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Pastore abre la jaula

El elegante centrocampista argentino adquiere galones en el PSG y en la selección

Pastore, en el encuentro ante el Bastia el pasado sábado.
Pastore, en el encuentro ante el Bastia el pasado sábado.MARTIN BUREAU (AFP)

El público de Stamford Bridge presenciaba con gesto incrédulo la eliminación del Chelsea en octavos de la Champions ante un PSG con diez jugadores. Pero mucho antes de que Thiago Silva batiera a Courtois con un cabezazo imperial en la prórroga, la estupefacta afición inglesa ya asistía a una exhibición de clase y entendimiento del juego.

A partir de la expulsión de Ibrahimovic en la primera parte no se jugó el partido que soñaba Mourinho. Se jugó el partido que dictó Javier Pastore. Su vasto repertorio dibujó sobre el pasto londinense paredes, asociaciones cortas, arrancadas y frenos ejecutados con superlativo nivel de elegancia. También tiró caños, pases ciegos, gambetas fulminantes, se ofreció siempre y tocó el balón más que nadie en un magnífico ejercicio de inteligencia aderezado con su inmenso potencial técnico. Una puesta en escena para enmarcar que confirma la evolución de un futbolista desequilibrante y que no sorprendió al técnico argentino Angel Cappa, al que Pastore considera casi su padre futbolístico: "Se adueñó del partido porque juega más allá de la táctica. Está teniendo mayor personalidad y soltura para imponer el fútbol que siente. Actuar en una posición escorada es una jaula para él, que necesita más espacio y libertad. Ahora se anima a abrir esa jaula y expresar el gran fútbol que lleva dentro", afirma Cappa.

"Necesita espacio para expresar su fútbol", afirma Ángel Cappa

Opinión autorizada. Fue el entrenador que propició la deslumbrante aparición de Pastore en la primera división argentina. Pastore se formó en el club Talleres de su Córdoba natal. De adolescente fue descartado en sendas pruebas en el Villarreal y en el Saint Etienne, que dudaron de aquel chico delgado como un palo. Cuando llegó a Huracán con 18 años pasó por un calvario: tras debutar en el primer equipo con el técnico Antonio Mohamed tuvo que estar nueve meses parado por un problema burocrático y una grave lesión de tobillo. Osvaldo Ardiles, que por unos meses dirigió a Huracán en 2007, recuerda cómo el jugador parecía destinado al ostracismo entre la indiferencia general: "al primer entrenamiento me pregunte si el tonto era yo o todos los otros que no se daban cuenta de su talento".

Pastore apenas contó para el siguiente técnico, el ultradefensivo Claudio Ubeda. Pero a finales de 2008 Angel Cappa llega a Huracán, al Globo, en el barrio bonaerense de Parque Patricios. Un enclave que en 1973 alcanzó la gloria cuando Huracán ganó el Campeonato Metropolitano con César Luis Menotti guiando un grupo de extraordinarios jugadores como Brindisi, Babington, Larrosa, Houseman o Avallay: una sinfonía de toque, dinámica y goles que interpretó como pocos la rica esencia creativa del fútbol criollo, y cuyo éxito catapultaría a Menotti al banquillo de la selección. Cappa siempre bebió de esas fuentes. "En el primer entrenamiento, la tercera vez que Pastore tocó la pelota, me sobresaltó. ¿Y este quién es? Un jugador distinto por dominio del balón y concepción del juego. En el primer partido que dirigí a Huracán nos enfrentamos al River Plate, en la despedida de Simeone del banquillo del Monumental. Le dije a Pastore que se soltara, que su futuro no estaba en juego. Y la rompió. Estuvo deslumbrante. Ganábamos cero a tres al descanso. Después le sacaron del campo de una patada. Me llamó Felipe Miñambres, director deportivo del Rayo Vallecano, interesándose por ese chico flaquito que llevaba el número 16. Le dije que lo dejara tranquilo unos meses, que íbamos a pelear por el siguiente campeonato".

Se destapó en aquel Huracán de Cappa que maravilló con su fútbol de toque

Aquel partido terminó empate a tres. Fue el preludio de las maravillas que se verían en 2009 en el "Ducó", el estadio de Huracán, que adoptó el toque como banda sonora y el atrevimiento como forma de vida. Un equipo académico, que combinaba eficacia, convicciones y estética. Sólo un esperpéntico arbitraje en la última jornada del Torneo Clausura 2009, en campo de Vélez, privaría a "los Angeles de Cappa" de ganar el título nacional, pero el reconocimiento popular hacia el juego de aquella orquesta fue colosal. Los grandes de Europa llegaron tarde a la función: ese verano el Palermo pagó siete millones de euros por Pastore, ese flaquito del que Cappa afirma que "inventa una jugada donde no existe". En Italia otro técnico, Delio Rossi, también le dio libertad. El rendimiento del argentino en el club siciliano como mejor asistente de Cavani, fue sobresaliente. El veterano entrenador Corrado Orrico definió con ingenio la capacidad de Pastore para dejar a sus compañeros de cara al gol: "Ve las líneas oscuras del pase".

Dos cursos después de su llegada a Italia el PSG se destapó con una oferta de 42 millones de euros: el fichaje más caro de la historia del fútbol galo. En París siempre pareció estar bajo sospecha por su peculiar y arriesgado estilo de juego: "Yo no soy un jugador que despierta sentimientos unánimes", afirmaba Pastore. "La mitad del estadio me aplaude y la otra mitad me silba. Pero no juego para los que me aplauden. Yo juego para todos". Leonardo, el exdirector deportivo del club francés, fue su principal defensor en las horas bajas, que ya parecen lejanas. Ahora ha ganado regularidad, confianza y jerarquía. Y con menos ataduras tácticas que las que padecía con Ancelotti, que le ubicaba casi a un costado. "Javier es potrero y talento", dice Cappa desde Madrid. "Tiene toda la herencia genética del fútbol argentino y el talento de los mejores jugadores. Se ganó la confianza de la gente y la del técnico, Blanc. Le era igual jugar contra River con 40.000 personas pitando que contra mil en la cancha de Chacarita. Es un chico callado, tranquilo e inteligente que se transforma en la cancha. Cada vez interviene más, y encima te tira un caño de puntera y te desarma. Maneja el engaño: anuncia una cosa y hace otra. Y posee una extraordinaria visión panorámica Sería el socio ideal para Messi: ambos van a una velocidad mental mayor que los demás. En la selección, en cuanto jueguen tres partidos juntos va a ser algo grande. Como para tomar un avión e ir a verlo".

Ahora brilla más que con Ancelotti, quien le imponía obligaciones tácticas y le escoraba a una banda

Esa parece también la idea del seleccionador Gerardo Martino. Messi no jugó los dos últimos amistosos en marzo por lesión. Pastore aprovechó la oportunidad, siendo el mejor jugador en el 2-0 ante Ecuador, con gol incluido. "Es un maleducado del fútbol. Te encara a los ojos y te limpia a tres tipos como si hubiera jugado tres mundiales", dijo Maradona cuando le convocó para Sudáfrica 2010. Con 25 años, aquel cachorro de potrero ha crecido y quiere revancha, porque Alejandro Sabella nunca le tuvo en consideración. Ahora, igual que Laurent Blanc, el "Tata" parece querer abrir la jaula de Pastore, al que tácticamente piensa acomodar como enganche por detrás de Messi y otro delantero. Una fiera bella, elegante e irreverente anda suelta por los Campos Eliseos.

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