Lorenzo logra la cuarta victoria consecutiva y ataca el liderato de Rossi
La constancia del piloto de Yamaha le deja a un punto del italiano en la general. Caída de Márquez
Decidió dejarse de inventos. Optó por no buscar más y quedarse con lo que tenía, que era una trazada limpia y una finura en las maniobras propia del más brillante delineante. Y como, además, se esforzó también por no pensar más de la cuenta encima de la moto, el pilotaje de Jorge Lorenzo terminó abocando una hoja de tiempos digna del robot más preciso. Como si fuera una máquina y no un chaval nacido en Palma de Mallorca el que se montara encima de esa Yamaha tan completa. La fusión del piloto y la moto es tan perfecta a estas alturas del campeonato que el español ya suma cuatro victorias consecutivas. Y lo logra por primera vez en su vida. El cómo no distó mucho de lo visto en las anteriores citas.
No le importa a Lorenzo no ser el más rápido a una vuelta, no le preocupa no ser capaz de hacer la pole position, porque le basta con ser el más constante, el más regular, el que mejor gestiona el desgaste de los neumáticos, y, especialmente, el más competitivo con el depósito lleno, el que mejor se entiende con el embrague, el que mejor arranca en cuanto se apaga el semáforo. Y así, desde la primera curva a la última, va imponiendo su ritmo hasta aniquilar lentamente a cualquier rival.
Para ganar el título tenía que arriesgar. Podría haber sido más conservador y ser tercero a 20 segundos, pero ese no es mi estilo” Marc Márquez, piloto de Honda
Su primera víctima en el circuito de Montmeló fue un ambicioso Marc Márquez. Quiso el de Honda suplir con su talento lo que la moto todavía no le da. Y volvió a tensar la cuerda más de la cuenta. Y la cuerda se rompió. Otra vez. Se puso pronto a rueda de Lorenzo, pues sabía que en cuanto le diera unos metros de más aquel se escaparía. Hizo esfuerzos por llevar la moto con toda la finura de la que es capaz, consciente de que la máquina, agresiva, discutidora y cabezota, no le hace mucho caso últimamente. Pero aún así, cada frenada era un suplicio. Lo era especialmente esa al final de la contrarecta que da paso a la curva de La Caixa, en la zona del estadio, esa en la que tantos errores ha acumulado el de Cervera en su carrera –que le pregunten al joven Pol Espargaró del 2012– , y allí fue donde se dejó otra carrera más.
Márquez erró en la frenada (vuelta tres) y para evitar golpear la moto de Lorenzo se abrió y se fue largo, con tan mala suerte que tanto él como su moto terminaron en la grava. “No me arrepiento. Mi plan para ganar el título pasaba por arriesgar. Podría haber sido más conservador y ser tercero a 20 segundos, pero ese no es mi estilo”, declaró. Fin de la historia. Fin del Mundial. Pues tras caerse también en Mugello dos semanas atrás ya está a 69 puntos del líder, Rossi.
Fue Valentino la segunda de las víctimas de este Lorenzo en busca de la perfección. Imposible pelear con él si uno no llega al domingo con los deberes hechos. Y eso es lo que le ocurre al italiano, un auténtico depredador en carrera que, sin embargo, se duerme los sábados. Clasificarse mal, en la tercera fila habitualmente, le penaliza en la primera parte de las carreras. El esfuerzo y los segundos perdidos en intentar remontar posiciones terminan por hacer inútil su constancia en la pista. Cierto es que es capaz de rodar al ritmo de su compañero de equipo en la segunda mitad de la prueba, pero si llega a su altura, como ocurrió en Montmeló, puede ser ya demasiado tarde. Sobretodo si el mallorquín es capaz de recuperar la velocidad que se dejó por el camino y volver a rodar dos o tres décimas por vuelta más rápido, como hizo en este Gran Premio de Catalunya. Avisado de que Rossi se le acercaba, Lorenzo imprimió un ritmo todavía mayor en las últimas vueltas, así de cómodo se siente con su M1. Así gana. Pura constancia.
Pedrosa, mucho más lento que sus colegas, pero emocionado por cerrar una buena carrera en casa, fue el superviviente del día en una jornada en la que se sucedieron las caídas. Prefirió el de Castellar del Vallés reducir el ritmo y asegurar el tiro antes que terminar donde otros lo hicieron, en el suelo. Fue el caso de Crutchlow, de Pol Espargaró, de Dovizioso, o de Aleix Espargaró, que cayó a falta de cinco giros. Mal final para su primera pole con Suzuki.
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