La crisis de Inter y Milan: dos poderosos en apuros
Los dos equipos de Milán han dejado de ser los referentes del calcio: están fuera de Europa por primera vez en los últimos 60 años y sufren una crisis de abonados e ingresos
En San Siro se jugará la final de Champions del año que viene. Milan e Inter, los dueños de la casa, se encargarán de lustrar la alfombra roja y de poner cubiertos y manteles. No pueden aspirar a más. Ambos fuera de Europa —nunca había ocurrido en los últimos 60 años— viven una crisis de resultados, abonados e ingresos. El Inter se ha derrumbado después del triplete (2010), el Milan ha dilapidado en los últimos años todo el glamur que había conseguido en las décadas anteriores. El Inter no juega la Champions desde 2011-12 y el Milan desde 2013-14.
El estadio San Siro, con una capacidad para 81.277 personas, no se ha llenado una sola vez esta temporada. El mayor número de espectadores se ha registrado en el Milan-Juve de la tercera jornada (78.681) y en los dos derbis: 79.173 el de la primera vuelta; 74.022 el de la segunda. Se ha alcanzado la mitad o más del aforo en dos ocasiones (Inter-Nápoles: 40.383 e Inter-Juve 60.362); por lo demás, la media de los espectadores a lo largo del año ha sido 35.507 para los partidos del Inter y 36.856 para los del Milan. Una cifra mísera.
Hasta hace unos años, el Milan podía presumir de ser el equipo italiano con el promedio de abonados más alto (44.494). Incluso eso se ha desplomado. Si en 2009 los socios rossoneri eran 44.944, en 2013 se bajó casi a la mitad (23.372) y el verano pasado se llegó a 19.333. Al Inter no le han ido mucho mejor las cosas: 35.166 eran los socios que compraron un abono anual en 2012; 30.729 en 2013 y 22.500 el verano pasado.
El último gran fichaje rossonero fue Zlatan Ibrahimovic en verano de 2010. Un descarte del Barcelona, eso sí, ya que ni Messi ni Guardiola querían que siguiera. El último gran fichaje rentable fue el defensa Tiago Silva (2008). Desde entonces, la política de mercado del Milan —el fair play financiero que obliga a los clubes a no gastar más de lo que ganan ha reducido mucho las pretensiones de los dos equipos de Milán— se ha centrado en traer jugadores a coste cero.
No le han funcionado. Dos ejemplos: Alessio Cerci, otro descarte (esta vez de Simeone) llegó el año pasado y ha jugado 678 minutos. Está en venta. Michael Essien llegó en enero de 2013, cobra casi cuatro millones y ha sumado 1.011 minutos en año y medio. El Inter, que acaba de fichar a Kondgobia por 30 millones, se reforzó en invierno con dos jugadores del que ha prescindido seis meses después (Podolski y Shaqiri).
“La política de mercado de los dos equipos milaneses carece de lógica. Tienen menos dinero que los grandes y también menos ideas. Milan e Inter no tienen que mirar lo que hacen Real Madrid, Manchester United, Barcelona y Bayern, sino lo que hace la Juve. En Turín no fichan como si fueran a ir a una subasta, los jugadores que necesitan ya los han fichado todos [Khedira, Mandzukic, Dybala, etc.]. Se mueven en el mercado en función de lo que necesite el equipo y cuentan además con una buena estructura y organización. Milan e Inter se han quedado atrás, piensan que diciendo ‘San Siro es La Scala del calcio’ pueden competir, pero eso ya no es así. No tienen la estructura para que crezcan flores nuevas y las viejas han marchitado ya”, explica Gianni Mura, prestigioso periodista de La Repubblica.
San Siro, con capacidad para 81.277 personas, ha rondado los 35.000 espectadores de media en los partidos de Inter y Milán
El conjunto rossonero no gana un título desde 2011. Desde que echó a Allegri en 2014, ha cambiado a dos entrenadores más y está en proceso de venta. Silvio Berlusconi anunció hace pocas semanas que había cedido el 48 % del club –en el que quiere seguir siendo presidente- por 500 millones de euros. Entre finales de julio y principios de agosto caduca el plazo para que Mister Bee (así es conocido en Italia el emprendedor tailandés Bee Taechaubol) haga efectiva la compra de ese 48 %. En Milán, de momento, no han visto un céntimo.
“Inter y Milan han estado demasiado tiempo en manos de una sola persona, muy rica además. No se pensó en el futuro, no se creó una estructura para ganar dinero y cuando en el mercado aparece gente más rica pues inevitablemente los jugadores se van hacia esos clubes”, apunta Paolo Condó, periodista de la Gazzetta dello Sport.
Si en 2003-04 los ingresos de Milan e Inter eran de 222 y 166 millones, respectivamente, (por los 166 del Bayern, los 259 del Manchester United y los 236 del Real Madrid), en 2013-14 todos han crecido casi el doble (Bayern 487, Manchester 541, Real Madrid 548) menos los dos equipos de Milán. El Milan ingresó 250 millones y el Inter 161 (perdió dinero).
El club neroazzurro ya ha caído, precisamente, en manos extranjeras. El amor de padre de Massimo Moratti –que en 2010 consiguió la Copa de Europa 45 años después de la última, bajo la dirigencia de su padre Angelo- poco ha podido con los costes y las deudas que iba acumulando el club. La familia Moratti ya no estaba dispuesta a invertir sus fortunas para mantener al equipo y en otoño de 2013 Moratti vendió el Inter a Erick Thohir, un magnate indonesio.
En Italia se están preguntando en las últimas semanas de dónde viene su dinero. El Corriere della Sera ha hablado de sociedades fantasmas en las islas Caimán y en Hong Kong. “Hay algo más que ayuda a explicar la crisis de los dos, además de las plantillas poco competitivas. En el pasado, el vestuario siempre había sido uno de los pilares sobre los que armar el equipo. Baresi y Maldini por un lado y Javier Zanetti por el otro. Ahora no queda ni eso. Los vestuarios son cada vez menos controlables, no tienen a gente dispuesta a morir por una camiseta”, dice Mura.
El Inter vuelve a empezar con Roberto Mancini que exigió a Thohir fichajes de calidad para volver a competir y el Milan se ha encomendado a un sargento de hierro como Sinisa Mihajlovic. ¿Será suficiente para salir del pozo en el que se han metido?
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