Chile gana sin brillo a Ecuador
El equipo de Sampaoli logró superar con unos intermitentes Vidal y Alexis a un oponente que supo imponer el físico (2-0)
Se hizo esperar, pero la fiesta americana del balón ha comenzado ya con una victoria del anfitrión. La ciudad de Santiago madrugó para terminar pronto la jornada y zambullirse en la marea roja que atascó las inmediaciones del Estado Nacional. Había miles de aficionados haciendo cola cuando comenzó la ceremonia de inauguración y seguía habiendo miles de aficionados veinte minutos después, cuando los fuegos artificiales señalaron el comienzo de la Copa América más esperada de los últimos tiempos.
La ceremonia comenzó con una recreación en vídeo de la capital chilena, en el que un ciudadano en medio de la calle se encuentra un balón y comienza a dominarlo. Un puntapié desata después un viaje mágico a los 12 países presentes en el torneo, propulsado por un espectacular equipo de acróbatas y un equipo lumínico dirigido por el español Hansel Cereza, fundador de La Fura dels Baus. Concluido el espectáculo, la presidente chilena, Michelle Bachelet, puso su mejor cara y dio por comenzado el evento desde el palco: “Esta es una fiesta de Chile y América”.
Los primeros diez minutos del partido dieron una impresión engañosa: con Alexis como único punta y un explosivo Valdivia de enganche, Chile podría haberse puesto por delante en al menos dos ocasiones. El mago dio un curso comprimido de fútbol que terminaría (como suele ser desgraciadamente habitual) antes de lo deseado. Pasados unos minutos, Ecuador se recompuso, cedió la posesión y confío en la velocidad de Jefferson Montero y el rápido despliegue de las puntas para escapar a su teórico papel de víctima propiciatoria: la Tricolor es el rival al que más veces ha derrotado Chile en la Copa América y también a la que más goles le ha anotado.
En el minuto 21 Bravo se vio obligado a intervenir por primera vez. No sería la última. Vidal, con molestias en la cadera, trataba de incorporarse por sorpresa como segunda punta, pero los hombres de Gustavo Quinteros ya se habían fortificado atrás. Díaz se convirtió en el motor del equipo cuando Valdivia bajó el ritmo, bien resguardado por el discreto y sólido Aránguiz. Chile dominaba el balón, como le gusta, pero jugaba horizontalmente. En el descanso acumulaba ya tres partidos y medio con un solo gol. Sampaoli volvió a su libreto inicial.
Tras el descanso metió a Vargas, su delantero fetiche (suplente ante su mejorable estado de forma) como segundo delantero y recuperó el esquema de los dos últimos años. Chile no podía acercarse al arco de Domínguez, pero contaba con el talento impredecible de Sánchez. El público estaba más callado: la contienda se había emparejado definitivamente y algunos se preguntaban qué sería del partido si Ecuador pudiese haber contado con Antonio Valencia y Felipe Caicedo.
Chile continuó su acoso sin mordiente, con un Alexis desesperado por desequilibrar la balanza y ponerse el partido al hombro, hasta que en el minuto 65 un penalti absurdo de Miller Bolaños a Vidal fue aprovechado por el propio centrocampista de la Juventus para provocar el primer grito colectivo de la competición. (A la postre sería elegido figura del partido, discutiblemente). En plena algarabía, Matías Fernández sustituía a un cansado Valdivia tres minutos después. En el 74 vio una amarilla por fingir un penalti; sería expulsado en el 93 por segunda amarilla y no pasará una buena noche.
En el último tercio del partido Ecuador impuso su físico y metió el miedo en el cuerpo al público local. Chile no tenía el control del partido. Podían oírse las voces de los jugadores desde la tribuna. Entonces, en uno de esos minutos bipolares a los que el fútbol es tan proclive, Enner Valencia cabeceó al larguero una pelota con Bravo batido y en la jugada posterior Alexis condujo el balón por el centro para ceder magistralmente a Vargas, que remató desde la izquierda.
El jugador del QPR inglés se reconciliaba con el gol después de una temporada con pocos minutos ratificaba con un tanto más (van 17) su condición de máximo anotador en la era Sampaoli. El estallido aseguró una noche jubilosa en Santiago y obliga a Ecuador a ganar dos partidos factibles contra Bolivia y el segundo equipo de México. Pudo haber hecho más, pero cometió un penalti innecesario y decisivo. Como en 2007 y 2011, Chile empieza la Copa con una victoria.
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