir y digerir la derrota: en las últimas temporadas siempre hubo equipos que jugaron la promoción de ascenso pese a no ganar ni el 50% de los partidos que disputaron. “Las cosas se demuestran en el campo. Si vamos de favoritos nos vamos a equivocar porque tenemos que salir a ganar cada partido sin sentirnos más que nadie”, advierte Gaizka Garitano, ahora al frente del Valladolid. Él es uno de los cinco entrenadores que inician la campaña habiendo conocido la miel del ascenso. Luis César Sampedro (Albacete), Albert Ferrer (Mallorca), Juan Ramón López Muñiz (Alcorcón) y Jose Luis Oltra (Córdoba), este último en dos oportunidades. “No se sube en octubre”, advirtió esta semana el técnico valenciano, que tras tocar el éxito con Tenerife y Deportivo viene de dos decepciones, y sendas destituciones antes de final de temporada, con Mallorca y Recreativo. “La clave del ascenso con el Córdoba fue la fortaleza mental del equipo. Construir equipos sólidos, solidarios y en los que nadie se sienta imprescindible es esencial para tener éxito en la categoría”, resume el Chapi Ferrer.

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