Las cosas se le complican a Nibali
El Astana de Vinokúrov, dispuesto a forzar la alineación de Lars Boom pese a los bajos niveles de cortisol del holandés
Antes incluso de empezar a correrlo, puede que uno de los cuatro favoritos haya empezado a perder el Tour.
Vincenzo Nibali, según los italianos, los periodistas que le siguen a diario, era un hombre nervioso el viernes en su conferencia de prensa. Mentalmente no parecía preparado para defender a partir del sábado su corona de ganador del último Tour. No tenía pinta de que esta noche, la más importante antes del Tour, fuera a dormir muy bien.
En la conferencia de prensa había sufrido una dura derrota psicológica ante el soberbio Nairo Quintana, cuando debió reconocer que quizás había sido malinterpretado cuando dejó caer a primeros de mes que no sabía por dónde andaba el colombiano, por lo que le pedía disculpas a Nairo, a Colombia, a la nación colombiana. A su lado, a su derecha justamente, se sentaba entonces el holandés Lars Boom, el ganador de la etapa del pavés en el ultimo Tour y a quien había fichado su Astana este año precisamente para eso, para acompañar y ayudar a su líder en el pavés de este Tour. Solo unas horas más tarde, cuando el perezoso sol decidió dejar de hornear la plana Utrecht, se conoció que el verdadero protagonista del día era en realidad Boom, quien, según el código interno del Movimiento para un ciclismo creíble (MPCC), asociación libre a la que pertenece el Astana, no podría tomar la salida en el Tour por motivos de salud debido a los bajos niveles de cortisol apreciados en su último análisis. El índice de cortisol se utiliza de forma indirecta para detectar el consumo de corticoides, medicamentos permitidos bajo autorización por la Unión Ciclista Internacional (UCI), pero vetados a los miembros del MPCC. Un problema similar lo sufrió antes de la última Vuelta el Lampre con su corredor Chris Horner, el ganador de la ronda española en 2013. El Lampre, sin embargo, sí tuvo tiempo de sustituir al veterano norteamericano.
La notificación le llegó al Astana después de la reunión en la que confirmó su nueve para el Tour, por lo que el equipo de Alexander Vinokúrov no tiene derecho a sustituirlo y, si cumple las reglas del MPCC, debería salir solo con ocho corredores. No parece que sea tal el caso, pues en su primera reacción, Vinokúrov, el mánager del equipo, dijo: “Si no podemos sustituir a Boom, mala suerte para el MPCC, pues el Astana lo abandonará antes que salir sin Boom”.
Esta deserción no causaría mayores problemas, y el Lotto holandés ya hizo el mismo gesto cuando en el Giro le vetaron a un corredor, si no fuera porque el Astana es un equipo que, tras varios casos de dopaje la pasada temporada, admitió someterse a reglas más severas que los demás para poder seguir formando parte del WorldTour. Y si no fuera porque el afectado por la polémica y la intranquilidad es Nibali, ganador en el 14 y favorito en el 15.
Nibali ya era un hombre nervioso antes también, cuentan los colegas. Lo era hace una semana, la víspera de ganar el campeonato de Italia, cuando reconoció que el invierno había sido malo y la primavera no mucho mejor. Cuando dijo que había sufrido una lesión en el tendón de Aquiles y que los homenajes invernales no le habían sentado nada bien. Sin embargo, reconoció, como en 2014, los últimos ajustes en la altura de San Pellegrino con su entrenador Paolo Slongo le habían tranquilizado, pues se veía en forma.
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