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El Barça se construye desde arriba

El equipo azulgrana olvida en el Gamper los problemas defensivos de la pretemporada y descompone al Roma gracias al fútbol de salón de sus tres delanteros universales

Jordi Quixano
Neymar felicita a Messi por su gol.
Neymar felicita a Messi por su gol.QUIQUE GARCIA (AFP)

El Barça fue otra historia. Hasta ahora, el equipo de Luis Enrique había mostrado titubeos y flaquezas durante la pretemporada, sobre todo en su área. Pero en el Gamper quedó claro que no hay mejor receta que sus tres estrellas del rock, sus tres delanteros universales que partieron de inicio porque el técnico ya tiene la Supercopa frente al Sevilla (el 11 de agosto) en el entrecejo. Messi, Luis Suárez y Neymar no sólo juegan como los ángeles sino que dan sentido al fútbol; sus deliciosas partituras de la pelota desdibujan los embrollos de la zaga azulgrana porque el balón es suyo, propiedad privada, y logran apocar a los contrarios en ánimo y espíritu, que reculan metros con el miedo en el cuerpo. Resulta que salen airosos los tres de su lucha contra la lógica del fútbol porque el Barça no se cimienta desde atrás sino que se construye desde arriba. La Roma, equipo invitado a la fiesta, lo comprobó sin apenas decir ni mu.

BARCELONA, 3 – ROMA, 0

Barcelona: Ter Stegen (Bravo, m. 60); Alves (Sergi Roberto, m. 60), Vermaelen (Alba, m. 46, Halilovic, m. 76), Bartra, Mathieu (Piqué, m. 60); Mascherano (Sergio, m. 60), Rakitic, Rafinha (Iniesta, m. 60); Messi (Pedro, m.60), Luis Suárez (Sandro, m.60) y Neymar (Munir, m. 60). No utilizado: Masip.

Roma: Szczesny; Florenzi, Castán, Mapou, Torosidis; Keita; Falqué, Pjanic, Nainggolan, Gervinho; y Destro. También jugaron: De Sanctis; Maicon, Manolas, Romagnoli, Sanabria, Cole, De Rossi, Ljajic, Ibarbo, Ucan, Paredes, Totti, e Iturbe.

Goles: 1-0. M. 25. Neymar. 2-0. M. 40. Messi. 3-0. M. 65. Rakitic.

Árbitro: Estrada Fernández amonestó a Messi, Bartra, Mapou, Florenzi, Nainggolan.

Camp Nou. 94.422 espectadores.

En la época de Guardiola, el balón circulaba endiablado por el centro del campo, de Xavi a Iniesta y de ahí a Messi. Ahora, el esférico también se desliza sobre una pista de hielo verde pero lo hace en las posiciones adelantadas, donde hace daño. De Messi a Luis Suárez y a Neymar, y vuelta a empezar. Juegan con la pelota y hacen lo que les da la gana como demostraron en el curso pasado, cuando el Barça ganó todo lo posible. Y el Roma, equipo sugerente que pide la vez para destronar a la Juve en la Serie A, pareció un maniquí ante su fútbol de salón. Tardó un suspiro Messi en saludar a Szczesny. Flojo y centrado, pero el primer aviso. Le siguió Neymar, que no acertó con ese remate con el escudo del pecho, y hasta Luis Suárez probó un chut seco que no encontró la portería. También participaron de la masacre Rakitic y Rafinha, sin corsés al pisar el área cada dos por tres, aunque sus disparos fueron torcidos o despejados a última hora por la abotargada defensa italiana.

Pero Messi define tan bien como asiste. Por lo que se inventó uno de esos pases diagonales a la carrera de Mathieu —actuó de lateral izquierdo en el primer acto y podría repetir en la Supercopa porque Alba sufrió una lesión muscular—, que la puso de primeras a Neymar. Y el brasileño, habilidoso, insinuó una cosa con la cadera e hizo la contraria con los pies para tumbar al portero y festejar su diana. Después llegó el tanto de Leo, enrabietado con el central Mapou al que no le dio un cabezazo de milagro cuando le buscó las cosquillas. Fue, claro, tras una jugada de Luis Suárez que pasó por Alves y Neymar, luego resuelta por el 10 con un disparo ajustado.

El obús de Rakitic

Aguantaron los tres aguijones una hora, momento en el que el Camp Nou rindió pleitesía a sus héroes. Era su primer partido de la pretemporada juntos, pero pareció ser el siguiente al último porque en nada cambió su hambre de balón y entendimiento. Messi, Luis Suárez y Neymar se lo pasan pipa para gozada de la hinchada azulgrana, que repletó el estadio con 94.422 aficionados, y desdicha del rival.

Con la rueda de cambios, sin embargo, el Barça siguió embalado. Como ese quiebro de Pedro sobre la línea de fondo que descorchó un ¡oh! colectivo [después se coreó en varias ocasiones su nombre para pedirle que no se marche al Manchester United]; como ese eslalon con la pelota pegada a las botas de Iniesta que Sandro no pudo concluir; y como ese zambombazo espectacular de Rakitic desde fuera del área que se coló por la misma escuadra.

Del Roma nada se supo, más allá de que cerró el fichaje de Gerson (Fluminense) por 17 millones, cifra que no quiso igualar el club azulgrana, por lo que recuperará los 3,2 millones que invirtió en su opción de tanteo. Pero todo lo demás, la fiesta, el Gamper y el fútbol, fue del Barça y de sus tres delanteros.

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