Contador, de rosa en el Abetone
El español ataca en el primer final en alto para vestirse de líder, como había logrado en sus dos anteriores Giros
Puccini se retiraba a pasear por los empinados senderos de los bosques del Abetone en las montañas de Toscana, y en Boscolungo, donde tenía una casa, se inspiraba en el silencio de la soledad y en el olor a resina y verde. E lucevan le stelle (Y brillaban las estrellas), escribió una noche sin luna cuando ya el siglo XX asomaba. El aria la cantaron los tenores que enamoraban a Tosca y más de un siglo más tarde la obedecieron un mediodía de mayo las estrellas inspiradas, ciclistas sudorosos quemados por el sol. Brillaron las estrellas del Giro. Brilló Alberto Contador, que atacó desde lejos, a seis kilómetros de la cima, para acabar con Urán, el más débil de los favoritos la primera semana de un Giro que se corre sin pausa ni respiro, como si fuera la última, sacó otros cuantos segundos al colombiano que no es lo que era (y cuyas dotes contrarreloj teme Contador) y acabó con la maglia de rosa de líder por la que luchó en sprint salvaje de orgullo y soberbia con Fabio Aru, el sardo. En tres Giros ha participado el ciclista de Pinto. En los tres se ha puesto líder, aunque nunca tan pronto como este 2015. En los dos primeros, en 2008 (tras la 15ª etapa, la Marmolada) y 2011 (tras la novena, el Etna), llegó de rosa a Milán, donde se coronó campeón*; en el tercero, el de 2015, no piensa en otra cosa, aunque aún falten 16 etapas para llegar al Duomo.
“Estoy muy, muy feliz vestido de rosa, pero no estaba planeado el ataque”, dijo Contador, uno a quien, sin embargo, le gusta marcar territorio atacando en las primeras llegadas en alto de las carreras que quiere ganar, de todas. “Pero observé que aunque Porte y Aru estaban bien, Urán empezaba a descolgarse y por eso me decidí. El llevar la maglia rosa tan pronto no cambia nada en mi estrategia ni es más trabajo para mi equipo. La vestiré orgulloso mañana, pero si la pierdo, no pasa nada. Lo importante es llevarla en Milán. Esto es solo un aperitivo”. El sábado, segunda llegada en alto, y más dura que el Abetone: Campitello Matese, en los Apeninos del Lazio, junto a Roma.
Esto es solo un aperitivo. No me importaría perder mañana la maglia rosa, lo importante es Milán"
El ataque de Contador frustró a otro colombiano aparte de a Urán, al joven Esteban Chaves, el cuarto corredor del Orica, el equipo ganador de la contrarreloj inicial, que debería haber heredado la prenda rosa después de Gerrans, Matthews y Clarke. Lo habría hecho si Contador no hubiera atacado, o si él hubiera resistido, lo que intentó hasta quedarse seco.
Brilló Contador en el Abetone que inspiró a Puccini, a Bartali, a Coppi y a Charly Gaul, y brillaron las otras dos estrellas designadas del Giro, los que se cree que ocuparán el podio de Milán. Brilló Aru, que respondió con temple al ataque del español y después contraatacó, y brilló Porte, el australiano que perdió el culo y encontró las venas en sus piernas en la soledad de su motorhome de estrella del rock, quien también se sumó alegre al festival de tenores siguiendo el ritmo que marcaba un cuarto invitado, un alavés que ataca como Pantani atacaba en la montaña, de pie sobre los pedales y con las manos en la parte baja del manillar, que se llama Mikel Landa y que trabaja generoso para Aru, su jefe en el Astana.
Landa, quien con pequeños ataques previos en lo más duro (unos metros al 10%) del larguísimo puerto de los Apeninos de Pistoia (16 kilómetros) había contribuido a minar las fuerzas de Urán, hizo un nuevo esfuerzo cuando ya se habían ido los tres grandes, los alcanzó y trabajó de nuevo llevándolos a su rueda con la lengua fuera, preparando el sprint a su Aru, quien buscaba la bonificación que le hiciera líder a él. Le faltaron metros al joven italiano: metros para desbordar al francés Chavanel, el penúltimo resistente de la fuga del día, que logró terminar segundo, y metros para sacar de rueda a Contador. Aru, tercero en el pasado Giro, estaba a 6s del español (la diferencia de la contrarreloj por equipos) y al terminar tercero solo obtuvo 4s de bonificación. Se queda, pues, segundo en la general a 2s.
La etapa la ganó, después de una larga fuga y un sinvivir en los interminables últimos kilómetros un esloveno del Lampre de 23 años, Jan Polanc, un ciclista que promete. Tras Matthews y Formolo (quien ayer no se resignó a quedarse cortado en el segundo pelotón tras el ataque de Contador, y tiró de todo el grupo con genio, lo que aprovechó Urán), Polanc es el tercer corredor nacido en los años 90, una década más tarde que la de Contador, que ha ganado una etapa esta edición. Y el otro ganador, Viviani, es del 89.
*Ganador del Giro de 2011, Contador fue descalificado meses después por el TAS por su positivo por clembuterol en el Tour de 2010.
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