Atlético-Barcelona: Tornas cambiadas en la Liga

Carles Rexach, exjugador, exentrenador, exdirector deportivo y exasesor, hoy miembro de la comisión técnica, siempre oráculo del Barça, sostiene que para saber sobre la suerte del equipo azulgrana alcanza con observar hacia dónde sopla la hinchada ante la pelota puesta sobre la raya de gol de la portería contraria del Camp Nou. Hace justamente un año, el 17 de mayo de 2014, la gent blaugrana tenía muy poca confianza en el Barça a pesar de que le valía con ganar al Atlético para ser campeón de Liga. No se animó ni con la diana inicial de Alexis, ni con las lesiones de Diego Costa y Arda Turan y ni siquiera protestó cuando se anuló un tanto legal de Messi. Al Atlético le valió un cabeceado en un córner de Godín para cantar el alirón en el Camp Nou: 1-1. Un resultado lógico si se atiende a que los azulgrana no pudieron ganar ni uno de los seis partidos disputados contra el Atlético, incluida la ronda de cuartos de la Champions, y que el único trofeo conquistado fue la Supercopa. El viento de la afición iba en contra del propio Barça. En un club extremista como el azulgrana, se imponía el fatalismo.

Hoy, por el contrario, se habla de triplete en el Camp Nou. Los guiños del fútbol le conceden precisamente la posibilidad de conquistar su quinta Liga en siete años en el Calderón. Y la tendencia de ahora es opuesta a la de entonces porque los azulgrana han ganado los tres partidos disputados —uno de Liga y la ronda de Copa— contra el Atlético.

Están eufóricos porque domina las áreas por el poderío de Bravo en la propia y en la contraria de Messi, Luis Suárez y Neymar

No temen los barcelonistas a ningún rival, se sienten satisfechos con el entrenador, por más que Luis Enrique asegura que no se pronunciará sobre su futuro hasta que no acabe el ejercicio futbolístico, y están eufóricos con un equipo que, al igual que el año pasado el Atlético, domina las áreas por el poderío de Bravo en la propia y en la contraria de Messi, Luis Suárez y Neymar.

Ausente Valdés —21 tantos encajados en 26 partidos— el portero del curso pasado era en los últimos partidos Pinto, que tomó 12 tantos en 13 encuentros, cifras muy superiores a las que registra Bravo: 19 en 36. Los números de los atacantes todavía han experimentado una mejoría mucho mayor: Messi sumó 28 goles y 11 asistencias con Martino de entrenador mientras que hoy, reubicado como extremo derecho, suma 40 y ha repartido 18 pases de gol en la Liga. Neymar ha pasado en una temporada de nueve a 22. Y Luis Suárez, el 9 clásico desde octubre, totaliza 16 y 14, menos que el chileno Alexis: 19 y 10.

La estrategia dejó de ser un factor en contra para jugar a favor; el físico de los jugadores es envidiable, nada que ver con el dispuesto por los técnicos argentinos, y la organización —pese a que el entrenador es también primerizo— resulta estable después de que se haya equilibrado la aportación de los medios, sostenidos también por un rejuvenecido Alves y un excelente Piqué. La dinámica es tan positiva que desde el 4 de enero el Barça sólo ha concedido un empate —Sevilla— y dos derrotas —Málaga y la última, intrascendente, en Múnich—, nada que ver con los empates que cedió el curso pasado con el Getafe y el Elche antes de enfrentar al Atlético.

Animada por la resurrección de Messi, que le ha marcado 22 goles al conjunto rojiblanco —18 en 17 partidos de Liga—, la hinchada del Barça sopla para que la pelota entre en la meta del Atlético.