Pinto da Costa:“Jamás conocí a una estrella con la humildad de Casillas”
El 23 de abril de 1982, Jorge Nuno de Lima Pinto da Costa fue elegido presidente del Futebol Clube do Porto. Bajo su férrea dirección, el club ha alcanzado las mayores glorias: dos copas de Europa, dos de la UEFA y 20 títulos de liga. Convirtió el club en una máquina de ganar, pero también en una máquina de madurar jugadores y exportarlos a buen precio. No hay en el mundo un presidente con más años al frente de un club (33 temporadas) ni con tantos títulos (58). A sus 77 años, lo ha visto todo, lo sabe todo, aunque, desgraciadamente, cuenta menos.
Pregunta. ¿Tenía previsto el fichaje de Iker Casillas?
Respuesta. Las estrellas nos interesan siempre, pero era impensable. Buscábamos portero, porque el titular, Fabiano, se fue a Turquía, y Helder ya tiene 37 años, pero nunca pensamos en Casillas. Cuando surgió la posibilidad, pregunté si era real y ordené parar todo; el objetivo ya solo fue Casillas. Yo era un gran admirador suyo.
“Cristiano es el mejor; pero Messi, de otro planeta”
La política de ventas de jugadores deja al Oporto sin apenas posibilidades de luchar por la Champions. “Nuestro país no tienen capacidad económica”, alega su presidente. “Podemos descubrir talentos, pero en cuanto destacan es imposible retenerlos con los salarios que pagamos y las locuras que se hacen por ahí, sobre todo en Inglaterra. Pero no vamos a desistir”
P. Una fórmula que habían encontrado era la de los fondos de inversión, que la UEFA y la FIFA han prohibido
R. Estoy totalmente en contra de la prohibición. En cualquier actividad económica se permite la financiación. No se puede prohibir en el sector inmobiliario, en el textil o en la sanidad o en la investigación. Teníamos a la banca que apoyaba a los clubes, pero ahora no quiere financiar. ¿Por qué no los fondos?. Estoy a favor de que se sepa quiénes son los accionistas de los fondos, pero a quien perjudica la prohibición es a los clubes más débiles.
P. Lleva 33 años como presidente, así que poco hay que no sepa o no le haya ocurrido. Ha tenido su teléfono intervenido y ha estado en los tribunales.
R. He tenido diez procesos y en todos he sido absuelto; en todos recurrió el fiscal y en todos volví a ser absuelto. Tengo la conciencia tranquila.
P. ¿Cristiano o Messi?
R. No puedo olvidar, aunque quiera, el sentimiento patriótico, si se puede llamar así, pero eso no nos puede hacer perder el raciocinio. Me da mucha tristeza cuando los seleccionadores eligen a los mejores del mundo y veo, por ejemplo, que el técnico portugués, mi amigo Fernando Santos, no pone a Messi entre los tres mejores. Un absurdo. Ante una pregunta tan directa para un portugués, yo diré: Ronaldo es el mejor del mundo. Messi es de otro planeta.
P. Y llegó, firmó, saludó a Mourinho [en la escultura del museo] y comió con usted. ¿Qué impresión tuvo?
R. Jamás he conocido a una estrella del fútbol con más humildad y sencillez. Estamos muy felices por su calidad profesional, pero sobre todo por la humana. Estoy seguro de que va a triunfar y va a ser feliz aquí.
P. Se dice que el mejor entrenador del Oporto es el presidente. ¿Elige usted al técnico?
R. Sí, siempre. Y creo que debe ser así en un club. Aumenta mi responsabilidad y para el entrenador es un plus de confianza porque sabe, y lo sabe toda la afición, que voy con él al fin del mundo.
P. En la pasada temporada no paró de elogiar a Lopetegui, pese a sus resultados irregulares. Incluso le visitaba frecuentemente en las concentraciones.
R. En los días de partido, siempre desayuno y almuerzo con la plantilla. Y bajo a los vestuarios antes del encuentro para hablar con todos.
