El Inter de Yakarta
Al magnate indonesio Erick Thohir le apasiona el deporte. Pero no le basta con verlo: prefiere poseerlo. A su imperio se suma ahora el mítico club milanés. Un capricho caro que sabe hacer rentable
Al magnate indonesio Erick Thohir siempre le fascinó el deporte. “Sobre todo esas disciplinas en las que los atletas compiten entre sí. Me encantan los retos y la competitividad”, explicó a la revista Forbes el año pasado. El baloncesto y el fútbol son su pasión, pero no se conforma con practicarlos, ni con ejercer el cargo de presidente de la Asociación de Baloncesto del Sudeste de Asia. Para quedarse satisfecho tiene que comprar sus equipos favoritos. Incluido el Inter de Milán: esta semana ha firmado el acuerdo por el que pagará unos 300 millones de euros para hacerse con un 70% de las acciones del equipo italiano, y ya ha dejado caer que podría aumentar su participación al 100%.
Pero dicen las amistades del multimillonario de Yakarta que no lo hace por dinero, que no es Roman Abramovich (Chelsea) o Mansour bin Zayed Al-Nahyan (Manchester City), y que su intención es devolver al Inter la gloria que le pertenece a la familia neroazzurri. “(Massimo) Moratti —anterior propietario del club—, ama más el dinero. Él es todo lo contrario”, aseguró el lunes Entong Nursanto, director del principal diario deportivo de Indonesia y amigo de Thohir, a la La Reppublica. “Soy un idealista”, recalcó el propio empresario, que ahora estudia la construcción de un nuevo estadio y una ofensiva de marketing mundial. Pero lo cierto es que Thohir, nacido en la capital indonesia en 1970, pocos días antes de la muerte del presidente Sukarno, y educado en Estados Unidos, sigue siendo una gran incógnita para el mundo.
Ingenieo y padre de cuatro hijos, es el principal productor y distribuidor de automóviles del archipiélago
De lo que nadie duda es de su capacidad financiera. A Thohir el dinero le cayó del cielo como las hojas de un protector árbol genealógico. Su padre, Tri Nugraha Thohir, era el copropietario de Astra International, uno de los principales grupos empresariales del país que nació en 1957 como una pequeña empresa de importación y exportación. Actualmente es el principal productor y distribuidor de automóviles del archipiélago —coopera con Toyota, Daihatsu, y Peugeot—, y tiene negocios en los sectores de la construcción, la agricultura, la máquina herramienta, los servicios financieros y las tecnologías de la información. Según las cuentas oficiales, el año pasado Astra tuvo un beneficio de 19.400 millones de rupias (1.251 millones de euros), un 9% más que en 2011. A su lado, el Inter de Milán es calderilla. Por si fuese poco, a su hermano mayor, Garibaldi Thohir, tampoco le ha ido mal en la vida: Forbes le atribuye una fortuna de casi mil millones de euros, que ha amasado gracias a la minería y a la banca de inversiones.
Los equipos de Erick
Empezó como ‘hobby’ paralelo a Mahaka, su grupo empresarial. Pero el imperio deportivo de Erick Thohir ya ha alcanzado una dimensión considerable. Empezó creando dos clubes de baloncesto, el Satria Muda y el Mahaputri. Después compró el Indonesia Warriors (baloncesto) y un equipo de fútbol, el Persib Bandung. En 2011 saltó a la NBA con la compra del Philadelphia 76ers y el año pasado se hizo con el DC United, de la Major League Soccer estadounidense. Ahora ha comprado el 70% del Inter de Milán.
Pero, a pesar de todo, Thohir, padre de cuatro hijos, se niega a vivir cómodamente a la sombra de su apellido. Tras su regreso a Indonesia en 1993, convertido ya en ingeniero de telecomunicaciones y con un máster de la National University of California en Comunicación y Marketing bajo el brazo, decidió crear su propio imperio alejado de los negocios de la familia. “Si haces algo nuevo, puedes crear un mercado o seguir al resto. Yo no quiero seguir a nadie”, confesó a Forbes Indonesia. Así que, tras la crisis financiera que dejó Asia temblando, y junto a otros socios, en 1998 Thohir puso en marcha el Grupo Mahaka, un gran conglomerado de empresas que actualmente incluye periódicos —entre ellos el diario musulmán de mayor tirada, Harian Republika—, revistas, radios —Gen FM es la más escuchada en la capital—, cadenas de televisión —algunas dedicadas íntegramente al deporte—, y otras empresas de los sectores de la publicidad y el ocio. La compra de clubes deportivos es solo un hobby que, poco a poco, va integrando en su creciente negocio de prensa.
“Creo en la seriedad, el trabajo duro, y la transparencia. Mi padre me enseñó a crearme un buen nombre, y del baloncesto he aprendido a trabajar en equipo y a diseñar estrategias rápido”, aseguró el nuevo propietario del Inter de Milán en una entrevista con el Jakarta Post. El equipo italiano es su adquisición más sonada, pero no es, ni mucho menos, la única. Poco después de fundar Mahaka creó una escuela de baloncesto que lleva el nombre de la empresa, y dos equipos del mismo deporte: el Satria Muda —masculino— y el Mahaputri —femenino—. Luego comenzaron las compras en casa: el Indonesia Warriors, y su primer equipo de fútbol, el Persib Bandung.
Pero la ambición de Thohir iba, como la del país —considerado una de las promesas económicas del Next Eleven— mucho más allá de sus fronteras. A finales de 2011, la experiencia adquirida en esos modestos clubes le dio el coraje suficiente para convertirse en el primer asiático que entra, con un 15% valorado en 21 millones de dólares, en el accionariado de un equipo de la NBA estadounidense: el triple ganador de la competición Philadelphia 76ers. A principios del año pasado volvió a sacar de paseo la chequera al otro lado del Pacífico y le dio un puntapié al fútbol estadounidense: 50 millones de dólares lo convirtieron en accionista principal del D. C. United, un equipo de la Major League Soccer.
Según Forbes, ambas inversiones han sido fructíferas en el plano económico, y los seguidores de ambos clubes han visto mejores resultados. Lo mismo sucede con el resto de los equipos que posee Thohir. “Entré en Satria Muda en 1999 y, desde entonces, el club ha ganado seis ligas. Vimos la oportunidad de entrar en la Liga de Baloncesto de la Asean —Asociación de Estados del Sudeste Asiático—, y lo hicimos. Porque hay que pensar a lo grande. Pero jamás había soñado con tener un equipo en la NBA”, explicó al Jakarta Globe poco después de hacerse con el Philadelphia 76ers. La pregunta ahora es: ¿Cuál será el siguiente club que caiga en sus manos?
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