Agresión, lágrimas y esperpento en Girona
La afición gerundense, airada por el ascenso frustrado, agrede al linier tras anular un gol a falta de un minuto, se anula el partido y la federación exige acabarlo media hora después
Todo parecía listo para el ascenso, con el Girona por delante y a falta de cuatro minutos para la conclusión y para la gloria, para la gesta de un club que podía subir por primera vez en su historia a Primera División. Pero Caballero se elevó por encima de todos y cazó un balón colgado al punto de penalti y lo remató de cabeza, picadito y a contrapié del portero Becerra. A gol. Todo un mazazo del Lugo y un hachazo para el Girona, que perdió los nervios y la compostura al final, cuando Lejeune replicó en el área opuesta con un testarazo que también embocó a gol. Era el tanto de la victoria, del ascenso, pero el linier lo invalidó de forma correcta porque era fuera de juego. Y ahí explotó el estadio y también el banquillo del Girona al completo, que saltó como un resorte para protestar sobre el juez de línea de mala manera. Y con el tumulto creado, un espectador lanzó una botella de agua llena que le alcanzó de pleno al auxiliar en el cuello. Suficiente para que el colegiado Sánchez Martínez decidiera suspender el encuentro a falta de un minuto y medio. Pero el esperpento no se quedó ahí.
Con los nervios a flor de piel, los jugadores del Lugo y del Girona se buscaron y se encontraron con empujones, malas palabras y se desconoce si algo más, tapados por la lona del túnel de vestuarios. “¡Manos arriba esto es un atraco!”, gritaba enfurecida la muchedumbre, también alimentada por la gresca de los futbolistas. “¡Tongo, tongo!”, proseguían desde las gradas. En ese momento, sin embargo, los jugadores del Girona se dieron cuenta del destrozo, del calentón, y desparramaron lágrimas e impotencia para tumbarse al suelo, definitivamente vencidos.
El árbitro rectificó y decidió que debía disputarse el medio minuto que faltaba cuando Setién, el técnico del Lugo, ya estaba dando la rueda de prensa oficial
“El árbitro ha dado por finalizado el partido. No creo que se tenga que jugar. La situación estaba complicada porque faltaba un minuto y pueden pasar muchas cosas. Lo más aconsejable era finalizarlo. No sé cómo quedará…”, se arrancó ya en la rueda de prensa posterior Quique Setién, técnico del Lugo; “es que se ha calentado porque los jugadores del Girona lo tenían en la mano y no lo han podido hacer. Nosotros hemos competido hasta el final que era nuestra obligación…”. “¡Para, para!”, le cortó un periodista; “que se tienen que jugar los 40 segundos”. Y Setién, con el semblante de asombro, se levantó. Surrealismo absoluto, fútbol de pandereta. “Han llamado desde la federación y han exigido que jugáramos lo que faltaba. Nada más”, comentó al final Setién.
Así, media hora después de la interrupción, ya con el estadio semivacío porque los aficionados se habían ido a casa, se reanudó el encuentro. Insultos para el trío de colegiados; ánimos para los jugadores del Girona, que volvían a calentar sobre el césped. 90 segundos después, el árbitro levantó los brazos y pitó el final para correr hacia los camerinos. No les dio tiempo a los jugadores a llorar porque la afición, para rematarlo, saltó en masa al campo para consolarles y, de paso, crear una manifestación esporádica.
“¡Manos arriba, esto es un atraco! ¡Manos arriba, esto es un atraco!”, gritaron todos delante del túnel de vestuarios al tiempo que desde la megafonía solicitaban que regresaran a sus localidades. No hicieron ni caso. “¡Puta Betis!”, prosiguieron, a modo de queja porque la victoria del Sporting sobre los verdiblancos les quitó la segunda plaza. “Echarnos la culpa a nosotros es excesivo. Nosotros hemos hecho lo que debíamos, que era dejar el prestigio del Lugo en lo más alto”, resolvió Setién; “la culpa es del Girona por no haber metido más goles. Y todo lo que se quiera ver que no sea esto, es sólo rabia. No íbamos primados”.
Todo un esperpento que acabó con el empate del Lugo y el Girona como tercer clasificado y, por lo tanto, equipo que disputará el playoff. Queda por ver la sanción que le imponen desde la Liga al club porque la agresión sobre el linier y la invasión a buen seguro que tienen represalias y probablemente no sólo económicas, quizá el cierre de las puertas del estadio.
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