Nadal se pasea ante Ilhan

Eran las dos de la tarde y el sol caía con fuerza sobre Roma, sometida por un manto de calor cercano a los 28º, cuando Rafael Nadal puso el pie sobre la arena del Foro Itálico para medirse al turco Marsel Ilhan. No tuvo excesiva miga el duelo, resuelto por 6-2 y 6-0, después de 74 minutos de juego en los que el español, ahora siete del mundo tras su caída en la final del Madrid Open, sometió a su vez al otomano. Buena forma de comenzar su andadura en un torneo que domina como nadie –siete títulos; solo Djokovic le ha privado de la victoria, en 2008, 2011 y 2014– y que le cita ahora con el estadounidense John Isner (7-6 y 6-4 al argentino Leonardo Mayer).

Buena toma de contacto para Nadal, cuyo objetivo en la ciudad eterna no es otro que seguir adquiriendo sensaciones y conseguir enlazar dos semanas productivas de preparación. Porque, este curso, el de Manacor alterna una de cal con otra de arena. Es decir, cuando repunta y parece que va a despegar, de un día a otro, o de un torneo al siguiente, su juego se diluye. Le ocurrió en la transición entre Montecarlo a Madrid, con la prematura caída en Barcelona, y acto seguido en la Caja Mágica, donde después de firmar una esperanzadora victoria ante Tomas Berdych en las semifinales fue zarandeado por Andy Murray en la última velada.

Cuando haces buenos partidos piensas menos cómo debes jugar; estás cada vez más cómodo"

Pasada página, el español arrancó con fuerza se dio un garbeo por Campo Centrale del Foro. Sin florituras, pero con una puesta en escena firme, sin ningún tipo de grieta. Pese a que Ilhan (87º en la ATP) salió como un toro bravo y estuvo cerca de hacerle un break, enseguida le cogió el punto al encuentro. Replicó con una ruptura y a partir de ahí puso velocidad de crucero. Encontró las líneas y los ángulos, definió su derecha y corrigió ese revés errático que le trajo por el camino de la amargura frente a Murray. Total, un primer parcial sin sobresaltos y un segundo en blanco; un balance global de 92% de puntos ganados al primer servicio y 18 winners.

"Hoy ha sido un partido importante para mí después de jugar mal en la final de Madrid. Tengo una sensación positiva similar a la que dejé antes de esa final", manifestó. "Cuando vas consiguiendo partidos buenos, cada vez piensas menos (...) en cómo jugar. Se va pensando menos en cómo golpear la pelota y se pasa a estar un poquito más cómodo", agregó el balear, que defiende en Roma los 600 puntos logrados el año pasado, cuando fue finalista ante Novak Djokovic.

Ahora llega Isner, "un jugador de los que no te quieres encontrar", el gigantón estadounidense con el que se retó recientemente, en Montecarlo. Un bombardero nato ante el que tendrá que atinar especialmente al resto. Pese al mazo del norteamericano, los precedentes (5-0 a su favor, tres sobre tierra batida) invitan a pensar en el avance, en la progresión continuada que persigue de camino a París.