El Valencia iguala la serie ante el Madrid en un partido bravo

El Valencia igualó la eliminatoria de semifinales ante el Madrid y le arrebató el factor cancha tras imponerse 89-93 en el Palacio. El segundo asalto de la serie comenzó siendo un vibrante partido de baloncesto y derivó en una oda al frenesí competitivo. Un elogio a la bravura que encumbró al conjunto naranja gracias a las asistencias de Van Rossom, los rebotes de Harangody y los puntos de Dubljevic y Nedovic. El equipo de Durán, con las bajas de Loncar y Pau Ribas y los achaques de Rafa Martínez, firmó la tercera derrota en casa esta temporada del campeón de Europa, tras las intrascendentes concedidas ante el Unics Kazán y el Manresa, y afiló el colmillo que mostró el pasado jueves. Esta vez no bastó con la fe y la pasión de Llull (28 puntos, con 7 de 17 en triples; 7 asistencias y 29 de valoración) ni con el carácter de Nocioni y Felipe para atajar un parcial de 2-24 en la frontera del primer y el segundo cuarto que dio vuelo a los visitantes hasta la victoria final. El tercer episodio, este martes a las 21.00 en La Fonteta.

Los de Laso lo intentaron hasta el último suspiro y Felipe falló, con 89-91, el lanzamiento que hubiera llevado el partido a la prórroga, pero el esfuerzo de la persecución lastró a los madridistas y reveló la pujanza de su rival. Se le destartaló el guion al Madrid que lanzó 40 triples (14 de 40 de tres; 18 de 27 de dos) en una asimetría contable que evidenció el ofuscamiento del líder de la Liga en un partido ciclotímico.

Desde el salto inicial ambos equipos se lanzaron a tumba abierta a por la victoria en un vigoroso ejercicio competitivo que convirtió la pista en una mezcla de velódromo y cuadrilátero. El Madrid golpeó primero con el vértigo y la contundencia de Llull. Nueve puntos del base menorquín en los primeros cinco minutos, con un 3 de 3 en triples, y otros dos bingos de Carroll desde el 6,75 pusieron en órbita a los blancos. Pero el Valencia primero resistió la embestida y después lanzó un órdago de proporciones memorables. El demarraje lo protagonizó Nedovic con una excelsa demostración de puntería. En el minuto siete, el marcador reflejaba un 20-17 a favor del Madrid tras un triple de Carroll y el joven serbio de 24 años, que acababa de saltar al parquet, reclamó los focos y anotó siete puntos consecutivos que hicieron perder el paso al equipo de Laso antes del segundo asalto. Harangody, Vives y Dubljevic se sumaron al asalto del Palacio y la sacudida dejó tiritando al campeón de Europa: un estratosférico parcial de 2-24 en seis minutos que descosió al líder de la Liga (22-41, m. 13). Por el camino, el Madrid había perdido la hoja de ruta, la fluidez en ataque y el oremus en defensa en un zarandeo desconocido esta temporada para el elenco blanco.

Laso comenzó a buscar la tecla que subsanara el cortocircuito y recurrió a un quinteto de especialistas en emergencias. El técnico reclutó a Rivers, Maciulis, Nocioni y Slaughter junto a Sergio Rodríguez para levantarse de la lona. Paladas de cemento para levantar el dique en defensa que atajaron la furia anotadora del Valencia y rebajaron la fiebre de los locales. Aparecieron las canastas y los gritos de Nocioni para enardecer a las masas, aterrizó Mejri para alterar el guion y los biorritmos en la pintura y llegaron los puntos de sutura (37-45, m. 18). Pero siguió firme el Valencia con otra vuelta de tuerca en defensa y en ataque (43-58, m. 22 tras un triple de Van Rossom). El choque ganó fibra y músculo, aspereza y decibelios y en el territorio de la bravura apareció Felipe Reyes. Nueve puntos del capitán madridista en ese tramo unidos a los rebotes de Ayón reactivaron la persecución. Los dos equipos apretaron los dientes y la tensión explotó mediado el tercer cuarto. Dos técnicas al banquillo visitante, con punterazo de Carles Durán a la pelota incluido, pusieron el partido en ebullición.

Era el ecosistema ideal para Sergio Llull y en mitad del caos, en el enésimo arrebato de pasión de su ardoroso currículo, el base de Mahón dejó a su equipo al borde de la remontada con un triple inverosímil sobre la bocina que daba fin al tercer cuarto. La primera canasta del acto final, un triple de Nocioni, completó el reenganche del Madrid (74-73, m. 31). Sin embargo, la persecución había agotado el depósito de los blancos que sucumbieron al último estirón de los naranjas. El triple pasó de ser salvación a ser condena por obcecación. Nueve de los 11 ataques posteriores terminaron desde el 6,75. Faltó tino y, con defensa, rebote y garra, el Valencia se llevó el premio (81-91, a 1m 50s del final). La furia de Llull y sus 28 puntos no bastaron: 1-1 y la eliminatoria viaja a Valencia.