Las lesiones amenazan la cosecha de medallas de Mireia Belmonte
La nadadora española ve peligrar los títulos en los Mundiales de Kazán debido a que las inflamaciones en los hombros le impidieron prepararse al máximo
Las inflamaciones que sufre en los hombros amenazan con dejar a Mireia Belmonte fuera de los podios en el Mundiales de Natación que se celebran en Kazán la primera semana de agosto, prueba definitoria en la preparación de los Juegos de Río. “Si Mireia gana una medalla podrá decirse que hizo unos Mundiales extraordinarios”, asegura su entrenador, el francés Fred Vergnoux.
La mejor nadadora española de todos los tiempos se había convertido en una de las más claras aspirantes al podio en las pruebas de 200 y 400 estilos y 200 mariposa. En 200 mariposa, especialmente, su poderío parecía inigualable. Así lo anunciaba su progresión hasta el año pasado en los Europeos y en la Copa del Mundo, después de colgarse dos platas olímpicas en 2012, y un bronce y dos platas mundiales en 2013. La efervescencia declinó hacia el final del invierno, justo en el momento en que los entrenamientos se saturaban de horas de sesiones de agua y gimnasio. En la parte más dura del recorrido, después de dos concentraciones en la altura de Sierra Nevada, los hombros de Mireia empezaron a quemar.
Cuando bajó a Málaga a competir por las marcas mínimas en el Open de España, en la última semana de abril, el dolor era muy intenso. Mireia consiguió clasificarse en primer lugar en las carreras de 200 y 400 estilos, 1.500, 800 y 400 metros libre, y 200 mariposa. Sufriendo.
Las marcas resultaron excelentes, considerando que su cuerpo estaba endurecido por el trabajo de carga, sin haber iniciado la puesta a punto para competir. Pocos, aparte de su familia, sus compañeros y su entrenador, supieron que además sus hombros comenzaban a darle serios problemas. Padecía una bursitis en ambas articulaciones. Las bolsas que recubren los tendones y los huesos facilitando el movimiento se habían llenado de líquido sinovial. Cada gesto amenazaba con un crujido y una punzada.
No todos los deportistas poseen la misma resistencia al dolor. Mireia siguió entrenándose con dificultades un mes más después del Open. Hasta que el 3 de mayo sintió que no podía ni alzar los brazos con naturalidad. “Me dolía hasta cuando me ponía el gorro”, dijo.
"Mireia hace más de 500.000 ciclos con cada hombro por año. La articulación no está diseñada para eso", dice el médico
La noticia llenó de preocupación a los directivos de la federación española. Un médico que trabaja con los nadadores del equipo nacional, que prefiere el anonimato, explicó que la bursitis de hombro suele ser una dolencia frecuente en la elite. “Los nadadores olímpicos hacen una media de 500.000 ciclos de brazada por año”, explica el doctor; “esto supone que Mireia, que entrena más que la media porque prepara pruebas de resistencia, hace entre 500.000 y un millón de ciclos con cada hombro por año. La articulación no está diseñada para estos movimientos. El desgaste es inevitable”.
Las inflamaciones se curan con reposo. Los médicos le recomendaron parar. Mireia permaneció inactiva durante cuatro días. Luego volvió al agua y a las tareas de recuperación con fisioterapeutas. Los especialistas que monitorizaron su curación en el CAR de Sant Cugat optaron por seguir un tratamiento activo para evitar que el organismo perdiera lo que se conoce como “memoria” del entrenamiento. Poco a poco, Mireia añadió más metros de agua a su rutina, más natación, y más intensidad. Esta semana se la vio feliz de visita en Madrid, donde recibió el premio Diálogo a la Amistad Hispano-Francesa junto con Zinedine Zidane. Según Vergnoux, la nadadora ya se ejercita al 80%.
Mireia espera recuperar el ritmo normal este fin de semana, coincidiendo con el inicio de otra concentración de 20 días en Sierra Nevada. Pero el tiempo perdido, esos dos meses obligada a trabajar por debajo de su nivel, supone un obstáculo difícil de salvar. La natación, como el atletismo, exige una medición detallada de los esfuerzos con el propósito de llevar el cuerpo al otro lado del umbral de resistencia. Una semana de parón puede ser irrecuperable. Vergnoux considera que la puesta a punto para Kazán nunca será perfecta sin esos días que Mireia debió dedicar a la curación.
“Ahora, obtener una medalla en Kazán supone un gran desafío”, dice Vergnoux. Su discípula tendrá 25 años en los Juegos de Rio. Ninguna campeona olímpica en sus especialidades tenía esa edad cuando se colgó el oro, a excepción de Michelle Smith, que dio positivo.
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