P. Siempre ha sido constante su riesgo en el fichaje de entrenadores inexpertos. A Lopetegui, lo calificó de “cambio radical”.
R. Ya tenía pensado cambiar de entrenador, pero no por cambiar, sino cambiar de mentalidad y para eso necesitaba un entrenador joven con la ambición de crecer. Le llamé y me pidió pensárselo. Le volví a llamar a los dos días y solo me preguntó una cosa: “¿Soy una de sus opciones o soy su preferido?”. Yo le dije que era mi preferido, que si cogía el coche firmábamos ya. Llegó al día siguiente y le firmé por tres años para que viera que no era un capricho. Estuvo una semana viendo todos los partidos del equipo de la temporada anterior.
P. Lopetegui provenía de la escuela del tiqui-taca, nada que ver con el tradicional del Oporto, de fortaleza atrás.
R. Hay veces que no necesito un entrenador como Lopetegui. Cuando tengo en el equipo a Hulk, Falcao y James, me es indiferente el entrenador. Con ellos es difícil no ganar. Pero entramos en un periodo en que no teníamos esos jugadores ni la capacidad económica para sustituirlos, y el trabajo es diferente.
Al principio lo de Iker parecía impensable. Será feliz y triunfará aquí”
P. Usted ganó la Copa de Europa [1987] con Artur Jorge, un desconocido.
R. Sí, había bajado al Portimonense a Segunda, y le fiché pese a las protestas de la directiva.
P. Y en 2002 vuelve a experimental con un tal Mourinho.
R. En 1994 teníamos de entrenador a Bobby Robson y Mourinho [29 años] era el último de sus ayudantes. Una persona afable, divertida, trabajadora... Lo que más aprecié de él era que, a pesar de su posición subalterna, tenía gran ambición. Quien no tiene ambición no va hacer nada positivo en la vida. Robson le fue dando posibilidades y ya era su mano derecha cuando se marchó al Barcelona. Entonces le dije a Mourinho que volvería a Oporto como primer entrenador. Volvió y ganó la UEFA y la Champions. Nunca fue problemático. Es un gran amigo.
P. El Oporto lleva dos años sin ganar nada, algo inédito en su mandato. ¿Cómo califica el trabajo de Lopetegui?
R. El primer año estuvo bien, pero el próximo va a ser mejor. No ganó nada, pero estoy satisfecho. En la Liga, un estudio de los arbitrajes demostró que al Benfica fue favorecido con siete puntos. Y en la Champions nos eliminó el Bayern en cuartos.
P. Con Lopetegui llegó una docena de jugadores, muchos de ellos de la liga española. ¿También los elige usted?
R. No, nunca. Todos vienen porque los aprueba el entrenador. Siempre ha sido así. Todos los días me ofrecen jugadores, pero nunca ordeno una negociación si el entrenador no me lo dice. En otros casos la iniciativa es de él, como ocurrió con Casemiro y Tello. A Ibrahimi nos lo ofrecieron, le pregunté a Lopetegui y me dio el placet.
P. El Oporto se caracteriza por comprar futbolistas baratos y venderlos caros.
R. Tengo esa fama, pero yo vendo barato. Soy el que más barato vende. Vendí a Pepe por 30 millones ¿Cuántos partidos lleva jugados? Ha salido muy barato. Antes el Real Madrid compró muchos defensas por 10 y 15 millones que no valieron nada. El Chelsea nos compró a Ricardo Carvalho en 2004, han pasado 11 años, ya fue vendido varias veces y aún sigue en el Mónaco y en la selección. Deco fue al Barcelona y su presidente lo consideró la mejor adquisición en su mandato. Caros son los que se compran baratos y luego no juegan. Yo vendí, decían que caro, a James por 45 millones al Mónaco. Y un año después lo compraba el Madrid por 70.
P. ¿Pero esa fama no deja de ser un orgullo para usted?
R. Por supuesto. Todos saben que cuando compra un jugador del Oporto compran calidad, pero también personalidad. Soy feliz si salen y triunfan fuera.
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